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Summary: No importa quiénes seamos y qué trasfondo tengamos, todos necesitamos creer el evangelio para alcanzar la medida de la rectitud requerida.

En el mes de octubre de 1517, un monje agustino llamado Martín Lutero, colocó sus 95 tesis en la puerta de la capilla de Wittemberg, Alemania, en las que manifestaba su oposición en contra de lo que se enseñaba en sus días respecto a las indulgencias. El problema de fondo detrás de todo esto era: ¿cómo una persona pecadora puede ser admitido o recibido como justo delante de un Dios santo? En otras palabras, ¿Cómo las personas pecadoras, como usted y como yo, pueden aspirar a tener una relación con Dios perdurable y eterna?

En los días de Lutero, la enseñanza oficial era que a través de buenas obras la persona intentara llegar a la medida requerida por Dios para ser merecedor de calificar como justo y de estar con Dios en la gloria. Por supuesto, era importante la fe, se hablaba del sacrificio de Jesús por los pecados, se hablaba del arrepentimiento, pero a todo esto era necesario e indispensable agregarle las buenas obras del individuo para ganar su lugar con Dios.

Entonces, en 1517 la pregunta era ¿Cómo puede ser justificado el ser humano delante de Dios? ¿Cómo puede ser declarado o considerado como justo o recto una persona delante de Dios? ¿Cómo puede la persona llegar a la medida requerida de rectitud o justicia para ser merecedor de la vida eterna?

Martín Lutero, era profesor en la universidad, y entre otras cosas, a través del estudio de la epístola a los Romanos y otras partes de la Escritura, redescubrió un entendimiento un tanto diferente de cómo es que la persona es justificada delante de Dios. Y ese entendimiento fue compartido con muchos otros reformadores, llegando hasta nuestros días como la enseñanza de la justificación sólo por la fe.

Tradicionalmente, en el mes de octubre, las iglesias de corte reformado, como la nuestra, suelen celebrar esta época histórica y los redescubrimientos bíblicos ocurridos en ella y que siguen siendo enseñados hasta el día de hoy en nuestras iglesias.

Por eso, este mes de octubre, estamos recordando parte de nuestra herencia que viene desde la época de la reforma del siglo XVI y lo haremos explorando la epístola a los Romanos y su mensaje en cuanto a la justicia de Dios en la salvación del hombre.

Una buena idea este mes, sería leer varias veces la epístola a los Romanos, aunque, de hecho, si haces tu A solas con Dios, el devocional que ofrecemos como iglesia, estarás leyendo diariamente varios pasajes de esta epístola.

Hay dos cosas que me gustaría comentar de entrada antes de ir al texto de la epístola. Primero, en la epístola se usa muchas veces la palabra “justicia” o “justificación” o “justificar”. Al escuchar la palabra justicia y sus derivaciones quizá nos da la idea de algo relacionado con equidad o dar a alguien lo que merece, algo así como lo que es justo que reciba cada uno de acuerdo con su comportamiento y actitudes.

Si bien, no podemos decir que el uso de esta palabra está totalmente desvinculado de ese sentido, es importante aclarar que el sentido más directo o enfático con el que se usa la palabra “justicia” en la epístola tiene que ver más bien con el sentido de “rectitud”. Justicia, en Romanos, es, más bien, “rectitud”. El justo es recto. Justicia es llegar a la medida de rectitud establecida o requerida por Dios. Es completar el estándar de la rectitud requerida por Dios.

En los parques temáticos donde hay atracciones mecánicas, del tipo montañas rusas, etc., antes de poder ingresar al juego mecánico, hay una especie de regla o medida para que corrobores que tienes la estatura mínima para poder participar en el juego. Entonces, ves a las personas comparándose con la regla, estándar o medida para ver si llegan a la medida, para ver si son aptas o no para ser aceptadas a participar en el juego mecánico.

Haciendo una analogía, algo así podríamos pensar que es la justicia o rectitud en Romanos. La pregunta es ¿Llenas o no llenas la medida para participar? ¿Cómo puedes llenar la medida o el estándar de la rectitud o justicia que Dios requiere para poder ser aceptado en su reino? Recordando también que todo aquel que no llega a la medida, aquel que no tiene la rectitud requerida, recibirá la condenación.

Entonces, esta primera aclaración es importante porque la palabra justicia se repetirá muchas veces en la epístola. Entonces, cuando la escuches o leas, piensa primeramente en rectitud o la medida de rectitud requerida para ser acepto delante de Dios. Y Romanos nos va a hablar de cómo ser considerados justos o rectos delante de Dios, de cómo es que podemos ser aceptados por Dios para estar con él para siempre.

Por otro lado, considero pertinente hacer una segunda anotación antes de ir al texto para comprenderlo mejor. La iglesia de Roma a la que Pablo dirige esta epístola estaba compuesta por un grupo de judíos cristianos que tenían su trasfondo propio de personas crecidas en el judaísmo y otro grupo, quizá mayoritario, de personas de origen no judío con su trasfondo propio del mundo greco-romano. Estos grupos de trasfondos distintos compartían en el mismo cuerpo de creyentes y pues, tenían no pocos problemas. Pablo, entonces, en su epístola quiere dirigirse a ambos grupos para mostrarles la centralidad del evangelio de Jesucristo.

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