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Creados Para Crecer: Los Estorbos Del Crecimiento
Contributed by Wilbur Madera Rivas on Mar 24, 2022 (message contributor)
Summary: Para crecer, fijemos nuestra atención en Cristo.
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Recuerdo la carrera de relevos femenil en un campamento juvenil al que asistí en mis años mozos. Desde el primer relevo tenía nuestro equipo amplia ventaja, así que el último relevo la tenía muy fácil. Con mucha comodidad, la última chica tomó la estafeta y comenzó a correr.
Nosotros, detrás de la meta, ya celebrábamos la victoria porque a todas luces se veía que iba a ganar. En los últimos metros antes de llegar a la meta, a nuestra corredora se le ocurrió mirar hacia atrás para ver cuánta ventaja llevaba sobre su contrincante más próxima, al regresar la mirada al frente, no se percató de una roca en el camino y se tropezó y cayó de una manera muy aparatosa.
A los pocos segundos, mientras ella estaba todavía en el suelo, las demás corredoras llegaron a la meta y nuestro equipo quedó en el último lugar. Por haber desviado la mirada de la meta, se tropezó y cayó.
Esta experiencia me quedó muy grabada, no sólo por la frustración de haber perdido, sino porque fue una gran lección de lo que pasa cuando te distraes de tu enfoque principal, cuando algo diferente a tu objetivo atrapa tu atención de modo que desvía tu energía y tu tiempo en algo que estorba tu desarrollo.
Este mes, en nuestra serie: “Creados para crecer”, hemos estado explorando algunos aspectos del crecimiento en nuestra relación con Dios en Cristo Jesús. Hemos hablado de la necesidad del crecimiento, de la esencia del crecimiento, de los hábitos del crecimiento y hoy cerramos con los estorbos del crecimiento.
Y es que como hemos dicho, el creyente verdadero, crece. Es inevitable el crecimiento cuando se está vivo y sano. Así que todo verdadero discípulo de Cristo puede tener la expectativa y experimentar la realidad del crecimiento.
Por eso, si somos verdaderos hijos de Dios y no estamos creciendo en un momento dado, tenemos que revisar que está estorbando el crecimiento; dónde está aquello que está deteniendo nuestro crecimiento; qué estamos haciendo o qué estamos dejando de hacer que está estorbando el crecimiento; en dónde estamos poniendo nuestra atención que nos está distrayendo de la experiencia del verdadero crecimiento.
Porque podemos estarnos distrayendo en cosas aparentemente buenas y que según nosotros tienen buena posibilidad de impulsar nuestro crecimiento, pero que al final, estén siendo eso, distractores del crecimiento.
Por ejemplo, podemos estar pensando que estar muy ocupados en cosas relacionadas con la iglesia, de manera automática nos harán crecer. Si bien es cierto, que parte de nuestro crecimiento se refleja en el servicio y ministración a otros, el mero activismo eclesiástico puede ser un gran distractor de crecimiento al final de cuentas, porque nos hace pensar que estamos creciendo haciendo muchas cosas para Dios, pero al mismo tiempo, estando muy lejos de Dios.
Otro distractor del crecimiento, paradójicamente, puede ser el estudio de la Biblia. Es muy fácil auto engañarse en pensar que porque he acumulado muchos datos de la Biblia en mi cabeza eso quiere decir que ya soy maduro en la fe. El crecimiento no está en meramente aprender datos de la Biblia, sino volver esos datos, vida diaria en obediencia a la Biblia.
En pocas palabras, es muy fácil encontrar obstáculos del crecimiento aun haciendo cosas que no son necesariamente malas, sino que nuestro corazón se distrae con ellas del verdadero objetivo o meta y al hacerlo, tropezamos y caemos.
Entonces, ¿Dónde está nuestra esperanza? ¿Qué podemos hacer para vencer los obstáculos del crecimiento? ¿Cómo podemos seguir creciendo en nuestra relación con Dios?
En concreto, este día respondemos: Para crecer, fijemos nuestra atención en Cristo.
Para no distraernos con los obstáculos del crecimiento, fijemos ininterrumpida y absolutamente nuestra atención en el Señor Jesucristo. No desviemos la mirada, ni a la derecha ni a la izquierda. No miremos a nadie más, ni a algo más, sino sólo a Cristo Jesús y toda su obra de redención como nos es presentado en el Evangelio.
En pocas palabras, aferrémonos a nuestra unión con Cristo.
El concepto de nuestra unión con Cristo es fundamental para el entendimiento de nuestra vida y fe en el Señor. Es el apóstol Pablo quien expone bastante esta verdad en sus escritos. Es notorio el uso que hace de la expresión “en Cristo” o “en Él” o “Con Cristo”. Esta forma gramatical se encuentra más de 150 veces en las epístolas paulinas.
Decir que estamos unidos a Cristo es declarar que estamos injertados en él, o adheridos a él, arraigados o plantado en él, y que es por esa unión que participamos de él y nos identificamos con él en toda la obra de la redención y en los beneficios de la misma.
Hay tal vínculo entre Cristo y los creyentes verdaderos que todo lo que Jesús ha hecho o completado se aplica a los creyentes casi casi como si ellos lo hubieran hecho. Por eso se habla de los creyentes como que han muerto y resucitado con Cristo, o que son participantes de los sufrimientos de Cristo, que siguen la misma pauta de la vida de Cristo de primero humillación y luego gloria, o que cuando la gloria de Cristo se manifiesta también nosotros seremos manifestados en Gloria.