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Summary: ¿Por qué la santidad es tan importante? ¿Por qué hablamos de santidad y santificación todo el tiempo? Tristemente, muchos han dejado completamente de predicar y de enseñar que la santidad es totalmente necesaria, y solo la presentan como una “opción agrad

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¿Por qué es tan Importante la Santidad? Hebreos 12:14

El Ejército de Salvación

Mayor Gerardo Balmori

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”.

Introducción: ¿Por qué la santidad es tan importante? ¿Por qué hablamos de santidad y santificación todo el tiempo? Tristemente, muchos han dejado completamente de predicar y de enseñar que la santidad es totalmente necesaria, y solo la presentan como una “opción agradable”. La Santidad es vital para nuestras vidas cristianas. Me gustaría presentarle tres motivos por qué creo que la santidad es tan importante.

1. Porque por nuestra santidad murió Cristo Hebreos 13:12 “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta”

¡Jesucristo sufrió y derramó su propia sangre sobre la cruel cruz, para que podamos ser santificados! Él no murió solamente para que podamos ser salvados de nuestros pecados, sino que murió de modo que podamos ser libres de todo pecado. Él sufrió para poder santificar a Su gente. Si rechazamos la santidad que El nos ofrece, repudiamos lo que El realizó con su muerte sobre la cruz.

La santidad es importante porque Cristo murió por ella. 1 Tesalonicenses 4:3 nos dice cual es la voluntad de Dios, es decir nuestra santificación. En este proceso, el trabajo de la tercera persona de la Trinidad es evidente. Sin el Espíritu Santo, no podemos reconocer a Jesús como Dios.

Hasta que estemos llenos del Espíritu Santo y completamente santificados no somos todo lo que Cristo quiere que seamos. Jesucristo murió por nuestra santificación y esta es la primera razón por la cual es tan importante

2. La naturaleza carnal nos aleja de la santidad Romanos 7:20-24 “Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24 !!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?”

Pablo escribió estos versos que describen su batalla por cumplir con toda la ley del Antiguo Testamento. Aunque él reconoció la naturaleza de pecado en su corazón y él luchó contra ella para tratar de vencerla, nunca pudo, pues luchó en la carne. Muchos cristianos de hoy en día se quedan “estancados” en el capítulo 7 de Romanos, como batallando con sus propias fuerzas. Pablo combatió en contra de la naturaleza de pecado que lo llevaba a hacer cosas que él no quiso hacer, declarando que mientras la naturaleza innata del pecado estuviera su corazón, él no podía triunfar totalmente. ¡Pero en el capítulo ocho el testifica que el pecado ya no lo domina más, porque Cristo lo ha liberado! Debemos ser libres en nuestros corazones de aquella naturaleza de pecado. Los que están en Cristo ya no viven bajo la ley del pecado, sino bajo el Espíritu, es decir el cambio que Dios hace en la persona es “de adentro hacia fuera”, transformando la misma naturaleza del hombre. Solamente entonces, es que el Espíritu Santo tiene el acceso directo a los pecados íntimos y secretos del creyente para que haya una verdadera bendición espiritual.

La segunda razón por qué la santidad es tan importante, es porque nuestra naturaleza carnal debe ser quitada, de no ser así, esta nos acarreará al fracaso y estancamiento espiritual, y no creceremos como cristianos.

La santidad es importante porque quita la naturaleza de pecado de nuestro corazón.

3. Porque es requerida para entrar en nuestra casa celestial. Hebreos 12:14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

Si usted desea hacer del cielo su casa, deberá primero ser santificado. Cuando uno acepta a nuestro Señor Jesucristo, el proceso de la santidad inicia. El Espíritu Santo comienza a echar fuera todo lo que compromete y daña nuestra relación con el Señor. En el cielo, nuestra relación con el Padre será perfecta, por lo tanto santa y libre de todo pecado. La santidad nos prepara para el cielo. Ningún pecado puede ser permitido en el cielo porque el cielo es el lugar santo que no puede tolerar ningún pecado. Esto incluye la naturaleza de pecado en nuestros corazones.

Si no somos librados de aquella naturaleza, el trabajo de Dios no estará completo en nosotros.

Si no permitimos a Dios que nos limpie completamente de todo pecado, estamos obrando en contra de su voluntad, pues El vino para derrotar completamente toda obra de maldad. Gracias a Dios, que él ya ha triunfado sobre el poder de pecado, y ha proporcionado la salvación plena a este quiénes lo desean. Él sufrió para que nosotros podamos ser santificados y hacer del cielo nuestra morada.

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