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Summary: Una de las tentaciones a las que más fácilmente sucumbe la gente es la auto-suficiencia. Emprendemos tareas y proyectos confiados en nuestra propia fuerza, nuestras habilidades e ingenuidad. Entre más auto-suficientes seamos, menos dependientes de Dios no

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El secreto de tu fuerza

Jueces 16.4—31

Versículo clave: Jueces 16:20

Introducción

El secreto de un niño peleonero. En la escuela había un niño peleonero al que todos le tenían miedo, pero su gran secreto no radicaba en su fuerza o bravura, sino en que tenía un hermano mayor bastante grande y fuerte. La fuerza del niño dependía de la fuerza de su hermano.

El secreto de los superhombres en la Biblia. Hace un tiempo, en el estudio de los miércoles estudiamos acerca de grandes hombres de fe, y surgió una pregunta: ¿qué los hacía especiales? ¿por qué eran diferentes? ¿qué los separaba del resto de los hombres? Se plantearon algunas respuestas, todas muy acertadas. Hoy quizás pudiera agregar una más extraída de la experiencia de un superhombre de la Biblia: Sansón.

En este pasaje se repite 7 veces la palabra «fuerza» (), lo que hace evidente que su mensaje central gira alrededor del tema de la fuerza y su origen (en los vv.7,8,13 y 19 se menciona el # 7 como una clave hermenéutica que apunta al secreto de Sansón). Porque en este pasaje no se habla de una fuerza común y corriente sino de una fuerza sobrenatural; el número siete nos señala la perfección y lo completo desde la esfera divina.

Sansón tiene un secreto; un secreto que lo hace un hombre fuera de lo común (v.17b). Ese secreto está bien escondido en el corazón de Sansón (v.17 a).

Y es allí, en el corazón en donde comienzan los problemas. Quién sea dueño del corazón, será dueño del secreto y del tesoro (Mateo 6.21). El corazón es el Campo de Batalla.

Sansón tenía enemigos, los cuales estaban muy interesados en el secreto que atesora Sansón en su corazón. Ya habían hecho muchos intentos, pero todos fallidos. Pero esta vez acertarían, porque encontraron cómo llegar al corazón de Sansón; su más grande debilidad: una mujer. No cualquier mujer, sino una con un don especial: su coquetería; su seducción. Era experta en abrirse paso en el corazón de los hombres: Dalila significa «coqueta». Sus servicios tenían precio: $2,500.00 (más de un millón de colones) le pagaría cada enemigo (no sabemos cuántos eran). Esa suma de dinero era una gran fortuna; pero ese precio era insignificante comparado con el valor del tesoro de Sansón.

La mujer comienza su trabajo y la seducción va ganando terreno en el corazón de Sansón; poco a poco, y él comienza a ceder (ante el astuto trabajo de Dalila, Sansón va soltando un dato que apunta a su secreto: el # 7 señala que el origen de su fuerza es de orden divino; vv.7,13), hasta el punto en que este le declara: «Yo te amo». Y no era mentira, Sansón había ya entregado su corazón; antes de que los filisteos le sacaran los ojos, ya esta mujer lo había dejado ciego (v.15). Antes de entregarse a la muerte, Sansón ya había muerto en las manos de esta mujer (v.16). Efectivamente, Sansón muere en el versículo 17: «Le descubrió, pues, todo su corazón y le dijo:»

La ceguera de Sansón es tal que no se da cuenta de que está entregando su tesoro más valioso. Él declara: «Si soy rapado, mi fuerza se apartará de mí».

¿En dónde está la fuerza de Sansón? ¿En su pelo? NO. Su fuerza estaba en su corazón (v.17; 19; 20): «no sabía que Jehová ya se había apartado de él».

El pelo era sólo un símbolo externo de lo que se albergaba en el corazón de Sansón: Dios habitaba allí. Tan ciego estaba ya Sansón que pensó que escaparía como tantas otras veces; pero él había sacado a Dios de su corazón y en su lugar había puesto a una coqueta y seductora muchacha.

Lo que Sansón mantenía en secreto en su corazón era el compromiso que había hecho de servir y ser fiel a Dios: su voto nazareo. La fuerza de Sansón provenía de su fidelidad a ese compromiso de fidelidad y servicio. Mientras se mantuviera fiel a Dios, sería un superhombre. Pero cuando llegó el día en que Sansón le dijo a Dalila: «Yo te amo», desplazó a Dios a un tercer lugar, y este se apartó de él.

Las consecuencias fueron terribles. Sansón pasó de superhombre a jugar el papel de una ciega mujer esclava: le sacaron los ojos, lo ataron con cadenas y lo pusieron a trabajar en el molino (v.21). Aquel que había jugado con los filisteos, ahora se convertía en su juguete (v.25).

Pero --y gracias a Dios hay un pero-- no todo está perdido: al brotar de nuevo el cabello de Sansón, brota la esperanza (v.22). El arrepentimiento trae esperanza, y es el camino a la restauración. En el verso 28, Sansón exclama:

«Señor Jehová, acuérdate ahora de mí y fortaléceme una vez más».

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