Isaías 60
Futura Gloria De Jerusalén
Y la gloria del SEÑOR ha amanecido sobre ti.
Y densa oscuridad los pueblos.
Pero sobre ti amanecerá el SEÑOR,
Y sobre ti aparecerá Su gloria.
Y los reyes al resplandor de tu amanecer.
Todos se reúnen, vienen a ti.
Tus hijos vendrán de lejos,
Y tus hijas serán llevadas en brazos.
Y se estremecerá y se regocijará tu corazón,
Porque vendrá sobre ti la abundancia del mar,
Las riquezas de las naciones vendrán a ti.
Camellos jóvenes de Madián y de Efa.
Todos los de Sabá vendrán,
Traerán oro e incienso,
Y traerán buenas nuevas de las alabanzas del SEÑOR.
Los carneros de Nebaiot estarán a tu servicio.
Subirán como ofrenda agradable sobre Mi altar,
Y Yo glorificaré la casa de Mi gloria.
Y como palomas a sus palomares?
Y las naves de Tarsis vendrán primero,
Para traer a tus hijos de lejos,
Y su plata y su oro con ellos,
Por el nombre del SEÑOR tu Dios,
Y por el Santo de Israel porque Él te ha glorificado.
Y sus reyes te servirán.
Porque en Mi furor te herí,
Pero en Mi benevolencia he tenido compasión de ti.
Ni de día ni de noche se cerrarán,
Para que te traigan las riquezas de las naciones,
Con sus reyes llevados en procesión.
Y esas naciones serán completamente destruidas.
El ciprés, el olmo y el boj a una,
Para hermosear el lugar de Mi santuario.
Y Yo haré glorioso el lugar de Mis pies.
Se postrarán a las plantas de tus pies todos los que te despreciaban,
Y te llamarán Ciudad del SEÑOR,
Sion del Santo de Israel.
Sin que nadie pasara por ti,
Haré de ti gloria eterna,
Gozo de generación en generación.
Mamarás al pecho de los reyes.
Entonces sabrás que Yo, el SEÑOR, soy tu Salvador
Y tu Redentor, el Poderoso de Jacob.
En vez de hierro, traeré plata,
En vez de madera, bronce,
Y en vez de piedras, hierro.
Pondré como tus administradores la paz,
Y como tus gobernantes la justicia.
Ni de desolación, ni de destrucción dentro de tus límites;
Sino que llamarás a tus murallas salvación y a tus puertas alabanza.
Ni el resplandor de la luna te alumbrará;
Sino que tendrás al SEÑOR por luz eterna,
Y a tu Dios por tu gloria.
Ni menguará tu luna,
Porque tendrás al SEÑOR por luz eterna,
Y se habrán acabado los días de tu luto.
Para siempre poseerán la tierra,
Vástago de Mi plantío,
Obra de Mis manos,
Para que Yo me glorifique.
Y el más insignificante una nación poderosa.
Yo, el SEÑOR, a su tiempo lo apresuraré.