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El Contentamiento Protege Tu Corazón Series
Contributed by Wilbur Madera Rivas on Nov 20, 2006 (message contributor)
Summary: El contentamiento protege tu corazón del amor al dinero
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El contentamiento protege tu corazón
1 Timoteo 6:6-10
Intro. El otro día estaba viendo un programa de televisión en el que le decían a la gente en la calle que hicieran cierta cosa ridícula públicamente por cierta cantidad de dólares. Ante la negativa de la gente iban subiendo la oferta, hasta llegar al precio de la conciencia de la persona. ¿Cuál es nuestro precio? Bueno…se me ocurre que pensemos ¿Por cuánto saldrías a la calle sin ropa y caminarías así dos cuadras? ¿Por 1000 pesos? ¿5000? ¿20000? ¿50 000? ¿100 000? ¿1,000,000? Creo que la mayoría de los que estamos aquí no lo haríamos cualquiera que sea la oferta. La verdad es muy difícil que nos encontremos un día con esta disyuntiva específica. Sin embargo ¿cuántos de nosotros por ahorrarnos dinero sí hacemos cosas que no son correctas?
•¿Por ahorrarnos 100 pesos en la compra de un disco original, preferimos pagar 20 por una copia pirata?
•¿Por ahorrarnos 20 pesos del boleto de la entrada de nuestro hijo de 13 años a Xmatkuil, mentimos diciendo que tiene 11?
•¿Por ganar 200 pesos más al mes sacrificamos tiempo precioso con nuestra familia?
•¿Por ganar unos cuantos pesos más vendemos kilos de 950 gramos?
•¿Por ganar unos cuantos pesos más vendemos piezas usadas como si fueran nuevas?
•¿Por no perder dinero de nuestra quincena, salimos antes del horario y le pedimos a nuestro compañero que nos cheque la tarjeta?
•¿Por ahorrarnos unos pesos llevamos a casa materiales o insumos de la empresa donde laboramos?
•¿Por ahorrarnos un dinerito falseamos nuestra declaración fiscal?
La lista podría seguir. Pero, tanto lo incorrecto que hacemos por dinero como lo correcto que dejamos de hacer por dinero muestra nuestro problema respecto al dinero: la Biblia lo llama “El amor al Dinero”.
Mira como dice el versículo 10 (NVI): “Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males”. La Biblia nos muestra que amar el dinero trae consigue un sin fin de problemas a nuestras vidas. Problemas en el matrimonio, en las relaciones, en el centro laboral, en la iglesia, en la sociedad…pero sobre todo problemas con Dios. Notemos que no está diciendo que el dinero trae los problemas, sino el AMOR al dinero. No estamos diciendo que tener dinero o querer prosperar en sí mismo sea el problema. Sino decimos que este es el caso cuando enriquecerte, ganar dinero, guardar el dinero se vuelve tu deseo vehemente, tu motivación (lo que te hace salir de la cama todos los días), tu tesoro (lo que aquilatas más que nadie), pensamiento constante (tu criterio de decisión o acción), tu pasión, lo que amas más en este mundo.
Ilustra: El dinero es como la electricidad. Cuántas cosas buenas trae la electricidad: podemos amplificar el sonido, podemos evitar el calor, podemos iluminar nuestros hogares y ciudades. Trae muchas comodidades y beneficios. Ah…pero no toques unos cables pelados o metas un alambre al contacto de la luz...la electricidad puede ser fuente de muchos males. Así es el dinero, mientras lo uses adecuadamente conforme al plan de Dios, todo va bien, pero apenas comienzas a amarlo…comienzan los problemas.
La Biblia nos advierte claramente de esto, pero también nos da el antídoto en contra del amor al dinero. Precisamente es el contentamiento. El CONTENTAMIENTO PROTEGE TU CORAZÓN DEL AMOR AL DINERO.
El versículo 6 dice: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento”. En el contexto el apóstol está hablando de personas que andan enseñando falsedades, causando divisiones y que consideran esto de la “religión” o la “piedad” o de una “relación con Dios” como medio para enriquecerse. Es entonces cuando el apóstol escribe el versículo 6, diciendo ciertamente en la religión, en la relación con Dios, en la vida delante de Dios hay grandes ganancias, siempre y cuando se tenga CONTENTAMIENTO.
Es decir, siempre y cuando puedas ver todo lo que Dios te ha dado con gratitud. Que puedas ver los avances económicos que has tenido recientemente como bendición de Dios para honrarle en tu vida. Que aunque no ocurra ese aumento de salario que esperabas, puedas decir, Señor confío en ti y te doy gracias porque tú sabes perfectamente lo que es mejor para mí. Que aprendas a disfrutar lo que tienes en vez de quejarte y lamentarte por lo que no tienes. En fin, que desees una relación con Dios porque lo amas a él y no porque amas los regalos que te da.
Ilustra: ¿Te acuerdas de algunas de tus fiestas de cumpleaños cuando eras niño? ¿Qué era lo que más te emocionaba? ¿Las personas con las que convivirías? ¿O los regalos que traerían para ti? La verdad, si fuiste como yo, lo que más me emocionaba eran los regalos, no tanto las personas. Cuando no tienes contentamiento te pasa lo mismo. En tu relación con Dios lo que más te apasiona no es Dios mismo, sino los regalos o beneficios que tienes por estar con él. Pero cuando tienes contentamiento, la más mínima bendición es recibida con gratitud, porque aunque no tengas cosas que quizá deseas, tienes a Aquel quien es tu tesoro y eso es suficiente para estar satisfecho.