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Summary: Este sermón es el 4to de una serie que habla de las disciplinas bíblicas necesarias de un discípulo de Jesús.

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ORANDO CON FÉ II

INTRODUCCIÓN

ILL Un joven entra a una farmacia a comprar 3 cajas de chocolates. El farmaceútico le preguntó si las quería pequeñas, medianas o grandes.

“Bueno,” dijo el muchacho. “Llevo saliendo con esta muchacha por un tiempo y es hermosa. Quiero los chocolates porque creo que esta es “LA” noche. Vamos a comer con sus padres, y vamos a salir. Si me deja sujetar su mano le daré la caja pequeña, y si me deja darle un beso en la mejilla, le doy la mediana. Pero, si me deja darle un beso en los labios, le doy la grande.”

El joven compró lo que necesitaba y se fué. Esa noche, se sentó a comer con su amiga y sus padres; preguntó si podía orar, y todos accedieron. Comenzó su oración, pero siguió orando por varios minutos.

La joven se acercó a él y le dijo, “Oye, nunca me dijiste que eras tan religioso.” El se acercó a ella y le respondió, “Y tu nunca me dijiste que tu papá era farmacéutico.”

En esta mañana quisiera hablar un poco más acerca de la tercera disciplina de un discípulo de Jesús, que es ORAR CON FÉ. Y sin duda, en aquel momento de desesperación, aquel joven tenía mucha.

Una de las partes más importantes de la oración es la INTERCESIÓN. Intercesión, básicamente es, orar por las necesidades de los demás. La Biblia nos llama embajadores de Cristo, sacerdotes santos; y tenemos la responsabilidad de reconciliar a los hombres con Dios. Orar por otros, es gran parte de esto. (2 Cor. 5:17-18, 20)

Como dije ya, nuestra responsabilidad como... incluye orar por aquellos a nuestro alrededor; nuestras familias, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, nuestra iglesia, la sociedad, y todo lo que hay en ella. La oración de un discípulo verdadero de Cristo tiene mucho poder.

ILL Un hombre llamado Sildow Baxter dijo, “Los hombres podrán rechazar nuestras apelaciones, desechar nuestro mensaje, oponer nuestros argumentos, despreciar nuestra persona -- pero son inútiles en contra de nuestras oraciones.”

John Knox fué uno de los grandes hombres de Dios en Escocia y en el mundo. La reina María dijo de él, “Temo a las oraciones de John Knox más que a un ejército de 10,000 hombres.”

¿Porqué dijo esto? Porque cada vez que Knox oraba por algo, sucedía. Era, sin duda, un gran intercesor y guerrero de oración.

Examínate por un momento: ¿Diría lo mismo la gente de tí? Cuando aquellos a tu alrededor tienen una necesidad, ¿te piden que ores por ellos? Si alguien que detestas, que no puedes soportar, pide oración, ¿orarías?

Usted dirá, “Pastor, pero ¿como voy a orar por alguien que no apreció, que no soporto?” Escucha bien: “No hay nada que nos haga amar a alguien más que orar por él o por ella.” Si tiene problema en amar alguien, haga a esa persona el objeto de su oración.

Al orar por otros, ore principálmente, por la misma razón que debe orar por usted; para que Dios les moldee, en quien él quiere que sean. Es el deseo del Señor usarle, para cumplir Su voluntad en otros.

Sí, ore por un cambio en situación; pero más que nada, por un cambio en destino eterno y carácter.

Pregunta: Si a alguien que no ha dado su vida a Cristo, se le quema su casa, ¿cual es su necesidad mayor? La salvación de su alma. Lo que más necesita el Hombre, es una relación personal con Dios y ser formado a la imagen de Cristo.

Clame a Dios por las luchas, las situaciones difíciles, las enfermedades, de sus familiares, amigos, compañeros, y vecinos... pero más que nada, clame por la salvación de sus almas y la necesidad de cada uno ser como él.

Ore para que reconozcan que son pecadores, se arrepientan de su pecado y pongan su fé y su vida en las manos de Cristo; el único que les puede salvar, guiar y dar la victoria.

ILL ¿Alguna vez ha escuchado de George Mueller? Un día miró a las calles de Inglaterra, y vió 100 niños deambulantes, sin un lugar donde vivir. Fué movido con inquietud por ellos y decidió que se debía hacer algo.

Solo tenía 2 centavos en su bolsillo, pero decidió comenzar un orfanatorio. En 69 años, George Mueller cuidó de 10,000 huérfanos.

Pudo haber dicho, “No tengo dinero. No hay manera de cuidarlos, satisfacer sus necesidades, comprar la comida.” Pero en lugar de esto, decidió extenderse y ayudarlos. Dios bendijo sus esfuerzos; y él acostumbraba contar grandes historias de oraciones contestadas.

A través de los años, mantuvo récord de sus oraciones, llenando más de 3,000 páginas. Sus notas muestran que más de 30,000 oraciones fueron contestadas.

Una noche, no había comida en el orfanatorio para darle a los niños para el desayuno. Pero a las 3:00 de la mañana un panadero lo llamó y le dijo, “No puedo dormir. Voy a la panadería a hacer pan. ¿Estaría bien que llevara algo para ustedes en la mañana?”

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