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Summary: Tienes que admitir, a todos nos gusta jugar al profeta. Con frecuencia escucho a conocidos que me dicen: “Espérate un rato, y vas a ver como lo que digo se cumple.” Daniel interpreta el sueño de Nabucodonosor.

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La vida es sueño

Un tipo estaba esperando su tren. Para matar tiempo recorrió los pasillos de la terminal y se encontró una máquina que le daba su peso y su suerte. Echó una moneda en la máquina y la máquina escupió un papelito: “Usted es Jerónimo Martínez. Pesa 185 libras. Es ingeniero, está casado, tiene tres hijos y está esperando el tren de las cuatro y media.” El tipo no pudo creer aquello. La máquina le dio toda su información.

El tipo salió de la terminal y se compró un sombrero y unos lentes oscuros. Volvió a la máquina y la respuesta fue la misma: “Usted es Jerónimo Martínez. Pesa 185 libras. Es ingeniero, está casado, tiene tres hijos y está esperando el tren de las cuatro y media.” ¡Lo mismo! ¿Cómo pudo saber eso la máquina?

Así que Jerónimo salió de nuevo y se compró todo un disfraz de mujer, con vestido, guantes, peluca, sombrero, zapatillas… ¡Estaba irreconocible! Fue de nuevo a la máquina y depositó la moneda. La máquina escupió de nuevo un papelito: “Usted es Jerónimo Martínez. Pesa 185 libras. Es ingeniero, está casado, tiene tres hijos y por estar bobeando conmigo se le fue el tren de las cuatro y media.”

Creo que no hay ni uno solo, entre nosotros, que no quisiera saber el futuro. El mundo está plagado de predicciones, pronósticos y profecías. Los dirigentes en el mundo de los negocios y la industria miran hacia el futuro por décadas y planean en el presente para tener y ganar más. Los ecónomos predicen tiempos de bonanza o de necesidad. Meses antes de las elecciones la televisión, la radio y la prensa trata de predecir el ganador. Jorge Berry te dirá quién ganará el mundial de fútbol, basado en los encuentros y los equipos. Fritz Coleman te dirá como va a estar la temperatura el domingo.

Tienes que admitir, a todos nos gusta jugar al profeta. Con frecuencia escucho a conocidos que me dicen: “Espérate un rato, y vas a ver como lo que digo se cumple.”

Profesionalmente, se calcula que hay entre 5,000 y 10,000 astrólogos en Estados Unidos. Anualmente los americanos gastan $200 millones en consultas a astrólogos. Una encuesta en 1976 reveló que 32 millones de personas creen en la astrología. Se calcula que 1,200 de los 1,700 periódicos norteamericanos contienen una columna de astrología.

¿Podemos confiar en la astrología? La verdad es que los profetas populares algunas veces dan en el blanco, pero la mayoría de las veces erran de una manera que da risa. Su consejo y sus predicciones tienen que ser tomadas, entonces, con cautela. Ante todo, tenemos que ir a la Biblia para estar bien informados en cuanto al futuro y la obra de estos “videntes.”

Los medios divinos de comunicación

La Biblia registra que Dios ha revelado su palabra a los hombres de muchas maneras:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo (Hebreos 1:1, 2).

Los medios que Dios ha utilizado para comunicarse con los hombres han sido sueños y visiones. El Señor categóricamente indicó a Israel:

Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él (Números 12:6).

Dios ha usado las visiones para presentar “ciertas imágenes y circunstancias a la mente de la persona mientras está despierta.” Esta fue la experiencia de la mayoría de los profetas del Antiguo Testamento. Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, y otros tantos recibieron información del Señor por medio de visiones. En el Nuevo Testamento encontramos el caso del apóstol Juan, como partícipe de esta experiencia.

Muchas veces, sin embargo, Dios se comunicó con las personas mientras estaban dormidas. Este fue el caso de Jacob, cuando Dios se le apareció en Bet-el, mientras huía de Esaú (Gén 28:10-22).

Dios no solo se comunicó con sus hijos por medio de sueños y visiones. El rey Nabucodonosor pasó por la misma experiencia, aunque no creía en Jehová. Este monarca pagano recibió un sueño del Señor pero no lo pudo entender. Como resultado de este sueño, las vidas de Daniel y sus compañeros estuvieron bajo peligro. Con todo, no cedieron al pánico, sino que confiaron en Jehová y fueron a él por ayuda.

Marco histórico

Nabucodonosor reinó sobre el Imperio Babilónico del 605 al 562 A.C. Fue durante ese período que tuvo un sueño que le inquietó:

En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, tuvo Nabucodonosor sueños, y se perturbó su espíritu, y se le fue el sueño (Daniel 2:1).

Aquí encontramos un problema en el libro de Daniel. Daniel 1:5 nos dice que la educación de Daniel duraría tres años. ¿Pasaron estos eventos antes o después de terminada su educación? Algunos contienden que estos eventos sucedieron después otros que mientras estaba estudiando. El segundo punto de vista explicaría por qué Daniel y sus compañeros no fueron llevados ante el rey junto con los otros sabios sino fueron los últimos en saber lo que estaba sucediendo.

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