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Testigos De La Navidad: Simeón
Contributed by Wilbur Madera Rivas on Dec 26, 2024 (message contributor)
Summary: Sólo en Jesucristo está nuestra esperanza segura que consuela el corazón.
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Hace algunos años, estábamos en la tarde-noche en la oficina de la iglesia y vino una lluvia que no tardó mucho, pero causó que se quedara sin energía eléctrica un buen sector de la colonia.
En seguida, se encendieron las luces de emergencia y como sabemos, normalmente no tarda mucho en restablecerse la energía. (No como era antes cuando era niño que tardaba hasta más de 3 o 4 horas en regresar y teníamos en nuestras casas quinqués preparados para terminar las labores).
Así que sencillamente, nos sentamos a esperar… y extrañamente, esperamos y esperamos. Después de una hora, la batería de las luces de emergencia se agotó y fue quedando todo el edificio en oscuridad.
La verdad no sé a qué hora se reestableció la energía porque me fui a cumplir un compromiso en otra parte, pero este evento me hizo reflexionar en el asunto de la espera y de la esperanza que es muy necesaria en la vida.
Es muy importante tener esperanza porque es lo que nos ayuda principalmente para consolar nuestros corazones ante las dificultades, obstáculos, sufrimientos y desafíos de la vida. Sin esperanza, simplemente quedamos desconsolados.
La esperanza trae consuelo al corazón. La esperanza de sanidad hace que la enfermedad sea más llevadera. La esperanza de volver a ver al ser amado que ha partido, consuela nuestro corazón dolido. La esperanza del cambio de alguien por quien estamos preocupados, nos consuela para seguir insistiendo en apoyarlo. En fin, para experimentar consuelo en nuestros corazones, es importante tener una esperanza segura.
Ahora bien, cuando tienes una esperanza se deben cumplir cuando menos tres elementos: 1. Hay una expectativa basada en un compromiso o promesa. (En el caso que comenté al principio, la expectativa de tener energía eléctrica reestablecida después de un apagón. Estamos acostumbrados a esto, es lo que se supone debe ocurrir).
2. Hay alguien que puede cumplir lo prometido y que tiene el compromiso de hacerlo. (En este caso la CFE, empresa de clase mundial).
3. Entre la promesa y el cumplimiento de la misma existe una espera. Hay que esperar, y no siempre es rápido como en este caso que les comento.
De manera semejante, nuestra esperanza segura que trae consuelo al corazón tiene estos tres elementos: 1. La promesa. 2. Nuestro Dios que cumple y 3. La espera.
Y para hablar de la esperanza segura que trae consuelo al corazón nos referiremos a un pasaje en el evangelio de Lucas capítulo 2. Y con esto estaremos cerrando nuestra serie: Testigos de la Navidad, en la que hemos considerado el testimonio de aquellos que vieron, escucharon y tocaron al Hijo de Dios en su entrada a la tierra.
Hoy reafirmaremos la verdad de que Sólo en Jesucristo está nuestra esperanza segura que trae consuelo al corazón.
En este pasaje de Lucas 2 en adelante encontraremos tres elementos incluidos en nuestra esperanza segura en Jesucristo que trae consuelo a nuestro corazón.
Aquí se nos habla de un hombre que sólo tiene esta mención en toda la Biblia, sin embargo, tuvo un gran privilegio en la vida: Pudo ver cumplida su esperanza y su corazón fue consolado.
Dice Lucas 2:25-26 Ahora bien, en Jerusalén había un hombre llamado Simeón, que era justo y devoto, y aguardaba con esperanza la redención de Israel. El Espíritu Santo estaba con él y le había revelado que no moriría sin antes ver al Cristo del Señor.
Sabemos que un hecho de nuestra existencia como seres humanos es que, a menos que el Señor regrese antes, algún día vamos a morir. Si se cumpliera el deseo de tu corazón, ¿Qué cosas te gustarían ver antes de morir? ¿Que tus hijos se casen? ¿Ver a tus nietos? ¿La boda de tus nietos? ¿Terminar de pagar tu casa? ¿Concluir el proyecto de vida que has iniciado? ¿Ver el fruto de tu esfuerzo hoy?
Este hombre llamado Simeón, mencionado en Lucas 2, que era justo y piadoso tenía una sola esperanza: la redención, salvación, consolación de Israel. Es decir, que tenía la esperanza que Dios cumpliría sus promesas de enviar un redentor para consolar a su pueblo.
A él, Dios le había dicho que no moría sin antes ver el cumplimiento de su promesa de la llegada del Mesías, del Cristo, del Ungido de Dios. Y esta era la esperanza de Simeón.
Nos dice el pasaje de Lucas 2 que aquel día tuvo el deseo de ir al Templo (por supuesto movido por el Espíritu Santo). Ese día también José y María iban a presentar a su hijo primogénito conforme a la ley de Moisés. Y llevaron siguiendo la pauta mosaica, dos tórtolas o dos palominos.
Aquí es importante subrayar que la ley indicaba que el sacrificio por los primogénitos debía ser un cordero de un año y un palomino o tórtola, y se concedía, en caso de no tener suficientes recursos como para poder ofrecer un cordero, que se sustituyera con dos palominos o dos tórtolas.