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Summary: Invierte el tiempo para Su gloria

Inversiones- Tiempo

Intro. Imagina que alguien que es muy buena gente, todos los días deposite a tu cuenta $86,400 pesos. Lo único es que al cerrar el día, todo lo que no lo hayas usado, se te retira y nunca más puedes disponer de ello. Si esta fuera la situación ¿Qué harías para usar bien esos 86 400? ¿Qué harías con tanta riqueza? Ahora bien, qué dirías si te dijera que, de hecho, esto no es sólo un supuesto, sino es una realidad en tu vida. Tienes tal riqueza todos los días. Esta riqueza se llama: “tiempo”. Todos los días tienes 86,400 segundos. Y ciertamente, los segundos que no usaste adecuadamente al final día se van para no volver jamás.

Si algo en esta vida es equitativo es precisamente el tiempo. No a todos nos toca la misma cantidad de bienes materiales, no todos tenemos los mismos talentos ni la misma cantidad de los mismos, no todos tenemos las mismas habilidades y características físicas ni todos tenemos el mismo número y calidad de relaciones, pero a todos se nos da exactamente la misma cantidad de tiempo al día. Todos tenemos el mismo número de horas, minutos y segundos al día. Entonces, en el uso del tiempo se vuelve un buen parámetro para evaluarnos como administradores de Dios.

Siendo sinceros, de todos los recursos que tenemos para administrar, el tiempo es, muchas veces, en el que menos pensamos. Podemos pasar todo un día y voltear atrás y ver que no hicimos realmente nada de provecho. Se van los días y semanas y meses y el tiempo se nos está yendo como agua entre los dedos.

De cuando en cuando tienes atisbos de que el tiempo va pasando y no te has dado cuenta. Por ejemplo, cuando te encuentras con un amigo que hace varios años que no veías y te señala a su hijo a quien conociste de bebé….y dices “¿Qué grande ya está?” O cuando en el supermercado la señorita te pregunta si tienes tarjeta de descuento para las personas de la tercera edad. O como mi abuelita que cuando quedó ya acostada imposibilitada de caminar a sus más de 80 años, le preguntó preocupada a una señorita que la cuidaba: “¿Ay Zenaida, cuando tú y mi hija se mueran, quién me va a cuidar?”

Como que hay algo en nosotros que se resiste a tomar con la seriedad que merece el uso de nuestro tiempo y la realidad de que el reloj no se detiene y sigue su paso implacable. Somos más conscientes del uso de los bienes, de los dones y de las habilidades, pero como que el tiempo se nos va y no dedicamos “tiempo” para reflexionar y tomar buenas decisiones al respecto.

Pero la Biblia, siempre es relevante para nosotros y nos alerta de la importancia de vivir una vida que considera seriamente cómo invertirá sus 86400 al día. Y la enseñanza bíblica es que invirtamos el tiempo para la gloria de Dios….Invierte el tiempo para Su gloria.

En Efesios 5:15-17, se nos presentan ciertas pautas muy importantes para todos aquellos que queremos invertir el tiempo para la gloria de nuestro Dios.

En el contexto se hace una afirmación que debe ser nuestro punto de partida: Efesios 5:8 NVI “Ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz”

Es aquí de donde debemos partir. Todo lo que diremos que debemos hacer tiene como punto de partida una realidad espiritual: Nuestra nueva identidad en Cristo. Gracias a la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, todos aquellos que se identifican con él por medio de la fe tienen una nueva identidad. Han experimentado un cambio de identidad: Antes eran “oscuridad”, pero ahora son “luz”.

Así que el “deber ser” no se basa en mero esfuerzo e intencionalidad humana, se basa en una realidad innegable y contundente. Los que están en una relación creciente con Cristo tienen una nueva identidad: son luz en el Señor. Así que si ya estás en Cristo, no te excuses más en cosas como: “Es que mi casa me enseñaron mal”; “Es que este carácter lo heredé de mi abuelo”, “Es que he tenido un pasado tormentoso” y cosas semejantes, porque si bien es cierto que en el pasado eras oscuridad, ahora en Cristo eres luz en el Señor, porque él es luz. Esta es tu nueva identidad.

En consecuencia, dice la Escritura, “Vivan como hijos de luz”. El imperativo está basado en el indicativo. La orden está fundamentada en la declaración de lo que ya eres en Cristo. Compórtate de acuerdo con lo que ya eres. Es decir, que con toda confianza e intencionalidad podemos poner en práctica estas indicaciones porque se nos ha concedido una nueva identidad que se caracteriza, precisamente, por todas estas cosas que se nos piden. No estamos desprovistos o desamparados, sino tenemos todo lo que necesitamos en Cristo para poder vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. Estas son maravillosas noticias de la gracia de Dios en nuestras vidas.

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