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Summary: Este es el primero de 4 sermones acerca de como tratar con nuestras emociones. Dios puso en mí compartir estos mensajes la semana antes y varias semanas después del 11/9/01

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TRATANDO CON LA IRA

Salmo 37:5-9

INTRODUCCIÓN

En abril de 1994, un hombre y una mujer iban en una van en un expreso de Chicago; atrás iban sus 2 hijos.

Un cadillac, conducido por un exconvicto, se colocó detrás de ellos y se les pegó a solo pulgadas. El hombre en la van redujo la velocidad.

El cadillac se pasó al carril derecho, le cortó al frente y aceleró a toda velocidad. El conductor de la van no se quedó atrás, sino que lo persiguió, lo alcanzó y comenzó a gritarle y a hacer gestos groseros.

El exconvicto sacó una pistola y le disparó a la van. La bala entró por el lado y le dió a la bebé, entrando por su oído izquierdo y saliendo por el derecho.

La niña vivió, pero está ciega de un ojo, media ciega en el otro, parcialmente sorda, y sufre severas incapacidades mentales y físicas.

El hombre que disparó está en la cárcel y los padres de la niña tendrán que vivir con el terrible dolor del remordimiento.

La ira es uno de nuestros mayores enemigos; “es un sentimiento de desagrado hacia eventos en nuestra vida o hacia el comportamiento de otros, que causa tensión y una actitud de hostilidad hacia el ofensor.”

Siempre y cuando la ira esté limitada a una emoción inicial e involuntaria, es considerada una reacción normal. Pero cuando perdemos nuestro temperamento y dejamos que la ira nos controle, o la almacenamos en nuestro corazón hasta que nos llena de amargura, resentimiento y hostilidad - es peligrosa y necesita ser tratada.

La ira es excesiva y descontrolada cuando:

- resulta en la explosión de nuestro

temperamento y/o lenguaje obsceno u

ofensivo.

- resulta en amargura, resentimiento y

hostilidad.

- nos debilita espiritualmente.

- resulta en daño a nosotros y a otras

personas.

Como todas las emociones, la ira puede ser constructiva o destructiva. Es destructiva si le hace daño a alguién, sea a nosotros mismos o a otros. Y es constructiva si nos lleva a tomar acción para resolver o mejorar una situación.

La ira en sí misma no es tanto el problema, sino lo que hacemos con ella. Si nos lleva a hacer daño o a desear hacer daño, está mal ante los ojos de Dios y es pecado.

I. OCASIONES DE LA IRA

EXP ¿Qué cosas nos llevan a la ira?

1. Comportamiento ofensivo de otros

2. Injusticia u opresión

3. Gente que se pone en nuestro camino

o interfiere con nuestros planes.

4. El no recibir el reconocimiento o

agradecimiento que "merecemos”, etc.

II. SÍNTOMAS DE LA IRA

EXP Algunos síntomas físicos son:

- hinchazón en los ojos

- rostro enrojecido o pálido

- tensión en los músculos

- alto tono de voz

- sudor

Algunos síntomas relacionales son:

- irritación

- alejamiento

- indiferencia

Algunos síntomas internos o espirituales son:

- intranquilidad

- deseos de hacer daño, de vengarse

III. PELIGROS DE LA IRA

EXP La ira es peligrosa para nuestra salud física y espiritual.

ILL Se hizo un estudio en el 1994 para determinar el nivel de hostilidad de las ciudades más grandes en los E.U. Al ver los resultados, no fué coincidencia, que las ciudades con un índice de hostilidad mayor tienen también un índice de mortalidad mayor.

Uno de los expertos que formaron parte del estudio concluyó, “La ira mata. Mientras más airada está la gente y mientras más cínicos son, más corta es su vida.”

APP La ira es un ácido que le hace más daño al lugar donde está contenido que al lugar donde es derramado. Le hace daño a nuestra relación con Dios, pero también a nuestra relación con otros.

ILL A pastor went to visit some prospective members. It was a husband and wife and their son. At the beginning of the visit, it was a typical visit. They were getting to know each other, what they had done in their lives. Finally, the woman said, "I can’t stand it anymore. I’ve got to say something! My husband and son have not spoken to each other in years! I don’t even know how long it’s been! They live in the same house, pass by each other in the same hall, eat at the same table, but they don’t speak!"

The pastor turned to the man and said, "Is this true?" "Yes, it is," he said. "I made a vow that I would never speak to him the rest of my life and I intend to keep it! I’m a man of my word!" The pastor asked, "What was it that he did that was so horrible?" "I don’t even remember," the man confessed. "I keep my vow!"

This man had not only held on to his anger, but he had also hung on to his pride. Because of it, their relationship was suffering.

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