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Summary: El mensaje del ángel fue: El niño tiene un PADRE, un NOMBRE y una MISIÓN

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Intro: Era la víspera de Navidad de 1971, los regalos ya estaban preparados bajo el árbol y nosotros ya estábamos ansiosos por abrirlos. No podíamos esperar el momento de recibir esos regalos. No había nada como eso. Por supuesto, cuando mi mamá se descuidaba, nos acercábamos y sacudíamos un poco las cajas para ver si podíamos adivinar que tenían adentro. Allí estaban: Para Nelly, Para Lety, Para Rubén, para Wilbur (en esta ocasión era bastante grande). Ya nos veíamos abriendo los regalos y descubriendo sus contenidos.

Pero esa noche, mis padres tuvieron que salir y nos quedamos con una chica que apoyaba a mi mamá con las labores domésticas. No recuerdo como lo hizo esta muchacha, pero cuando nos dimos cuenta estábamos los cuatro encerrados en el baño de la casa (que por alguna razón se le podía poner seguro por fuera).

Mientras éramos víctimas de esta emboscada, la chica fue al árbol y se las ingenió para abrir las envolturas de los regalos lo suficiente como para ver de qué se trataba cada regalo, luego liberó a los rehenes y por si fuera poco…nos dijo a cada uno qué íbamos a recibir al día siguiente. Por cierto, esa vez me tocó un burrito con sus rueditas, que avanzaba al impulsar tu peso hacia abajo.

Pero esa Navidad fue diferente, porque nos arruinaron la sorpresa de recibir un regalo. Y es que, para mí, en ese entonces, la gloria de la navidad consistía en los regalos que iba a recibir. ¡Cuán equivocado estaba sobre este asunto!

Pero creo que no estoy solo en esto. Muchos de nosotros nos alegramos por la llegada de la navidad, pero pensamos que la gloria de la Navidad está en los festejos, en las vacaciones, en la cena familiar o incluso en las actividades decembrinas que se salen de lo ordinario. Si así pensamos, estamos muy equivocados.

La Navidad es gloriosa porque el motivo de la celebración es glorioso. La gloria de la navidad está en la venida de Jesús a la tierra. En la llegada de la muestra de amor de parte del Padre más evidente y concreta que pudiéramos esperar. La gloria de la navidad es la venida del Señor Jesucristo a nuestra historia.

Por eso este mes queremos reenfocarnos en la historia bíblica del nacimiento de Cristo para celebrar la gloria de nuestro Dios al enviar a su hijo a vivir, morir y resucitar por la humanidad que estaba sumida en las más densas tinieblas.

La venida de Jesús fue tan gloriosa que los mismos ángeles de Dios fueron enviados para anunciar el nacimiento del gran Rey del cielo en la tierra.

Los ángeles, según la correcta enseñanza bíblica, son las criaturas más cercanas a Dios, sirven como mensajeros suyos y han estado involucrados en papeles importantes, aunque no protagónicos, en la revelación de Dios y la redención del hombre caído en pecado. En muchos aspectos los ángeles están por encima del hombre aun cuando éste fue puesto como corona de la creación terrenal de Dios.

En la historia del nacimiento de Cristo, los ángeles están involucrados como personas importantes en todo este despliegue de gloria por tan importante evento redentor.

Siempre los nacimientos son ocasión de celebración. El nacimiento de un niño son noticias que queremos comunicar. En algunos lugares se tiene la costumbre de que cuando nace un bebé en la familia, se envían tarjetas a los familiares y amigos anunciando el nacimiento con el nombre del bebé, cuándo nació, donde nació, cuánto midió y cuánto pesó.

La Biblia nos dice que el nacimiento de Jesucristo también fue anunciado y con un despliegue extraordinario de la gloria de Dios, pues el niño que nacía era glorioso y sublime. Era un niño aunque aparentemente ordinario, por el contexto en el que nació, era a la vez un niño único y diferente a todos. En Navidad celebramos la venida de un niño, que es Jesús, nuestro Señor.

En Mateo capítulo 1 (18-25) encontramos esta bella historia:

El nacimiento de Jesús, el Cristo, fue así: Su madre, María, estaba comprometida para casarse con José, pero antes de unirse a él, resultó que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. 19 Como José, su esposo, era un hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, resolvió divorciarse de ella en secreto.

20 Pero cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo.

José y María estaban comprometidos para casarse. Era un tiempo de mucha seriedad, ya lo único que faltaba era la unión final. En ese lapso, resultó que María estaba embarazada. ¿Te imaginas qué escándalo? Si las señoras chismosas de Nazaret se hubieran enterado y el rumor se hubiera extendido: “Ya sabes que María está embarazada, pero José no es el padre”.

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