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Autoengaños: Autodefinición
Contributed by Wilbur Madera Rivas on Jan 31, 2025 (message contributor)
Summary: Dios es el que nos define. Somos creación y somos imagen. Lo mejor es confiar en Su definición de nuestras vidas.
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Allá en la casa tenemos como tres espejos de cuerpo completo, sino es que más. No sé como pasó, pero el caso es que ahí están. Uno está en el cuarto y cuando termino de vestirme para salir, me doy una última revisión para ver si hay algún detalle fuera de lugar.
Siendo sincero, no siempre estoy muy conforme con lo que veo, pero ese espejo me da un reporte bastante preciso de la realidad.
Saliendo de mi cuarto, me encuentro de frente con otro espejo que siempre me asusta cuando me veo en él, porque tiene cierta distorsión que te hace ver más ancho de lo que estás en realidad y casi paso corriendo para no verme allí.
Ah…pero cuando quiero sentirme muy bien conmigo mismo (aunque quizá no siempre debería), voy al espejo que está en el cuarto de mi hija. Ese me encanta, porque ese espejo tiende a alargar tu cuerpo y visualmente te ves como cuando me casé hace 32 años.
¿Qué espejo escogerías para tu cuarto? Tengo que confesar que a veces me gustaría hacer un intercambio de espejos con mi hija, pero la verdad eso implicaría vivir engañado y fuera de mi realidad. Y eso es bastante malo, pero sería peor aun porque sería un autoengaño. Cuando te autoengañas te niegas a ver la realidad y la verdad evidentes y te aferras a mentiras que solo van a arruinar tu vida.
Este mes iniciamos la nueva serie: “autoengaños” en la que estaremos explorando ciertas ideas y propuestas comunes de la cultura sin Cristo en nuestros días y que pueden parecer muy apelantes a todos los que vivimos en el mundo, pero que resultan ser distorsiones de la verdad de Dios y posturas que nos desvían del camino de la verdad de la Palabra del Señor.
Son autoengaños porque decidimos creer los postulados básicos de estas mentiras y nos alejan de la verdad revelada en la Escritura, llevándonos a un espiral descendente que va enredando nuestras vidas.
Oramos para que la luz del evangelio resplandezca en nuestros corazones para llevar nuestro pensamiento cautivo sólo a los pies de Cristo y podamos abandonar toda idea de la cultura humana que nos aleje de la verdad del Señor.
Hoy comenzamos considerando el autoengaño de la autodefinición. En el mundo posmoderno se exalta como verdad que no existe verdad absoluta, que no existe esencia, que no existe bien o mal fijos y que nosotros, como seres humanos debemos definir o establecer nuestra identidad.
Este es el mundo posmoderno. Un mundo con la consigna de borrar y desdibujar todas las distinciones, los límites, las delimitaciones, las demarcaciones, las diferencias. Se promueve, por lo tanto, la autodefinición y lo que tú definas acerca de ti mismo, es LA verdad.
Así hoy se intenta borrar todos los límites y las fronteras establecidas creacionalmente y redefinir los conceptos de hombre-mujer, ser humano-animal, autoridad-sujeción, iglesia-mundo y sobre todo la distinción más importante de todas Creador-creación.
Cuando haces esto, es muy fácil llegar entonces a la conclusión: No hay definición fija. No hay identidad. Tenemos que autodefinirnos. Se nos dice que la identidad es un constructo humano. Cada quien va construyendo su identidad. No hay nada que sea esencial y fijo.
Entonces, en la práctica, se acepta que tu identidad llega a ser lo que tu definas, sientas o quieras que sea. Las generaciones más jóvenes han sido adoctrinadas en el posmodernismo de tal forma que ya ni cuestionan esto.
Se da por sentado de que nosotros mismos nos autodefinimos. No hay identidad, sino nosotros la construimos. Cualquier sugerencia de que la identidad es algo dado, fijo y absoluto, se tacha de anticuado, engañoso, perverso, abusivo, controlador y contrario a la verdad. El mundo ideal para el posmodernismo es uno en el que cada uno se autodefine.
Pero los creyentes en Cristo tenemos una visión muy distinta de la vida. Enseñamos y sostenemos que sí hay verdad, sí hay autoridad, sí hay bien y mal y sí hay identidad. Sostenemos que no somos nosotros los que nos autodefinimos, sino el único que tiene esa prerrogativa es nuestro Dios.
Nuestra cosmovisión de la vida tiene un punto de partida fijo y este es la Escritura. La Biblia es nuestra única regla de fe y práctica y en ella encontramos la verdad para entender nuestras vidas y todo lo que nos rodea.
Así es hermanos, porque si no tuviéramos la Escritura como nuestra ancla de la verdad, si la Escritura no fuera la Palabra inerrante de autoridad del Creador del cielo y de la tierra y de la identidad, entonces, no tendríamos por qué objetar las ideologías fruto del posmodernismo, sino que tendríamos que decir, como quieren que digamos, “que cada quien haga lo que le dé la gana”. “Y que cada quien se defina según lo que sienta ser o quiera ser”.