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Summary: Cuando usted se encuentra a punto de adentrarse en una tormenta, es normal preguntarse “¿Dónde está Jesús?” Pero al estar en medio de la tormenta, lo único que pudiéramos pensar es, “¿Cuándo llegará Jesús?” Usted necesita saber que Jesús llegará.

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¿CUÁNDO LLEGARÁ JESÚS?

“Y subió a ellos a la barca y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera y se maravillaban” (Marcos 6:51).

Cuando la vida no tiene sentido, tenemos al Señor Jesucristo con nosotros para ayudarnos y guiarnos. Sin embargo, en medio de la prueba, pareciera que estamos solos. Pudiéramos pensar que Dios nos ha abandonado. Cuando usted se encuentra a punto de adentrarse en una tormenta, es normal preguntarse “¿Dónde está Jesús?” Pero al estar en medio de la tormenta, lo único que pudiéramos pensar es, “¿Cuándo llegará Jesús?” Usted necesita saber que Jesús está a su lado en todo momento.

Cuando los discípulos de Jesús se encontraron en medio de la tormenta que amenazaba con destruirlos, pudieron ver que Jesús llegó a ellos de forma maravillosa. De la misma manera, algo extraordinario ocurre cuando Jesús llega a nuestra vida. Sin importar su condición actual, ni su estatus social, ni su situación económica, Jesús puede y quiere llegar hoy a su vida. ¿Cuándo llegará Jesús a su vida? Cuando ocurra lo siguiente:

I. CUANDO ESTEMOS EN LA PERFECTA VOLUNTAD DE DIOS.

A. Jesús mandó a sus discípulos a entrar en la barca e ir delante de El a Betsaida.

1. Aparentemente, ésta sería una tarea fácil de cumplir.

a. Pedro y otros de los discípulos eran pescadores, acostumbrados al mar.

b. Pedro, Felipe y Andrés eran de Betsaida. Así que, sin duda, habían hecho este mismo viaje en varias ocasiones.

B. Las tormentas en nuestra vida, vendrán cuando estemos en obediencia a Dios.

1. A veces pensaremos que las tormentas son debido a nuestro pecado.

a. El ejemplo del ciego (Juan 9:2, 3)

2. Quizá pensemos que las tormentas se deban a nuestra desobediencia.

a. El ejemplo de Jonás (Jonás 1:10-12)

3. Aun pudiéramos pensar que nuestras tormentas son a causa de que a Dios ya no le importamos.

4. Recordemos que nuestras tormentas también pudieran ser de origen satánico.

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12).

II. EN LO PEOR DE LAS CIRCUNSTANCIAS QUE NOS RODEAN.

A. Jesús estaba sumamente ocupado

1. Tuvo que despedir a la multitud

2. Subió al monte para orar

B. Pero Jesús no perdió de vista a sus discípulos

1. Estaba muy pendiente de las circunstancias que les rodeaban

a. Era de noche

i. Los discípulos no podían ver con claridad hacia dónde se dirigían

ii. Había el peligro de perder el rumbo o de chocar contra algún obstáculo

b. La barca estaba en medio del mar

i. La tarea había sido muy difícil

ii. Unicamente habían recorrido la mitad del camino

iii. Era dificultoso decidir entre seguir adelante o volver atrás

c. El viento les era contrario

i. Esto era el colmo de la dificultad

ii. Todo esfuerzo, por bueno que fuera, era vencido por el viento

iii. Los discípulos ya estaban fatigados y cansados de remar

iv. Corrían ahora el peligro de hacer mal su trabajo

d. Era la cuarta vigilia de la noche

i. En el tiempo de Jesús, la noche se dividía en cuatro partes

ii. La cuarta vigilia equivalía a las 3:00AM de nuestro tiempo actual

iii. Es esta la hora de cansancio y sueno que producen desanimo y temor

C. Hoy en día, Jesús llegará sin importar las circunstancias que nos rodean

1. A pesar de Sus muchas ocupaciones, Jesús no nos dejará solos

“No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel” (Salmo 121:3, 4).

“Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros” (Isaías 49:15, 16).

2. El está muy pendiente de las circunstancias que nos rodean

a. Aunque la oscuridad nos envuelva, Jesús nos puede ver con claridad

“¿Adónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz.” (Salmos 139:7-12).

i. Aunque no podamos ver bien el camino, Jesús sabe bien dónde nos encontramos

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