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Summary: Buscar al Señor es la fijación consciente de la atención de nuestra mente y el afecto de nuestro corazón hacia Dios. Es nuestro mejor amigo y único amigo. Busca al Señor y su fuerza; busca su presencia continuamente.

BUSCAD AL SEÑOR

JOB 5:8, "Pero en cuanto a mí, yo buscaría a Dios, Y delante de Dios presentaría mi causa”

Es un honor y un privilegio para cada cristiano conocer a Dios y caminar con Él diariamente. Él es el único Dios verdadero y glorioso que nos ha creado y redimido para que podamos caminar con Él en esta vida y en la siguiente. El concepto de buscar a Dios es característico de los cristianos, no de los no cristianos. Es una mentalidad y un estilo de vida continuos de aquellos que desean conocer, amar y seguir a Dios. Convertirse en cristiano es un paso en el proceso de buscar a Dios, pero sólo el primer paso, y el resto de la vida se pasa acercándose a Él.

Buscar al Señor significa buscar su presencia. Es la fijación o enfoque consciente de la atención de nuestra mente y el afecto de nuestro corazón a Dios, "Poned ahora vuestra mente y vuestro corazón en busca del Señor vuestro Dios" (1 Crónicas 22:19). "Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" (Colosenses 3:1-2).

Buscar al Señor es un deber constante. Es el negocio de toda la vida. Buscar a Dios es solicitar su dirección, pedir sus favores, y depender de Él como nuestra ayuda y porción. Buscar al Señor es asegurar para la vida y para la eternidad el favor divino. Por eso se prefiere a cualquier otro objeto, "¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Y la tierra no tiene nada que yo desee aparte de ti. Mi carne y mi corazón pueden fallar, pero Dios es la fuerza de mi corazón y mi porción para siempre". Salmo 73:25-26. El creyente debe buscarlo con seriedad y diligencia. Todo el corazón está comprometido. El bien que codician es infinito, no son perezosos. "¡Te busco con todo mi corazón!" (Salmo 119:10). "Me buscarás y me encontrarás, cuando me busques con todo tu corazón". (Jeremías 29:13).

Durante las grandes aflicciones, deja de quejarte de tu día, de maldecir a las criaturas, de destemplar tu cabeza y de inquietar tu corazón con estas pasiones como lo hizo Job, pero ve y dirígete a Dios, aplícate al Cielo y busca allí un remedio, la tierra no puede permitirse el lujo de ayudarte. "Yo buscaría con exactitud e indagaría laboriosamente a Dios" (Eclesiastés 1:13), "Dí mi corazón para buscar y buscar con sabiduría".

La búsqueda diligente implica un sentido de nuestras necesidades; ningún hombre busca lo que ya tiene. Es un fuerte deseo de encontrar lo que queremos sin descanso, Salmo 132:4, "No daré descanso a mis ojos, ni sueño a mis párpados", hasta que encuentre al Señor". Un espíritu buscador es un espíritu cuidadoso, que busca la luz y el consejo. Un espíritu perezoso no es apto para buscar.

Yo confiaría mi causa a mi Dios. La oración explícita es convertir nuestros pensamientos en palabras, o presentar nuestro caso a Dios, esto es suplicar al Señor. Esto connota una resignación de nosotros mismos y nuestras condiciones en las manos de Dios. Que Dios haga lo que quiera o determine lo que le plazca respecto a mí, no me esforzaré o contendré, cuestionaré o disputaré su decisión o juicio de mi causa. Me pondré a sus pies, y le diré cómo está el caso conmigo; entonces que haga conmigo lo que le parezca bien. Esto es lo que significa comprometer nuestra causa y condición ante Dios. El gran e imparcial juez del cielo y de la tierra; el Dios que ama el juicio, y la habitación de su trono es justa. El Dios que sabe discernir exactamente entre una causa y otra, y que sin duda dará una sentencia justa con respecto a cada causa y persona, que se refiere a Él.

SIETE FORMAS DE BUSCAR A DIOS.

Buscar el rostro de Dios es el proceso de acercarse a Dios, y por lo tanto atraer su presencia a tu vida. Es un trabajo duro buscar el rostro de Dios, lo que lleva tiempo y esfuerzo como cualquier otra cosa digna de ser buscada en esta vida. Convertirse en cristiano es sólo el primer paso, y sin aplicarte diligentemente, nunca te acercarás al Señor o experimentarás Su presencia y poder en tu vida. Buscas diligentemente descubrir lo que Él ama y valora, y conectarte con Él para que esos mismos valores impregnen tu propio corazón. Se trata de conocer el corazón de Dios, identificarse con Él y llevar a cabo sus propósitos. Se necesita mucho tiempo y esfuerzo para buscarlo, y Él te responderá y vendrá a tu vida con poder para que puedas cumplir tu destino.

1. HUMILDAD. Debemos confesar nuestro orgullo y reconocer nuestra dependencia de Dios (Isaías 57:15) especialmente a través del ayuno (Salmo 35:13).

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