Summary: El contentamiento protege tu corazón del amor al dinero

El contentamiento protege tu corazón

1 Timoteo 6:6-10

Intro. El otro día estaba viendo un programa de televisión en el que le decían a la gente en la calle que hicieran cierta cosa ridícula públicamente por cierta cantidad de dólares. Ante la negativa de la gente iban subiendo la oferta, hasta llegar al precio de la conciencia de la persona. ¿Cuál es nuestro precio? Bueno…se me ocurre que pensemos ¿Por cuánto saldrías a la calle sin ropa y caminarías así dos cuadras? ¿Por 1000 pesos? ¿5000? ¿20000? ¿50 000? ¿100 000? ¿1,000,000? Creo que la mayoría de los que estamos aquí no lo haríamos cualquiera que sea la oferta. La verdad es muy difícil que nos encontremos un día con esta disyuntiva específica. Sin embargo ¿cuántos de nosotros por ahorrarnos dinero sí hacemos cosas que no son correctas?

•¿Por ahorrarnos 100 pesos en la compra de un disco original, preferimos pagar 20 por una copia pirata?

•¿Por ahorrarnos 20 pesos del boleto de la entrada de nuestro hijo de 13 años a Xmatkuil, mentimos diciendo que tiene 11?

•¿Por ganar 200 pesos más al mes sacrificamos tiempo precioso con nuestra familia?

•¿Por ganar unos cuantos pesos más vendemos kilos de 950 gramos?

•¿Por ganar unos cuantos pesos más vendemos piezas usadas como si fueran nuevas?

•¿Por no perder dinero de nuestra quincena, salimos antes del horario y le pedimos a nuestro compañero que nos cheque la tarjeta?

•¿Por ahorrarnos unos pesos llevamos a casa materiales o insumos de la empresa donde laboramos?

•¿Por ahorrarnos un dinerito falseamos nuestra declaración fiscal?

La lista podría seguir. Pero, tanto lo incorrecto que hacemos por dinero como lo correcto que dejamos de hacer por dinero muestra nuestro problema respecto al dinero: la Biblia lo llama “El amor al Dinero”.

Mira como dice el versículo 10 (NVI): “Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males”. La Biblia nos muestra que amar el dinero trae consigue un sin fin de problemas a nuestras vidas. Problemas en el matrimonio, en las relaciones, en el centro laboral, en la iglesia, en la sociedad…pero sobre todo problemas con Dios. Notemos que no está diciendo que el dinero trae los problemas, sino el AMOR al dinero. No estamos diciendo que tener dinero o querer prosperar en sí mismo sea el problema. Sino decimos que este es el caso cuando enriquecerte, ganar dinero, guardar el dinero se vuelve tu deseo vehemente, tu motivación (lo que te hace salir de la cama todos los días), tu tesoro (lo que aquilatas más que nadie), pensamiento constante (tu criterio de decisión o acción), tu pasión, lo que amas más en este mundo.

Ilustra: El dinero es como la electricidad. Cuántas cosas buenas trae la electricidad: podemos amplificar el sonido, podemos evitar el calor, podemos iluminar nuestros hogares y ciudades. Trae muchas comodidades y beneficios. Ah…pero no toques unos cables pelados o metas un alambre al contacto de la luz...la electricidad puede ser fuente de muchos males. Así es el dinero, mientras lo uses adecuadamente conforme al plan de Dios, todo va bien, pero apenas comienzas a amarlo…comienzan los problemas.

La Biblia nos advierte claramente de esto, pero también nos da el antídoto en contra del amor al dinero. Precisamente es el contentamiento. El CONTENTAMIENTO PROTEGE TU CORAZÓN DEL AMOR AL DINERO.

El versículo 6 dice: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento”. En el contexto el apóstol está hablando de personas que andan enseñando falsedades, causando divisiones y que consideran esto de la “religión” o la “piedad” o de una “relación con Dios” como medio para enriquecerse. Es entonces cuando el apóstol escribe el versículo 6, diciendo ciertamente en la religión, en la relación con Dios, en la vida delante de Dios hay grandes ganancias, siempre y cuando se tenga CONTENTAMIENTO.

Es decir, siempre y cuando puedas ver todo lo que Dios te ha dado con gratitud. Que puedas ver los avances económicos que has tenido recientemente como bendición de Dios para honrarle en tu vida. Que aunque no ocurra ese aumento de salario que esperabas, puedas decir, Señor confío en ti y te doy gracias porque tú sabes perfectamente lo que es mejor para mí. Que aprendas a disfrutar lo que tienes en vez de quejarte y lamentarte por lo que no tienes. En fin, que desees una relación con Dios porque lo amas a él y no porque amas los regalos que te da.

Ilustra: ¿Te acuerdas de algunas de tus fiestas de cumpleaños cuando eras niño? ¿Qué era lo que más te emocionaba? ¿Las personas con las que convivirías? ¿O los regalos que traerían para ti? La verdad, si fuiste como yo, lo que más me emocionaba eran los regalos, no tanto las personas. Cuando no tienes contentamiento te pasa lo mismo. En tu relación con Dios lo que más te apasiona no es Dios mismo, sino los regalos o beneficios que tienes por estar con él. Pero cuando tienes contentamiento, la más mínima bendición es recibida con gratitud, porque aunque no tengas cosas que quizá deseas, tienes a Aquel quien es tu tesoro y eso es suficiente para estar satisfecho.

