Isaías 51
Anuncio De Salvación Para Sion
Los que buscan al SEÑOR.
Miren la roca de donde fueron tallados,
Y la cantera de donde fueron extraídos.
Y a Sara, que los dio a luz.
Cuando él era uno solo lo llamé,
Y lo bendije y lo multipliqué”.
Consolará todos sus lugares desolados.
Convertirá su desierto en Edén,
Y sus lugares desolados en huerto del SEÑOR.
Gozo y alegría se encontrarán en ella,
Acciones de gracias y voces de alabanza.
Y óyeme, nación Mía.
Porque de Mí saldrá una ley,
Y estableceré Mi justicia para luz de los pueblos.
Y Mis brazos juzgarán a los pueblos.
Por Mí esperan las costas,
Y en Mi brazo ponen su esperanza.
Y miren la tierra abajo.
Porque los cielos como humo se desvanecerán,
Y la tierra como un vestido se gastará.
Sus habitantes como mosquitos morirán,
Pero Mi salvación será para siempre,
Y Mi justicia no disminuirá.
Pueblo en cuyo corazón está Mi ley.
No teman el oprobio del hombre,
Ni se desalienten a causa de sus ultrajes.
Y como a lana se los comerá la larva.
Pero Mi justicia durará para siempre,
Y Mi salvación por todas las generaciones”.
Despierta como en los días de antaño, en las generaciones pasadas.
¿No eres Tú el que despedazó a Rahab,
El que traspasó al dragón?
Las aguas del gran abismo;
El que transformó en camino las profundidades del mar
Para que pasaran los redimidos?
Entrarán en Sion con gritos de júbilo,
Con alegría eterna sobre sus cabezas.
Gozo y alegría alcanzarán,
Y huirán la tristeza y el gemido.
¿Quién eres tú que temes al hombre mortal,
Y al hijo del hombre que como hierba es tratado?
Que extendió los cielos
Y puso los cimientos de la tierra,
Para que estés temblando sin cesar todo el día ante la furia del opresor,
Mientras este se prepara para destruir?
Pero ¿dónde está la furia del opresor?
14El desterrado pronto será libertado, y no morirá en la cárcel, ni le faltará su pan.
15Porque Yo soy el SEÑOR tu Dios, que agito el mar y hago bramar sus olas (el SEÑOR de los ejércitos es Su nombre)
16“Y he puesto Mis palabras en tu boca, y con la sombra de Mi mano te he cubierto al establecer los cielos, poner los cimientos de la tierra y decir a Sion: ‘Tú eres Mi pueblo’”.
Tú, que has bebido de la mano del SEÑOR la copa de Su furor,
Que has bebido el cáliz del vértigo hasta vaciarlo.
Ni hay quien la tome de la mano entre todos los hijos que crió.
¿Quién te confortará?;
Desolación y destrucción, hambre y espada,
¿Quién te consolará?
Yacen en las esquinas de todas las calles
Como antílope en la red,
Llenos del furor del SEÑOR,
De la reprensión de tu Dios.
Que estás ebria, pero no de vino:
Que lucha por Su pueblo:
“He quitado de tu mano la copa del vértigo,
El cáliz de Mi furor,
Nunca más lo beberás.
Que te han dicho: ‘Póstrate para que pasemos’.
Y tú pusiste tu espalda como suelo,
Como calle para los que pasaban”.