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Summary: Dios actuó de una manera especial con Nabucodonosor y el rey babilonio reconoció la grandeza del Todopoderoso. Pero su nieto era madera de otro árbol. No quiso aprender de las lecciones de su abuelo. Belsasar, rey de Babilonia, quiso aprender por sí mismo

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Cuando las paredes hablan

Algunas verdades bíblicas son agradables y nos gusta escucharlas y repetirlas. Otras no son agradables, no nos gusta escucharlas y no nos gusta repetirlas. Pero, agradables o no, tenemos que aceptarlas. La verdad de Dios es la verdad no porque Dios diga que es, sino porque lo es. Debemos entonces poner atención a la verdad divina.

Vamos a pretender que estamos en una corte. La corte no es humana, sino estamos en la corte de Dios. Él mismo es el juez. El fiscal de distrito es el apóstol Pablo. El caso a tratar es la condición del hombre. La audiencia son los lectores de la carta a los Romanos. Los acusados somos tu y yo. El cargo es que si no estamos en Cristo no hay manera de presentarnos ante Dios. Vamos a ver lo que nos dice el apóstol Pablo:

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén (Romanos 1:18-23).

Hay algunos puntos que quiero que consideremos de este pasaje. Primero, la palabra griega (orgh) traducida en nuestra Biblia ira (v. 18a) en este contexto significa “la aversión de Dios a todo lo que es malo.” Su ira no es una expresión repentina de coraje sino una constante condición de odio hacia todo aquello que viola su carácter moral. Segundo, la ira de Dios se manifiesta hacia los hombres porque cada ser humano que ha vivido ha tenido acceso a la misma revelación. Dios no se ha manifestado a unos pocos. Todos han tenido la misma oportunidad de ver a Dios en sus múltiples manifestaciones. Pero algunos hemos preferido no verlo. Hemos decidido poner a un lado la verdad. En base a esto, Dios puede con justicia condenar a todos, incluyendo a aquellos que nunca han escuchado de Jesús. Tercero, ya que Dios a dado amplia evidencia de su existencia, tu y yo estamos sin excusa. No hay ninguna razón para que ninguna persona concluya que Dios no existe o que Dios existe en una forma diferente a la que el ha revelado. En otras palabras, para no creer en Dios, tienes que tirar la razón al viento y volverte irracional.

Pero estamos en una corte. Hemos visto los puntos que presenta Dios. Ahora vamos a ver los cargos. Primero, el hombre ignora voluntariamente a Dios (v. 21a). Segundo, el hombre razona contra Dios (vv. 21b, 22). Tercero, reemplaza totalmente a Dios (v. 23). Cuarto, Dios manifiesta su ira abandonando al hombre en su corrupción (vv. 24, 25).

Lo que Dios nos está diciendo es que si tu y yo rechazamos la oportunidad que tenemos de conocerlo y servirle, vamos con toda seguridad a recibir la manifestación de su ira. Es cierto, Dios te llama y te espera, tiene paciencia contigo. Pero hasta la paciencia divina tiene un límite. El veredicto de la corte puede ser en contra tuya, si no has aprovechado la oportunidad que Dios te da hasta hoy.

En el Antiguo Testamento encontramos un caso que vivamente ilustra este punto. Dios actuó de una manera especial con Nabucodonosor y el rey babilonio reconoció la grandeza del Todopoderoso. Pero su nieto era madera de otro árbol. No quiso aprender de las lecciones de su abuelo. Belsasar, rey de Babilonia, quiso aprender por sí mismo y pagó caramente.

El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino (Daniel 5:1).

Hasta ahora constantemente nos habíamos encontrado con Nabucodonosor como rey de Babilonia. En Daniel 5 nos encontramos con otro personaje: Belsasar. Veintitrés años han pasado desde la muerte de Nabucodonosor. Después de Nabucodonosor en el año 562 A.C. su hijo, Evil-merodac (Jer 52:31), reinó por dos años. En 560 A.C. Evil-merodac fue asesinado por su cuñado, Neriglisar quien reinó cuatro años. En el año 556 el hijo de Neriglisar, Labashi-marduc reinó menos de un año antes de ser asesinado por un grupo de cortesanos. En ese mismo año Nabonidus (556-539 A.C.) tomó el reino de Babilonia. Nabonidus fue probablemente el mejor rey de Babilonia después de Nabucodonosor. Para hacer su reinado oficial, Nabonidus se casó con Nitocris, una hija de Nabucodonosor. Nabonidus era rey de Babilonia cuando la ciudad y el imperio calló en manos de los Medos y los Persas.

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