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Summary: En el pacto de gracia hay mandamientos para cumplir.

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Éxodo 20

Los veranos de casi toda mi infancia y adolescencia temprana los pasaba en Chuburná Puerto. Allá mis padres tenían una casa que estaba cercana a las instalaciones del Campamento Federico R. Passler. Cuando había actividad de campamento, me unía al programa y participaba, y así hice muchos amigos.

Recuerdo que una ocasión, hice muy buena amistad con un grupo de niños al punto que decidimos hacer una especie de pandilla: Nos hicimos llamar, “los jóvenes rebeldes”. Hasta hicimos nuestro canto lema, que era una versión alterada de un canto que nos habían enseñado en las clases. También establecimos las reglas o estipulaciones de nuestro grupo.

Entre estas reglas estaba que por ningún motivo podíamos revelar la ubicación de nuestro escondite secreto. Tampoco debías decir a nadie la palabra secreta para identificarte como parte del grupo. Y la más importante, en ese entonces, no se aceptaban niñas en nuestro grupo. Estas reglas eran juramentadas solemnemente cuando formabas parte de este pacto de grupo.

Por supuesto, todo esto es motivo de risa hoy día, pero nos muestra una realidad en nosotros. Solemos hacer pactos, acuerdos, alianzas y esos pactos para que funcionen deben tener reglas y estipulaciones que los pactantes deben observar para la buena marcha del pacto.

En nuestra serie de sermones: “Vida en el Pacto” estamos considerando la realidad que vivimos en el pacto que Dios ha establecido con su pueblo.

Hemos dicho que el pacto es una relación solemne divinamente establecida entre Dios y los hombres. Y hemos subrayado el hecho de que todas las interacciones de Dios con el ser humano han seguido las pautas y estipulaciones del pacto. Dios no hace algo fuera de los límites de su pacto con el ser humano. Por eso podemos decir, que Dios es un Dios de pactos.

Como hemos repetido este mes, el pacto del que estamos hablando es el pacto de gracia, porque la gracia es lo que lo caracteriza y hacíamos notar que todos los pactos mencionados en la Biblia (con Noé, Abraham, Moisés, David e incluso el Nuevo Pacto en el Nuevo Testamento) son manifestaciones históricas y parciales del pacto de Gracia.

Es decir, que a través de toda la Biblia tenemos el desarrollo histórico del único y el mismo pacto de Gracia. El pacto de gracia conecta toda la Escritura desde Génesis hasta apocalipsis.

Hemos dicho, también, que Dios, en su gracia, es el iniciador del pacto. Estamos en el pacto por gracia e iniciativa de él y él ha establecido los límites del mismo. Comentábamos, también, que los súbditos de este pacto, son los adultos pactantes, pero que la envergadura del pacto abarca incluso a los descendientes de estos. Los descendientes son hijos del pacto, herederos de las promesas del pacto.

Hoy seguiremos explorando la vida en el pacto, pero específicamente, hablaremos de los mandamientos o estipulaciones del pacto.

Como dijimos al principio, todo pacto, alianza, acuerdo, requiere ciertas reglas, mandamientos y estipulaciones para su funcionamiento. En el caso del pacto de gracia, fue nuestro Dios quien soberanamente ha establecido los mandamientos del pacto.

Para entender mejor esto, necesitamos conocer un poco del trasfondo de la vida en el Antiguo cercano oriente, que es el contexto histórico-cultural en el que se estableció el pacto de Dios con su pueblo.

En el Antiguo cercano oriente, los emperadores al conquistar nuevas tierras establecían pactos con los reyes conquistados quienes se volvían vasallos de estos emperadores. Estos pactos solían tener un formato estándar, según los estudios arqueológicos de la época.

Los pactos comenzaban con un Preámbulo, seguido de un prólogo histórico, donde se hablaba de la bondad del emperador; a continuación, se presentaban las estipulaciones de la vida pactual y se incluían las sanciones en caso de fallar en cumplirlas; y por último se establecían las disposiciones de la sucesión de la dinastía para dar continuidad al pacto.

Esto se ha encontrado en los pactos de la época. Los eruditos al analizar los pactos en la Escritura pueden notar que están conformados de una manera muy similar. De hecho, todo el libro de Deuteronomio puede ser estudiado siguiendo estas divisiones de un pacto de la época.

En pocas palabras, Dios se acomodó a una forma conocida en la cultura para establecer su pacto con su pueblo de tal forma que ellos entendieran y estuvieran familiarizados con el establecimiento del pacto para cumplirlo todos los días de sus vidas.

Si el pacto se hubiera realizado hoy, quizá hubiéramos ido a una notaría, se habría leído el protocolo notarial y se hubieran firmado para que dar sellado como un compromiso totalmente legalizado.

Pero en el caso del pacto de Dios con su pueblo, se siguieron las pautas comunes de la época. El significado de esto es que Dios el Señor, que es el emperador de los cielos y la tierra, soberanamente, estaba estableciendo su pacto con su pueblo, y siendo el emperador benévolo que es, estableció mandamientos, estatutos, preceptos, normas para que su pueblo vasallo, sus súbditos vivieran conforme a ellos.

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