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Vanidad De Vanidades:poder
Contributed by Wilbur Madera Rivas on Aug 30, 2025 (message contributor)
Summary: El poder envanece, es efímero y descepciona
Esta semana fue noticia nacional y fenómeno viral una lamentable trifulca en el senado de la República entre dos personajes muy conocidos de la escena política del país.
Todos podemos tener nuestra opinión al respecto, quizá apoyando a uno o a otro bando, y la intención aquí no es despertar ningún tipo de debate. Sino simplemente notar la realidad de que el poder es ejercido por frágiles y falibles seres humanos que pueden llegar con facilidad a dejar de usar las palabras adecuadamente para construir y pasar a conductas violentas que solo destruyen y polarizan.
Quizá podemos ser muy severos en nuestro juicio contra uno u otro personaje involucrado, pero cuando hacemos un análisis más sincero de nuestros propios corazones, tenemos que reconocer que muchas veces nosotros no somos mejores.
También nosotros, en las posiciones de poder que Dios nos ha dado, nosotros también en esas posiciones en las que influimos o dirigimos el comportamiento de otros, no siempre tendemos a dar un uso santo y edificante al poder que Dios nos ha otorgado, sino somos negligentes o abusamos de él.
Todos en alguna forma o circunstancia hemos sido dotados de poder para influir en el comportamiento de alguien más. Por ejemplo, muchos somos cónyuges, otros somos padres, somos hermanos mayores, somos dueños de mascotas. Varios somos jefes, supervisores, encargados, responsables de área, otros más somos servidores públicos en alguna dependencia gubernamental, otros somos oficiales eclesiásticos, líderes de grupo pequeño o ministerio y bueno, la lista puede seguir y seguir.
A todos de alguna forma o manera se nos ha otorgado cierto poder, es decir, la capacidad de influir o dirigir el comportamiento de alguien más. Esta es una realidad de la vida humana.
Ahora bien, el problema no está en el hecho mismo del poder, sino en nuestros propios corazones. Porque cuando sacamos a Dios del cuadro, el poder se puede volver algo muy peligroso y destructivo.
Precisamente, en nuestra serie de sermones de este mes, la cual terminamos este día, hemos estado explorando cómo es la vida sin incluir a Dios en el cuadro. Justamente de eso nos habla el libro del Antiguo Testamento llamado Eclesiastés, que hemos estado considerando este mes.
Hoy cerramos nuestra serie: “Vanidad de Vanidades” y hemos visto el enfoque que tiene el libro de Eclesiastés de presentarnos de una manera cruda y sin anestesia, la realidad de la vida debajo del sol.
Esta frase “bajo del sol” tiene ese sentido técnico de referirse a nuestra realidad de la vida humana cuando tratamos de ver y vivir la vida sin considerar a Dios dentro del cuadro. Cuando vemos la vida humana bajo del sol sin tomar en cuenta a aquel que le da sentido y propósito a todo, encontramos que todo es fútil, pasajero, sin sentido, sin propósito, sin gozo verdadero, en resumidas cuentas, te pasas todo el tiempo queriendo atrapar el viento; por eso, esa vida bajo el sol es simplemente “vanidad de vanidades”, es la mayor de las vanidades.
Y el tema del Poder, por su pertinencia diaria, pudiera ser considerado un candidato “bajo el sol” para hallar sentido a la vida misma. Y de hecho, es posible que lo estemos viendo ahora mismo de esa manera.
Entonces, Eclesiastés, muy a su estilo y forma, nos va mostrar que, aunque parezca ser lo más importante en la vida, el poder tiene su justo lugar y no es el de dar sentido a nuestras vidas. El poder al igual que todo lo demás debajo del sol, es temporal, limitado, fútil, frágil, inseguro. No puede ser nuestro todo y nuestro propósito de vida.
Por eso, este día hablaremos del poder, como esa capacidad que tenemos de influir o dirigir la vida de alguien más, primero describiendo su realidad bajo el sol de acuerdo con Eclesiastés y luego, miraremos cómo nos indica la Escritura que ejerzamos y vivamos en Cristo ese poder otorgado con respecto a los demás, siguiendo por supuesto las pisadas de Jesús. Entonces, primero consideraremos un pasaje en Eclesiastés en el capítulo 4 y luego iremos al Nuevo Testamento a la Epístola a los Filipenses capítulo 2.
Ten, entonces, preparada tu Biblia en estos dos libros de la Biblia.
Primero consideremos el pasaje de Eclesiastés 4 para encontrar tres realidades acerca del poder bajo el sol.
Primero, bajo el sol, El poder es envanecedor.
Dice Eclesiastés 4:13: Mejor es un joven pobre, pero sabio, que un rey viejo, pero necio, que ya no sabe recibir consejos.
Lo primero que hace notar el predicador, el Eclesiastés, es que algo que es indispensable para el ejercicio del poder es la sabiduría. Cualquiera podría pensar que las personas conforme crecen y tienen más experiencias en la vida, crecerían al mismo tiempo en sabiduría. O sea, mientras más avanzado en edad, más sabio. Si así fuera, muchos de nosotros ya casi alcanzaríamos a Salomón, por el número de años que tenemos.