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Nuestra Cruz Nos Da Poder
Contributed by Paul Andrew on Jun 28, 2017 (message contributor)
Summary: Tomar la cruz es un acto intencional
3A
Existe una historia titulada "El Collar", acerca de una señora que sueña con ser dama de la alta sociedad francesa; ella quiere vivir en una casa con toda clase de lujos, pero su realidad es otra muy diferente, ella vive en un pueblo pequeño.
Esta senora pidió prestado a una rica amiga suya, un collar of diamantes para exhibirlo en una fiesta a la que iba a asistir. Pero, como suceden las cosas a veces , lo peor posible sucedió: ella perdió el bello collar.
¿Qué cosa podia ella hacer ante esto? El collar era muy caro. El pánico la doblegó y ella se hundió en una deuda comprando un collar de diamantes que resultaron ser falsos. Se metió en gran deuda para nada.
Esta historia refleja la vida contemporánea. Muchas personas se esclavizan por obtener bienes que resultan ilusorios o terminan en dolores de cabeza. Quienes veneran ídolos nunca encontrarán felicidad verdadera.
1. Escuchamos en el Evangelio de hoy que, "El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí".
La Cruz nos protege del egoísmo puro para servir un propósito más elevado. Es una forma de continuamente motivarnos a llevar a cabo un examen de si mismo.
El Concilio Vaticano II, SOBRE LA IGLESIA EN EL MUNDO ACTUAL, dice: la soberbia y el egoísmo humanos, que trastornan también el ambiente social.... el hombre, inclinado ya al mal desde su nacimiento, encuentra nuevos estímulos para el pecado, los cuales sólo pueden vencerse con denodado esfuerzo ayudado por la gracia. (cf. Gaudium et spes, 25).
Por eso necesitamos nuestras cruces. No estamos permitidos a llegar a Dios en nuestros propios términos. Debemos llegar a El en sus términos. Se trata de una llamada a una renuncia absoluta.
En primer lugar, no es necesario buscar las propias cruces. La vida nos las da.
Una historia cuenta acerca de un predicador del Siglo XVIII a quien se le preguntó si el visitaría a su separada esposa mientras en Londres. El respondió: “Señor, con gusto cargaré una cruz, pero no voy a buscarla.”
Nosotros tomamos nuestras cruces cuando voluntariamente las aceptamos y cumplimos con con nuestras responsabilidades de vida, especialmente cuando éstas son desagradables y difíciles.
Al aceptar que las circunstancias que nos rodean sean de ayuda esto nos acerca cada vez más a parecernos a Cristo, especialmente cuando esas circunstancias no sean de nuestro agrado.
2). Tomar la cruz es un acto intencional,
dice la Legión de Maria en su manual sobre el propósito de visitar hospitales y casas de enfermos:
“El paciente feliz, demuestra cómo es de grande la gloria de Dios que ha ganado por la aceptación de su enfermedad. Ha merecido más que lo que otros pueden ganar por rezos, ayunos, vigilias, azotes y otros trabajos penitenciales.
La cruz significa que debemos bajar nuestros quereres y deseos del trono en que los hemos puesto y en vez de ellos poner a Jesús y su voluntad como el poder que gobierne nuestras vidas.
Porque Jesús murió y resucitó por nosotros, su Cruz se convierte en la puerta que se abre a todas las bendiciones de Dios.
Todos estamos familiarizados con los impulsos de cólera, egoísmo, lujuria, envidia y resentimiento. ¡Cómo deseamos librarnos de ellos! Y esto podemos conseguirlo al lograr que la Cruz de Cristo ocupe un lugar prominente en nuestro pensamiento.
3). Nuestra cruz nos da poder.
Nuestro Evangelio de hoy dice: "Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa".
El acto de bondad más pequeño que ofrezcamos será recordado para siempre.
Un vaso de agua fría puede contener un océano de caluroso amor.
¡Un vaso de Horchata!
Ustedes podrán olvidarlo, pero Jesús no. Jesús lo recuerda para siempre.
Tal como nos dice Mateo 25: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros...
Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber..."