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Summary: Sólo Cristo es el camino exclusivo y suficiente al Padre

En agosto del 2010, la atención de todo el mundo estaba centrada en el rescate de los 33 mineros chilenos que permanecieron atrapados 70 días a 700 metros de profundidad en la mina San José. Uno no puede si quiera imaginar lo que debe haber sido el estar en esta situación por tantos días. Como tampoco podemos imaginar la emoción tan grande de estos hombres al salir, por fin, a la superficie, sanos y salvos, gracias a los esfuerzos de tantas personas involucradas en su rescate.

Los rescatistas excavaron un túnel por el cual pudieron meter una cápsula individual y así llevar hasta la superficie uno por uno a los mineros. Sólo había un medio para salir de esa mina para ellos. O tomaban ese túnel que habían excavado los rescatistas o quedaban sepultados para siempre allá. Creo que sería absurdo pensar que alguno de estos mineros hubiera dicho: “Yo no voy a entrar a ese túnel. Yo tengo que encontrar mi propia salida de este lugar. Yo tengo que llegar a la superficie por mí mismo.” Esto sería totalmente absurdo.

Cuando sólo hay una única y exclusiva salida, es absurdo tratar de buscar otra. Pues así de absurdo les pareció a los reformadores del siglo dieciséis lo que se enseñaba en su época y que aun tiende a ser una enseñanza a nuestro alrededor.

Este mes, en nuestra serie: “Vida Reformada”, estamos repasando parte de nuestra herencia que viene desde la época de la reforma del siglo XVI y estamos tratando de ver qué implicaciones prácticas tiene para nuestra vida en el siglo XXI.

Como vimos la semana pasada, una de las verdades centrales del movimiento de Reforma desde hace 505 años fue regresar a la centralidad de la Escritura como la autoridad incuestionable para todo en la vida. A esto se le conoce en la historia teológica como sola scriptura (solo la escritura) y es la primera de las llamadas “cinco solas de la reforma”.

Hoy continuamos el repaso de nuestra herencia reformada como iglesia Presbiteriana, hablando de otra de las doctrinas fundamentales que se redescubrieron en la época de la Reforma religiosa del siglo XVI y que siguen una enseñanza característica de la iglesia reformada, y nos referimos a la doctrina conocida como “Solus Christus” en su versión en latín. “Sólo Cristo”.

La enseñanza común en el tiempo de la reforma era que las personas podían salvarse de la condenación por sus pecados y así tener una relación eterna y abundante con Dios, por medio de realizar ciertas acciones personales. Es decir, que podían llegar a ser salvos por diversos medios orquestados humanamente. O sea, que podían ser salvos empleando medios personales.

A través de buenas obras, por la intercesión de alguna persona “bien parada” con Dios, por la mediación de documentos expedidos por la institución religiosa, en fin, se consideraba que las personas podían ser salvadas de la condenación eterna por diversos medios dependientes del ser humano. En otras palabras, había muchos caminos para llegar al cielo.

Y esta visión de las cosas no sólo era común en el siglo XVI sino, aún hoy, muchas personas siguen diciendo que hay varios caminos o formas de ser salvos.

Quizá algunos piensan que, teniendo una vida religiosa activa, haciendo los rituales o disciplinas marcadas por la norma religiosa. O bien haciendo más cosas buenas que malas. O siendo generoso y dadivoso con los demás. O bien estudiando mucho la Biblia. En fin, todavía hoy en día hay personas que piensan que con esfuerzo humano o por la agencia humana podemos llegar a satisfacer la justicia de Dios.

Pero los reformadores del siglo XVI encontraron que la Escritura nos presenta una enseñanza muy clara al respecto. Así como nos queda claro que los mineros chilenos no iban a salir de esa mina si no salían por medio del único túnel que excavaron los rescatistas, así les quedó claro a los reformadores la enseñanza bíblica que se llegó a conocer como Solus Christus – Sólo Cristo.

Por eso decimos hoy, “Sólo Cristo es el camino exclusivo y suficiente al Padre”. Fuera de él no hay salvación.

Los reformadores redescubrieron que la Biblia enseña que sólo hay un mediador entre los hombres y Dios: Jesucristo. No hay muchos caminos a Dios. La Biblia declara que, si alguien quiere perdón de sus pecados, salvación y una vida eterna y plena con Dios el único camino es la vida, obra y persona de Jesucristo.

Solus Christus…fuera de él no hay salvación. Como él mismo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). Esta verdad se convirtió en un bastión de la reforma del siglo XVI y sigue siendo una verdad fundamental para la fe cristiana, 505 años después, en el año 2022.

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