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La Justicia De Dios Series
Contributed by Brad Beaman on May 12, 2025 (message contributor)
Summary: Es en Jesucristo en quien depositamos nuestra fe. Esta justicia de Dios se concede mediante la fe en Jesucristo a todos los que creen.
¿Cuál es tu opinión sobre “la justicia de Dios”? ¿Te entusiasma saber más sobre Dios? ¿Te es indiferente? Había un monje agustino que encontraba repulsivo el concepto de “la justicia de Dios”.
Odiaba este concepto porque Dios es justo, nosotros somos injustos y Dios castiga a los injustos. Lo intentó todo para alcanzar este nivel de justicia. Incluso se torturó durmiendo desnudo en el frío suelo de piedra en invierno para expiar los pecados de su carne. Casi muere en el proceso.
Incluso peregrinó a Roma, subió una escalera sagrada y rezó el Padrenuestro antes de cada escalón, besándolos de rodillas. En el proceso, este monje, Martín Lutero, comenzó a enseñar el libro de Romanos. En el capítulo uno, el concepto de “la justicia de Dios” estaba presente.
De hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin, tal como está escrito: «El justo vivirá por la fe». (Romanos 1:17)
Sobre esto, un justo por la fe, el justo por la fe vivirá, Martín Lutero renació en esa experiencia de la torre. Con la misma vehemencia con que se opuso a la justicia de Dios, ahora la abrazó. ¡Qué miserable es la justicia de Dios si tenemos que esforzarnos por alcanzarla! ¡Qué maravilloso es cuando se nos da gratuitamente!
Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la Ley; más bien, mediante la Ley cobramos conciencia del pecado. 21 Pero ahora, sin la mediación de la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la Ley y los Profetas. 22 Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, 23 pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, 24 pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó. 25 Dios lo ofreció como un sacrificio para obtener el perdón de pecados, el cual se recibe por la fe en su sangre. Así demostró su justicia, porque a causa de su paciencia, había pasado por alto los pecados pasados. 26 Lo hizo para demostrar en el tiempo presente su justicia. De este modo Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús. (Romanos 3:20-26)
Más tarde, Martín Lutero afirmó que este pasaje era el punto principal y el lugar central de la epístola a los romanos y de toda la Biblia. Al analizar este pasaje, coincidimos con él. La justicia de Dios, tal como se presenta aquí, se convierte en algo que debemos aceptar. Vemos la justicia de Dios en tres aspectos: es por la fe, se otorga gratuitamente por gracia y es costosa porque requirió la sangre de Cristo.
Ya he mencionado cómo Martín Lutero intentaba, sin éxito, alcanzar la justicia de Dios al esforzarse por ella. Fue la misma historia del apóstol Pablo. En este pasaje, Pablo comparte lo que descubrió en su camino, desde intentar agradar a Dios con su propia justicia hasta la fe en Jesucristo.
Pablo es un fariseo devoto, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; y en cuanto a la justicia legalista, intachable (Filipenses 3:6). Creía que podía alcanzar una posición justa guardando la ley, pero pronto descubriría que eso no es posible. Si alguien hubiera podido hacerlo, lo habría hecho. Pero ahora, lo que Pablo explica en este pasaje es aparte de la ley.
La ley no puede salvarnos. Solo la justicia de Dios por la fe nos salva. La ley y los profetas, si bien no pueden salvar, sí dan testimonio de que es la justicia de Dios que viene por la fe la que nos salva.
Es en Jesucristo en quien depositamos nuestra fe. Esta justicia se da por la fe en Jesucristo a todos los que creen. No hay diferencia entre judíos y gentiles (Romanos 3:22). Esta es una declaración definitiva: la fe salvadora debe abrazar a Jesús. Nuestra confianza debe estar en Cristo.
La fe no tiene mérito. Nuestra fe, que debe estar en Cristo, tiene todo el mérito. Toda la fe del mundo en cualquier cosa que no sea Cristo no salvará. Si estás viajando en un avión y falla el motor, entonces la fe en el avión carece de valor. No somos salvos por la fe, sino por la fe. La fe debe estar ligada a Jesucristo, quien vino a morir por los pecadores.
En Romanos 3:23 vemos el contexto de por qué todos necesitamos creer en Cristo. Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Esto se debe a que todos pecaron. Es porque no hay justicia, y toda la humanidad está sin justicia.
El significado es que todos los seres humanos, como individuos, hemos pecado. Nadie tiene nada que ofrecer que pueda generar el amor de Dios. Al compartir a Cristo, pedimos a las personas que reconozcan que han pecado individualmente. Les preguntamos: ¿Están dispuestos a apartarse de su pecado? El contexto de esto es la injusticia del hombre. Por eso debemos recurrir a Cristo para recibir la justicia de Dios. Recibimos la justicia de Dios mediante la fe, la fe en Jesucristo.