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Summary: Engrandecer nuestra visión de Dios y lo que Él puede hacer.

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1 Samuel 17 – David mata a Goliat

Objetivo - Engrandecer nuestra visión de Dios y lo que Él puede hacer.

1.Introducción

En el verano fuimos un día al Parque del Retiro para ver la exposición del Titanic que estaba allí durante unas semanas. Era muy interesante para mi saber cuantas pequeñas cosas aparte, desde luego, del gigantesco pedazo de hielo que provocaron el catástrofe aquella noche:

El capitán cruzando demasiado rápido en aguas peligrosas para batir un record,

Un timón demasiado pequeño para mover un barco tan grande con la agilidad suficiente,

Faltando la mitad de los botes salvavidas que eran necesarios,

El vigía que no hacía caso a lo que les esperaba delante y además faltaba prismáticos para poder ver.

Por eso se hundió un barco supuestamente insumergible con la pérdida de unas 1500 almas y fue algo triste ver ahí en la exposición un recordatorio puesto con todos los nombres y las edades de las personas fallecidas.

Yo creo que Goliat, de la misma manera en su encuentro con David, se hundió por muchas pequeñas cosas que no había tomado en cuenta al principio. Entonces espero que de esta historia tan bien conocida podemos aprender algunas cosas para nuestras propias vidas.

2.¿La perspectiva del hombre o la perspectiva de Dios?

Hay un contraste entre estas dos posturas en esta historia.

2.1 La perspectiva del hombre

Por un lado pensamos en Goliat. Goliat vio a sus enemigos, los Israelitas, meramente como siervos de Saúl (v.8) y así pensaba que iban a ser fáciles de conquistar.

Los Israelitas por su parte miraban únicamente el tamaño de Goliat, su altura, su armadura, su apariencia de ‘tipo duro’ (vv.5-7), y le temían. Y el que debería haberse puesto como un ejemplo de valentía, es decir Saúl, de altura desde los hombros arriba más alto que los demás (10:23), él también tuvo miedo (v11).

Por otro lado, si pensamos en David, Saúl al ver a David dice, “Tú eres muchacho y él un hombre de guerra.” (v.33) Nada más que un muchacho. Y por eso le intentó proteger por medio de su propia armadura sin que él mismo tuviera la valentía usarla contra ese hombre. La perspectiva de hombre.

Goliat cometió el mismo error. Al ver a David, ‘le tuvo en poco; porque era muchacho’ (v.42). Goliat vio solo un muchacho, sin espada y con nada más en la mano que un palo, su cayado para pastorear sus ovejas. Para él ganar esa batalla sería fácil – la perspectiva del hombre.

Así que los Israelitas fracasaron desde el principio por falta de fe. Ellos vieron únicamente el gigante y habían olvidado a Dios, su poder y su santidad. Y Goliat ni siquiera pensó en Dios – sólo vio las cosas al nivel humano.

2.2 La perspectiva de Dios

Ahora pensemos en la perspectiva de Dios.

Los Israelitas fueron los representantes de Dios en la tierra y su derrota supondría una deshonra enorme sobre el nombre de Dios. Su existencia en sí como pueblo dio testimonio de lo grande que es Dios, un Salvador con inmenso poder para librar un pueblo entero de las manos de los Egipcios; el Creador dispuesto a hacer un camino por medio de un mar por ese pueblo; El Santo que quiere que su pueblo actúe en su vida corporal e individual conforme a su carácter.

Así que, esta no fue una batalla cualquiera. El renombre del Señor estaba en juego.

Por eso, al ver y oír el grito desafiante de Goliat, David pensaba en todo esto y no en el tamaño ni la fuerza de su enemigo (v.26b). David escuchó que aquí se encontró una criatura que no rendía el homenaje apropiado a Dios, el Señor de los señores.

A lo mejor en este momento el tenía más o menos 17 años. Ojalá tuviera yo una visión de Dios tan amplia cuando tenía 17 años.

Los Israelitas y Goliat la vieron como una pelea desigual entre, por ejemplo Arnold Schwarzenegger y yo, pero para David la situación era exactamente al revés. ¿Quién se creó que era, ese Goliat, para desafiar a Dios, el Señor de todo en una manera tan fea? David se preocupaba más por la gloria y honra de Dios que por su propio bienestar y le molestó un montón la actitud de Goliat. Es una cuestión de perspectiva.

¿Así que, cuál es nuestra perspectiva sobre las cosas que nos enfrentan en nuestras vidas diarias? El miedo a una persona, o bien, a dar testimonio del Señor a otra persona; los pecados que siempre nos vencen; un futuro desconocido y de incertidumbre. Puede que haya muchas cosas que se pueden nombrar.

Sin embargo, en estos momentos de temor o ansiedad ¿de dónde se derive nuestra perspectiva? ¿En el carácter y poder y promesas de Dios o en nuestra debilidad e incapacidad? ¿Nos preocupamos por la gloria de su nombre o por nuestro bienestar?

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