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Gracia Suficiente
Contributed by Wilbur Madera Rivas on Dec 31, 2025 (message contributor)
Summary: En tus debilidades, Su gracia es suficiente.
Estamos en las últimas horas del año 2025. ¡Parece que fue ayer que estrenábamos año el 1 de enero pasado! El final de un año tiene una manera muy particular de confrontarnos.
Para algunos, este ha sido un año notoriamente de logros, avances, metas alcanzadas y bendiciones. Para otros, ha sido un año de notorias pérdidas, enfermedades, fracasos, decepciones y preguntas sin responder. Pero lo más probable es que todos hemos experimentado un poco de ambos lados.
Al cerrar el año solemos hacer balances: Lo que salió bien; lo que no resultó como esperábamos; lo que todavía duele; lo que aún no se ha resuelto. Y si somos sumamente sinceros al hacer estos balances tenemos que concluir algo: No terminamos el año como “superhéroes espirituales”. Sino tenemos que reconocer que lo terminamos como personas frágiles, necesitadas, dependientes de la gracia de Dios cada momento.
No sé a ustedes, pero a veces a mí se me hace difícil reconocerlo. Es decir, me cuesta reconocer que soy débil, que soy frágil, que no tengo todo arreglado. Que tengo necesidad. Que todavía no soy como quisiera ser.
Cuando se muestra nuestra fragilidad inicia una batalla interna con nuestro orgullo, con nuestra soberbia y otros pecados con los que luchamos en nuestros corazones. Pero esta es una realidad: somos débiles y frágiles. Estamos necesitados y somos dependientes de algo más fuerte que nosotros.
Pero sabes, para personas como nosotros que tenemos debilidades, hay buenas noticias. La Biblia nos enseña que estas debilidades, que estas fragilidades, que este estado de necesidad constante tiene también su propósito en las manos de nuestro Dios.
De hecho, esto es clave para nuestro crecimiento: reconocer nuestra debilidad y fragilidad, para que podamos confiar y experimentar el poder maravilloso de nuestro Dios de gracia.
Hubo un hombre, llamado Pablo, que fue un gran siervo de Dios. Y quizá si conocemos un poco su historia, nos lo imaginamos como un hombre de un temple de hierro, de valentía incuestionable a prueba de fuego. Un hombre que no le temía a nada ni necesitaba nada. Pero, aunque lo imaginemos así, la verdad es que Pablo fue como tú y como yo, un hombre con debilidad, un hombre necesitado, un hombre frágil.
El apóstol Pablo fue quien inició la iglesia de Corinto, pero luego, llegaron unos maestros que decían que si uno es cristiano no debe ser débil, frágil, necesitado, que no debe sufrir, que no debe enfermarse, sino siempre debe tener prosperidad, victoria, salud, dinero y cosas semejantes.
¡Nada de sufrir! ¡Nada de fracasar! ¡Nada de ser inadecuado! ¡Nada de errar!
Esto era lo que estaban enseñando estas personas. Y como Pablo tenía un historial de grandes sufrimientos por Cristo, estos hombres lo desacreditaban diciendo que cómo era posible que Pablo fuera reconocido como apóstol de Cristo si su vida estaba llena de incomodidades, necesidades, problemas y dificultades. ¿Cómo puede decir Pablo que Dios está con él si tiene tantas debilidades?
La respuesta del apóstol en 2 de Corintios ante estas críticas fue precisamente algo que no esperarías. Quizá tú y yo nos hubiéramos puesto a publicar nuestro repertorio de fortalezas. Nos hubiéramos propuesto callar la boca de esos detractores mostrando cuán fuertes somos o cuán habilidosos o preparados estamos.
Pero Pablo se enfocó en hacer un inventario de todas las dificultades y debilidades que sufría.
El apóstol Pablo, al escribir a los corintios, en su segunda epístola, en el capítulo 12, no se presenta como un hombre que lo tenía todo bajo control. No presume éxitos ni aparenta fortaleza. Al contrario, nos abre su corazón y nos muestra que la vida cristiana auténtica se vive desde la debilidad, en reconocimiento de nuestra debilidad, pero sostenida por una gracia suficiente. Su gracia es suficiente.
Escucha las palabras claves para ti y para mí que tenemos batallas internas con ese sentido de debilidad o fragilidad. 2 Corintios 12:5: 5 De tal hombre podría hacer alarde, pero de mí no haré alarde sino de mis debilidades.
Fíjate qué está diciendo: Esta vida de debilidad, esta vida de fragilidad, esta vida de enfermedad, esta vida de fracasos, esta vida de sufrimiento, esta vida de necesidad, es mi motivo de gozo. En vez de hablar de mis glorias, elijo hablar de mis debilidades.
¿Qué es esto? ¿Por qué? ¿Por qué el apóstol podía decir que su motivo de celebración precisamente eran sus debilidades? ¿Cómo podía decir que celebraba el hecho de que todavía se enfermaba, que todavía tenía necesidades, que las aflicciones y las debilidades estaban presentes en su vida? ¿Qué estaba viendo él que no nosotros no alcanzamos a ver?
En los versículos 7 al 10 de 2 Corintios 12, nos muestra por lo menos tres verdades que nosotros olvidamos al considerar nuestras debilidades. Tres verdades que de creerlas y aplicarlas a nuestras vidas podremos decir igual que el apóstol “Me gloriaré en mis debilidades”. Pondré en Facebook y en Instagram no las grandes cosas que hago, o lo bonita que es mi vida y como tengo todos los cabos ataditos, sino mostraré la realidad de mi necesidad, mi debilidad, mi fragilidad”. Dice el apóstol: Si voy hacer alarde de algo será de mis debilidades.
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