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Summary: Nuestra esperanza está en Dios solamente porque siempre es fiel a su pacto, palabra y promesas.

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Es muy común escuchar que el noviazgo es una fase para que la pareja se conozca. Pero los que hemos pasado por él, sabemos que esta declaración no es tan precisa. Ciertamente, en el noviazgo llegas a conocer muy parcialmente algo de tu pareja. Quizá te enteres un poco de su historia, de su vida familiar y de otros detalles de gustos y preferencias. Pero no es sino hasta que te casas y vives día a día con la persona, que comienzas a penas a conocer de verdad a tu compañera(o) de vida.

Llevo 31 años de casado y todavía me siguen sorprendiendo los descubrimientos de los profundos misterios que encierra mi amada esposa. Ella lo tiene más fácil, porque yo soy modelo básico, simple y austero. No hay mucho por conocer.

Si conocer a una persona no nos alcanza ni con toda nuestra vida, imagínate conocer a Dios. De hecho, conocer a Dios, sería imposible, si él no se hubiera dado a conocer. Si él no se hubiera revelado.

Si decimos que conocemos a Dios o queremos conocerlo, pero no prestamos atención a su revelación en la Palabra Escrita, cómo podremos conocerlo en verdad. Por eso es importante ir a la Palabra y descubrir cómo se ha dado a conocer él.

Es sólo cuando vamos a la Palabra, siendo habilitados por la obra completada por Jesucristo, que podemos realmente crecer en conocimiento del Señor. Y si para conocer a una persona finita nos lleva toda la vida, conocer al Señor infinito, poderoso y asombroso, ni la eternidad nos será suficiente.

Hoy comenzamos nuestra nueva serie de sermones llamada: ¿Quién como Él? Y básicamente, estaremos considerando cómo es revelado nuestro Dios en el libro del Antiguo Testamento conocido como Éxodo. Una buena idea este mes sería leer todo el libro de Éxodo. De hecho, si haces tu “A solas con Dios” (el devocional que ofrecemos como iglesia) estarás leyendo varios pasajes de este libro.

Éxodo es el segundo libro del Pentateuco, del cual Moisés es el autor humano. De hecho, es en éxodo que encontramos a Moisés por primera vez. A partir de éxodo y a lo largo del Antiguo y el Nuevo Testamento, Moisés es mencionado por nombre unas 798 veces, de las cuales 266 menciones se encuentran en el libro de éxodo. O sea, Moisés es un personaje importante en toda la Biblia y el libro de Éxodo no es la excepción.

No obstante, aunque Moisés es importante en el libro, las palabras y acciones de alguien más son centrales en el éxodo, y en toda la Biblia para tal efecto. El personaje central del libro del Éxodo es nuestro Dios. Y en este libro, Dios se revela de muchas maneras muy pertinentes para la realidad que enfrentaba su pueblo. Dios se presenta como el Dios fiel, el Dios libertador, Sustentador y Rey, entre otros cuadros maravillosos de Dios que encontramos en el libro.

Hoy comenzamos a profundizar nuestro conocimiento de Dios como el Dios fiel, para que al conocerlo más podamos decir: ¿Quién como él? ¿Quién como nuestro Dios? No hay nadie como él y fuera de él no hay otro Dios. Sólo a él debemos glorificar y por su reino debemos vivir.

Por eso este día decimos: Nuestra esperanza está en Dios solamente porque siempre es fiel a su pacto, palabra y promesas.

Para comenzar a ver al Dios fiel en Éxodo, necesitamos dar un poco de trasfondo de la historia previa al punto en el que nos encontramos al iniciar el libro. Éxodo es la continuación de la historia en donde nos dejó el libro de Génesis, el primer libro del pentateuco. Éxodo comienza recordándonos que Jacob (o Israel) y sus descendientes habitaban ahora en Egipto. De hecho, se da la lista de los que llegaron, en su momento, a establecerse en Egipto y fueron 70 personas en total. ¿Por qué estaban en Egipto? Bueno, esa historia nos la proveen los últimos capítulos del libro anterior, el libro de Génesis.

Haciendo la historia corta, uno de los hijos de Jacob, llamado José, que había tenido serias rivalidades con sus hermanos, había sido vendido clandestinamente como esclavo por sus mismos hermanos en un intento de deshacerse de él y había llegado a Egipto en esa condición.

Dios estuvo con José de tal forma que, aunque pasando por un proceso largo, duro y doloroso, llegó a ser el gobernador de todo Egipto, el segundo al mando, después del faraón.

En medio de una hambruna general, por la bendición de Dios sobre José, él único lugar en la tierra donde había comida era en Egipto. Y así es como Jacob envía a sus hijos a Egipto a comprar alimentos.

Fue muy dramático el reencuentro entre José y sus hermanos, pero al final de cuentas, hubo una reconciliación total y José, con la venia del faraón, manda traer a su padre y a toda la familia a vivir a bajo la protección de Egipto. Y así la familia de Jacob es preservada de morir en la hambruna.

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