Ilustra: La semana pasada intentaron entrar por tercera vez a la casa. Nuestra casa está muy desprotegida por varias razones…no hay construcción por ninguno de sus costados ni tampoco hay casas construidas enfrente. Somos el blanco perfecto. Esta ocasión casi logran abrir la puerta de atrás. Este hecho nos dejó bastante afectados como familia. Nos está provocando temor de salir y dejar la casa sola. Un poco de intranquilidad al dormir pensando que pudieran entrar durante la noche, etc. Pero sobre todo, estamos en peligro de comenzar a quejarnos o sentirnos insatisfechos con todo lo que Dios nos ha dado. Nos está llevando a considerar ¿qué es lo que valoramos más? ¿las cosas que tenemos? ¿o al Dios que nos las dio?

Así como estamos tomando medidas para asegurar la casa en contra de los ladrones, este evento nos muestra que debemos asegurar aun más nuestros corazones en contra del amor al dinero y la manera más práctica de hacerlo es llenando nuestros corazones de CONTENTAMIENTO…una profunda gratitud a Dios porque el nos da todo lo que tenemos como señales que nos dirijan a él. El es lo más importante que tenemos, nadie ni nada más puede ocupar su lugar...nada ni nadie nos lo puede robar. Por eso el apóstol dice en el versículo 8: “Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto”.

Un corazón protegido con el contentamiento puede ver las cosas que tiene y decir: “tengo qué comer; tengo donde dormir; tengo con qué cubrirme; tengo a Dios…tengo suficiente; gracias Señor”. ¿Comiste esta semana? ¿Tuviste donde dormir y resguardarte? Protege tu corazón con contentamiento. Repito no estamos diciendo que seas conformista o desobligado, sino que trabajes, busques oportunidades, emprendas proyectos siempre con la motivación y el corazón correcto. Mi contentamiento está en Dios, no en las cosas que tengo o pueda tener. Esto protegerá tu corazón del amor al dinero.

La verdad es que el amor al dinero es muy sutil. Cuando pensamos en el amor al dinero vienen a nuestra mente imágenes como al tío Macpato besando sus montones de oro o al cruel Scrooch del cuento de Navidad de Charles Dickens. Por supuesto estos son los extremos, pero qué tal de los que no hemos llegado a ese grado. ¿Cómo saber si amamos el dinero?

Quisiera sugerirte tres preguntas que se derivan de este mismo pasaje que pueden ayudarte a evaluar tu corazón y su relación con el dinero.

1.¿Estoy creyendo que soy el dueño de lo que tengo?

Cuando amamos el dinero pensamos y actuamos como si fuéramos los dueños de lo que tenemos. Disponemos, invertimos, gastamos, compramos y vendemos como si no tuviéramos que dar cuenta a nadie. La Biblia nos recuerda en versículo 7: “porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos saca”.

¿Sabes cuando nos damos cuenta claramente que nada era nuestro? El día de nuestro funeral. Así como nacimos…así moriremos y nada nos podremos llevar. Aquel terreno por el que tanto peleaste, aquí se quedará. Aquel automóvil que tanto presumías al conducirlo, aquí se quedará. Aquel negocio tan próspero que tenías, a otros se les quedará. No te los puedes llevar porque al final de cuentas, no eran tuyos.

Protege tu corazón con contentamiento para que puedas disfrutar las bendiciones de Dios y siempre estés consciente que no eres el dueño, sino que debes honrar al dueño con lo que te ha dado. De otra manera, estarás en peligro de usurpar la propiedad del dueño y volverte amante del dinero.

2.¿Estoy siendo movido más por el deseo de enriquecerme que por el deseo de agradar a Dios?

Cuando amamos al dinero, éste se vuelve nuestro móvil, nuestra motivación, nuestro tesoro, la adrenalina para vivir, el aire que respiramos, nuestra pasión. En la vida diaria, hacer la voluntad de Dios es un pensamiento secundario. Pero sólo menciono palabras como “ganancia, inversión redituable, millones, etc.” y mi corazón comienza a latir con más fuerza. Es decir lo que mueve es el deseo de enriquecerme en vez de agradar a Dios, todo esto muestra mi amor por el dinero.

La Biblia nos dice en el versículo 9 “Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción” Cuando amo al dinero me vuelvo esclavo de mis deseos. Hago cualquier cosas por conservar ese amor. El final es triste, pues son afanes insensatos y dañinos que hunden a la gente en ruina y destrucción.

Por eso protege tu corazón con contentamiento para que puedas disfrutar las bendiciones de Dios y sí invertir, usar, y prosperar pero siempre por causa de buscar agradar a Dios en primer lugar en tu vida.

3.¿Estoy alejándome de mi fe con tal de enriquecerme?

Cuando amamos el dinero nos vamos alejando sutilmente de aquello que decimos creer. Cristo, su gloria y su palabra, van pasando poco a poco a segundo término. Inclusive llego a hacer cosas que son contrarias a la voluntad de mi Señor con tal de ganar o de ahorrar un poco más de dinero. Por eso la Biblia dice: v. 10 “Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores”.

Algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores. No te alejes de tu fe en Cristo por causa del amor al dinero. Por eso protege tu corazón con contentamiento. Para que sólo hagas respecto al dinero aquello que es congruente con tu lealtad a tu Señor.

Conclusión:

Te animo que a que te hagas sinceramente estas preguntas: ¿me creo dueño de lo que tengo? ¿Soy movido más por el deseo de enriquecerme que por agradar a Dios? ¿Me estoy alejando de mi fe con tal de enriquecerme? Háztelas hoy y antes de tomar decisiones relacionadas con el dinero. Porque si quieres estar vacunado en contra del amor al dinero y todas sus desgracias…debes llenar tu corazón de contentamiento. Pues el contentamiento protege tu corazón del amor al dinero.