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La Milla Extra Series
Contributed by Wilbur Madera Rivas on Feb 2, 2008 (message contributor)
Summary: Para responder a tu llamado, tienes que confiar en Dios.
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La milla extra 03/02/08
Josué 1:6-9
Intro: Cuando Rick Hoyt nació hace más de 44 años, los médicos le dijeron a sus padres que su hijo tenía daños cerebrales severos y que nunca podría hablar ni caminar. El consejo fue: “intérnenlo en una institución porque no va a ser más que un vegetal”. Pero ellos dijeron: “No, lo vamos a crecer como a cualquier otro niño”. Cuando iban a la playa, Rick iba con toda la familia. Cuando sus hermanos jugaban Hokey en la calle con los amigos, adaptaban el bastón a su silla y lo empujaban para que jugara con los demás niños. A los doce años, con la ayuda de una computadora, Rick pudo comunicar sus pensamientos con su familia. Fue a la Escuela como todos los demás. Estando estudiando la preparatoria, Rick se enteró que habría una carrera de 5 millas en beneficio de una persona discapacitada y le dijo a su padre que le gustaría participar. Dick, su padre, aunque no era un corredor, aceptó el desafío por tratarse de algo que su hijo anhelaba con todo su corazón. Después de la carrera, el joven le dijo a su papá que cuando corrían el sentía que desaparecía su discapacidad. Y fue todo lo que el padre necesitaba escuchar. Ahora a la edad de 66 años (el padre) y 44 (el hijo) han corrido juntos 950 carreras, 60 maratones, incluso han participado en 6 triatlones. En todas estas carreras, Dick, el padre, ha empujado, jalado y cargado a su hijo que ahora pesa como 50 kilos. Rick se graduó de la prepa y hasta de la universidad. Y ahora vive solo en su propio departamento.
¡Qué historia! ¿Me pregunto qué hubiera hecho yo ante esa situación? Este padre Dick, pudo haberse conformado con proveer sustento y atención básica para su hijo. Pero ante la situación, ante el desafío que se le planteaba, estuvo dispuesto a ir más allá del mínimo. Estuvo dispuesto a caminar la milla extra. Y en su caso, muchas millas (literales). No se si este hombre es cristiano, pero su vida es un ejemplo para muchos de nosotros, para enfrentar con valor y decisión los desafíos de la vida.
Los que estamos en una relación creciente con Cristo sabemos que esos desafíos son en realidad llamados de parte de Dios a la acción. Es una convocación que Dios nos hace para dar el siguiente paso de compromiso y fe en él. Otros podrán verlos como problemas o dificultades, pero nosotros debemos aprender a verlos como oportunidades de compromiso, como oportunidades de crecimiento, como llamados de parte de Dios para acercarnos a él. Llamados en los que tenemos que responder con valor, fe, enfoque y acción.
Quizá ahora mismo estás experimentando uno de esos llamados de parte de Dios.
• Quizá se trata de una enfermedad. (Esta semana visité a una familia que desde hace un año han estado cuidando a una mujer integrante de la familia (madre y esposa) que por problemas de presión entró en una crisis, quedó inconsciente y desde entonces no ha recobrado la consciencia).
• Quizá se trata de tu matrimonio.
• Quizá se trata de tus hijos. (Ayer vi ir a mi hijo al campamento de jóvenes…un hijo en secundaria).
• Quizá se trata de tu trabajo
• Quizá se trata de tu involucramiento en la Iglesia y el ministerio.
Tal vez, los ves como dificultades, problemas o desafíos. Pero te animo a que los comencemos a ver como llamados de parte de Dios para caminar la milla extra. Para que enfoquemos todo lo que sabemos de él y lo practiquemos con valentía enfrentando estas situaciones para Su gloria y para el testimonio y el avance de Su reino.
En el libro de Josué, en el capítulo 1, encontramos a este personaje enfrentando uno de esos llamados de parte de Dios.
Josué había sido algo así como el segundo al mando después de Moisés en guiar al Pueblo de Israel a la tierra prometida. En el capítulo 1, nos enteramos que Moisés, el gran líder del Israel, había muerto. Alguien más debía continuar con el proyecto iniciado. Alguien más debía llevar al pueblo a la conquista de la tierra prometida. Pero la tarea no era fácil. De hecho, desde mi perspectiva, era un verdadero lío. En esas tierras habían naciones poderosas con ciudades fortificadas y grandes ejércitos. El pueblo de Israel no era muy dócil que digamos. Era una verdadera tarea titánica la que le esperaba a Josué. Si yo hubiera estado en su lugar, me imagino que estuviera preguntando donde firmo mi renuncia.
Este llamado de Dios para Josué no era pan comido. De hecho, Dios le dice claramente a Josué que esto requeriría esfuerzo y valentía. Mira los versículos 6, 7 y 9: “Esfuérzate y se valiente”. Dios le deja claro que esto no será un juego de niños; que esto requeriría esfuerzo, compromiso, fe, valentía, dedicación. Este era el llamado de Dios para la vida de Josué. En su plan de redención para su Pueblo, se necesitaba un líder comprometido que enfrentara la situación con esfuerzo y valor. Y allí estaba Josué, recibiendo claramente el llamado de Dios para caminar la milla extra por el Reino de Dios.