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Ayuna Series
Contributed by Wilbur Madera Rivas on Sep 26, 2009 (message contributor)
Summary: Ora y ayuna
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Buen inicio: Ayuno
Intro: Imagina que tu jefe te llama a su oficina y te ofrece un ascenso en la compañía, lo único que el nuevo puesto no es aquí sino en Oaxaca e implica viajar mucho cada mes. ¿Qué haces para tomar la decisión?
O bien, tal vez tu matrimonio no anda muy bien…en realidad está pendiendo de “un hilito”. Parece que has intentado todo y no se soluciona…¿Qué puedes hacer?
O quizá vas a hablar con alguien de un asunto muy delicado. No sabes qué va a ocurrir después de esa plática. Lo has pensado mucho, pero sabes que no puedes seguir postergando esa conversación. Estás muerto de miedo, pero no hay otra salida más que hablar con la persona. ¿Cómo te preparas para esa plática trascendental?
Tal vez estás experimentando un enfriamiento en tu relación con Dios. Has estado haciendo cosas que no debes y has enredado tu vida en ese proceso. Ya no sabes cómo poner freno a la situación, quieres dejar de actuar mal pero como que no tienes la fortaleza. ¿Qué haces para cambiar de rumbo tu vida en esta situación tan desesperada?
O quizá te han encomendado una tarea difícil. Sabes que esta tarea sobrepasa tus habilidades y sabes que si Dios no te ayuda no hay manera en que puedas salir adelante. ¿Cómo enfrentas esta encomienda con responsabilidad?
Tal vez te identificas con alguno de estos escenarios. La vida real abunda de situaciones como estas que nos dejan en una encrucijada. Sentimos que nos sobrepasan, no vemos con claridad la salida. Quizá estás en una situación similar ahora mismo.
Este mes hemos estado hablando de la oración. La oración es el mejor inicio que puedes tener para cualquier situación o escenario. Como se nos ha dicho, la oración muestra nuestra dependencia en Dios. Somos animados a seguir orando porque sabemos que el Padre nos está escuchando y él, nuestro Padre y su Reino, deben ser el centro de nuestras oraciones.
La oración es un precioso recurso que Dios nos ha concedido para crecer en nuestra relación con él. Dios no necesita que oremos, sino nosotros necesitamos orar.
Ahora bien, hay situaciones en la vida que son particularmente especiales. Nos ponen en verdaderas encrucijadas, no hallamos ni el cómo ni el cuando, no sabemos qué hacer, nos desesperan, nos agobian, nos hacen sentir que no hay mañana.
En tales situaciones, los hombres y mujeres de la Biblia echaban mano de un recurso espiritual para acompañar sus oraciones intensas a Dios. Ellos acompañaban sus oraciones con el ayuno.
EJEMPLOS
En la Biblia encontramos varios ejemplos de hombres y mujeres que además de orar y clamar a Dios, ayunaban en situaciones particularmente difíciles y especiales.
Recordamos a la Reina Ester quien siendo judía era la esposa del rey persa Asuero. Pero había un hombre de la confianza del rey, llamado Amán, que quería exterminar a los judíos por su odio particular por un judío llamado Mardoqueo (quien era pariente de Ester). Amán con trampas logró que el rey aprobara un decreto de odio en el que se autorizaba que, en cierta fecha, los habitantes no judíos de las provincias del reino podían matar a los judíos y quedarse con sus bienes.
Ester estaba en un lugar estratégico para hacer algo por su pueblo. El único problema era que no podía presentarse ante el rey sin ser convocada, hacerlo podía costarle la vida. Para prepararse para realizar esta acción tan osada, clamó a Dios y ayunó, como nos dice Ester 4:16: “Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa, para que ayunen por mí. Durante tres días no coman ni beban, ni de día ni de noche. Yo, por mi parte, ayunaré con mis doncellas al igual que ustedes. Cuando cumpla con esto, me presentaré ante el rey, por más que vaya en contra de la ley. ¡Y si perezco, que perezca!
En el Antiguo Testamento también encontramos la situación en la que se encontró el rey Josafat. Varios pueblos se aliaron y venían a conquistarlos. La respuesta de Josafat ante tal amenaza la encontramos en 2 Crónicas 20:3-4: Atemorizado, Josafat decidió consultar al SEÑOR y proclamó un ayuno en todo Judá. Los habitantes de todas las ciudades de Judá llegaron para pedir juntos la ayuda del SEÑOR.
También podemos acordamos de la respuesta del rey y los habitantes de Nínive cuando el profeta Jonás anunció que Nínive sería destruida en unos 40 días. Ellos clamaron a Dios pidiendo perdón y ayunando como dice Jonás 3:6-8: Cuando el rey de Nínive se enteró del mensaje, se levantó de su trono, se quitó su manto real, hizo duelo y se cubrió de ceniza. Luego mandó que se pregonara en Nínive: «Por decreto del rey y de su corte: »Ninguna persona o animal, ni ganado lanar o vacuno, probará alimento alguno, ni tampoco pastará ni beberá agua. Al contrario, el rey ordena que toda persona, junto con sus animales, haga duelo y clame a Dios con todas sus fuerzas. Ordena así mismo que cada uno se convierta de su mal camino y de sus hechos violentos.