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Summary: Con la fuerza que Dios nos da en su Palabra nosotros podemos enfrentar cualquier peligro y amenaza con confianza.

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La historia de Daniel en el foso de los leones es una historia muy conocida ¿verdad? que hemos escuchado desde muy niños. Como el Rey Darío firmó un edicto que dijo que dentro de treinta días solamente se podía adorar a él y a ningún otro dios u hombre, y si alguien se atreviese adorar a otro dios, sería condenado a la muerte en el foso de leones... Si se acuerdan ¿verdad? Bueno, ahora, voy a volver a leer esta historia que sirve como la base de nuestra meditación esta mañana, y al escuchar esta historia de Daniel en el foso de los leones, quiero que pienses en si tú podrías hacer lo que hizo Daniel en esta historia, si tú podrías mantenerte firme ante la amenaza de la muerte...Entonces, leemos del libro de Daniel 6:10-12 y después 16-23, dice así...

Entonces, ¿qué piensan? ¿Podrías hacer lo que hizo Daniel? Pues, ¿qué tal un ejemplo un poco más reciente? Hace cuatro siglos un pobre monje alemán, Martín Lutero, abrió su Biblia y descubrió que lo que estaba enseñando la iglesia no concordaba con lo que dice la Biblia, y entonces, en su gozo trató de compartir con todos lo que decía la Biblia, pero la iglesia se opuso, porque no quería cambiar lo que había enseñado por siglos, hasta que llamaron a un tribunal para juzgar a este monje alemán. Total que Martín Lutero se encontró ante un tribunal de unos de los líderes más poderosos de su época que se llamaba la Dieta de Worms, y este tribunal presentó a Lutero dos opciones, renegar todo lo que había escrito y dicho en cuanto a la Biblia o estar condenado a la muerte. Imagínense, allí estaba Lutero atrás de una mesa en que estaban todos los libros que había escrito, ante un tribunal que tenía el poder condenarlo a la muerte y ahora tenía que decidir. Entonces, Lutero pidió la noche para pensarlo bien. Y después de una noche que ciertamente pasó en oración y angustia, Lutero se levantó ante este tribunal y les dijo: Si Ustedes no me pueden probar de la Biblia que estoy en error, no puedo ni voy a renegar lo que he escrito. Lo que he escrito, he escrito; así me mantengo; Dios me ayude. Amén. Y con estas palabras fue condenado a la muerte, un criminal que tenía que esconderse para quedarse vivo. ¿Podrías tú hacer esto? Pues hoy vamos a ver que sí, así como dice la selección mexicana, “sí se puede,” pero no por nuestra propia fuerza y valor, sino por dos razones: 1) porque hemos sido hallados inocentes ante los ojos de Dios y 2) porque el Dios todopoderoso nos va a dar la fuerza hacerlo.

I. Porque hemos sido hallado inocentes ante los ojos de Dios

Pues, vemos algo un poco sorprendente en el texto para esta mañana ¿verdad? Que Daniel, al enterarse de lo que había mandado el Rey Darío, fue inmediatamente a su habitación para orar a Dios como fue su costumbre, desobedeciendo el edicto del rey. De hecho ni intentó esconder lo que estaba haciendo, sino que abrió las ventanas dando a todos la oportunidad de verlo. ¿Cómo que no tenía miedo de la ira del rey? O al menos ¿de los leones hambrientos que le esperaban por su desobediencia? Pues Daniel mismo nos dice por qué no tenía miedo: en el versículo 22 dice que ante Dios fue hallado inocente...Fue hallado inocente.

Pues la verdad es que ante el rey no fue hallado inocente, ¿verdad? Aunque el rey realmente no quería condenar a su siervo fiel Daniel, tenía que hacerlo porque Daniel rompió la ley. Pero, ante los ojos de Dios, Daniel fue hallado inocente. Obedeció lo que Dios nos dice en Hechos 5:29: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. Pero, ¿fue tan inocente Daniel? Yo les digo que no...

Fíjense que Daniel era un hombre como todos nosotros, o sea, que era un pecador. No fue perfecto, no fue inocente. Pues, como dijo San Pablo: Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Y dado que fue pecador, merecía el veredicto culpable ante Dios y el castigo eterno en el infierno.

Pero vemos aquí que fue hallado inocente ¿verdad? Fue hallado inocente porque aún en los días de Daniel, quinientos años antes de Cristo, fue un hecho lo que iba a hacer Jesús. Pues, el profeta Isaías, unos siglos antes de Cristo, escribió con mucha certeza lo que iba a hacer Jesús, hasta que lo escribió como ya hubiera acontecido. Escribió: Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Dios declaró a Daniel y a todos los creyentes del Antiguo Testamento inocentes porque iba a enviar un salvador el cual iba a sufrir el castigo de todos sus pecados. Y Daniel al confiar en este hecho, fue declarado inocente...

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