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Summary: Yo quiero que los oyentes tengan el corazón para obedecer a Dios antes de pedirle que satisfaga sus necesidades.

OIGA PARA SER OÍDO

Texto: Zc 7.1-14

Propósito: Quiero que los oyentes tengan el corazón para obedecer a Dios, antes de pedirle que atienda a sus necesidades.

Introducción

A todos les gusta ser oídos, cuando hablan con alguien.

¿Cuál es la madre que no se enfada cuando el hijo no le oye?

¿Cuál es el patrón que está satisfecho cuando un empleado no le atiende?

¿Qué marido o mujer no se molesta cuando el cónyuge simplemente le da la espalda?

¿A quién le gustaría estar hablando con alguien y esta persona simplemente retirarse, sin darle respuesta?

Sin duda, a nadie le gusta quedarse sin respuesta, sin ser oído.

Si no nos gusta que alguien deje de oír, necesitamos también oír a los demás.

Aún más cuando estamos tratando con Dios.

Podemos aprender, con este texto del profeta Zacarías, una lección importante sobre la oración.

1. Muchas personas claman a Dios, queriendo ser atendidas.

1.1. Muchas personas piensan que la oración y el ayuno son formas de hacer que Dios realice lo que nosotros queremos (Jr 33.3).

1.2. Muchos enseñan sobre la oración en las campañas de consagración que más parecen fórmulas mágicas para hacer que Dios responda.

1.3. En el tiempo del profeta Zacarías parece que ya había gente así. Algunos fueron de Betel y fue a Jerusalén para clamar a Dios.

1.4. Ellos parecen estar decepcionados por el hecho de no haber sido atendidos, aún, por Dios. ¡Y quieren saber si van a gritar sin ser oídos!

1.5. La oración y el ayuno no deben ser hechos con el propósito de beneficiarse a nosotros mismos, sino a Dios.

1.6. Dios se beneficia cuando nos acercamos a Él, cuando aún más cuando lo honramos, obedeciendo humildemente a su voz.

2. Dios había clamado, pero no había sido oído.

2.1. El profeta muestra que Dios, por medio de los profetas (v.7) y de la Ley (v.12) ya venía clamando hace mucho tiempo, buscando la obediencia del pueblo.

2.2. Dios les pidió que hicieran: practicaran la justicia, la bondad, la misericordia, y se apartaran del mal.

2.3. El pueblo endureció el corazón, dio la espalda a Dios y no oyó a sus profetas: "Pero ellos se rehusaron a prestar atención; y se pusieron las espaldas y taparon los oídos. Endurecieron el corazón y no oyeron la Ley y las palabras que el Señor de los ejércitos había hablado por su Espíritu por medio de los antiguos profetas. Por eso el Señor de los Ejércitos se ha ido mucho. "(Zacarías 7.11-12 NVI).

2.4. Muchas personas van a los templos para oír algo que les llene de alegría, que les consuela, que les estimule. Pero debemos ir a la iglesia para oír a Dios orientarnos como debemos vivir para agradar a Él.

3. Como ellos no oyeron a Dios, Dios no los oyó.

3.1. No sirve de clamar, orar y ayunar, si no estamos dispuestos a obedecer.

3.2. La obediencia es lo que agrada a Dios, más que sacrificios: "El que desvía sus oídos de oír la ley, hasta su oración es abominable." (Pv 28.9). "Dios desprecia hasta las oraciones de quien no obedece a su ley." (Proverbios 28.9 NTLH). "Si alguien se niega a oír la ley, hasta sus oraciones serán detestables." (Proverbios 28.9 NVI).

3.3. Dios advierte que no oirá las oraciones de aquellos que viven en pecado: "Cuando extendáis vuestras manos, esconder de vosotros mis ojos; y aunque multipliquéis vuestras oraciones, no las oir; porque vuestras manos están llenas de sangre. "(Isaías 1.15).

3.4. Hasta el ayuno de los impenitentes serían rechazados por el Señor: "Cuando ayunan, no oiré su clamor, y cuando ofrezcan holocaustos y oblaciones, no me agradar de ellos; antes yo los consumiré por la espada, y por el hambre y la peste. "(Jeremías 14.12).

3.5. Dios tiene placer en la obediencia a su Palabra, más que en cultos ofrecidos sin el corazón puro: "Samuel, sin embargo, respondió:" ¿Acaso tiene el Señor tanto placer en holocaustos y en sacrificios como en que se obedezca a su palabra? La obediencia es mejor que el sacrificio, y la sumisión es mejor que la grasa de las ovejas. Porque la rebeldía es como el pecado de la brujería; la arrogancia, como el mal de la idolatría. Así como usted rechazó la palabra del Señor, él lo rechazó como rey. "(1 Samuel 15: 22-23 NVI).

4. Si queremos que Dios nos oiga, necesitamos oírlo primero.

4.1. Todavía hoy Dios clama. Dios continúa pidiendo que lo amamos de todo corazón y amemos al prójimo como a nosotros mismos.

4.2. Dios continúa pidiendo que lo coloquemos en primer lugar en nuestras vidas, por encima de cualquier otra cosa.

4.3. Dios continúa pidiendo que vivamos de manera de agradarle en todo.

4.4. Si queremos que Dios nos oiga, debemos oír primero su Palabra y obedecer sus mandamientos.

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