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Summary: El trabajo es dignificante para el ser humano como imagen de Dios.

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Hace algún tiempo nos contactó un joven cristiano de otro estado para ver la posibilidad de que lo apoyáramos para encontrar un lugar donde vivir por mes y medio. Estaba viniendo a la ciudad por un proyecto académico de verano como parte de su formación y quería ver si podíamos ayudarlo a conseguir alojamiento. Gracias a Dios se le pudo apoyar y cuando llegó el día de su arribo a la ciudad, fui a recogerlo al aeropuerto.

Antes de llevarlo a su alojamiento, fuimos a cenar algo rápido. Mientras cenábamos y después de la conversación general para conocernos un poco más, tocó un tema que se veía que le inquietaba bastante.

Me comentaba que estaba en un tiempo de toma de decisiones y qué estaba bastante confundido. Me dijo que tenía una oportunidad de continuar sus estudios para lograr un posgrado en su campo académico, pero que por otro lado, le estaban animando a estudiar en un seminario para (abro comillas) “servir al Señor”.

Entonces, él no sabía qué hacer. Si continuar estudiando su carrera “secular” o estudiar teología para “servir al Señor”. Es decir, el veía estas cosas como contrarias y mutuamente excluyentes.

Aproveché esa cena y esos momentos, para explicarle que las dos ideas no estaban en conflicto. Que por medio de ambas cosas podía y debía servir al Señor. Le expliqué que los creyentes en Cristo no vivimos en dos mundos, uno secular y uno sagrado. Sino que todo el tiempo vivimos ante el rostro de Dios y para la gloria de Dios.

Tiempo después pude notar por sus redes sociales, que el Señor le guío a servirle a través de estudios superiores en su campo de conocimiento. No tuvo que ir a un seminario para servir al Señor. Cada quien debe seguir el llamado que Dios le hace a servirle en todas las diferentes esferas de su Reino.

Hay personas que, como este joven, tenemos una idea equivocada de la vida. Muchos cristianos hemos adoptado la idea de que la vida en el Reino de Dios se vive en dos mundos: un mundo secular y un mundo sagrado, santo o religioso. Entonces, según esta perspectiva, la persona debe tratar de mantener cada mundo en su lugar y aprender a navegar en cada mundo con los valores, prácticas y pautas propias de cada ámbito.

En muchos, esto resulta en circunscribir nuestra vida en Cristo solo a lo que tenga que ver con los medios de gracia o la liturgia o vida eclesiástica. Y pensar que nuestro actuar y vida en otros ámbitos como la educación, la política, la economía, el arte, la ciencia, el deporte, el entretenimiento, el ambiente, las problemáticas sociales, la salud, etc, tiene, en el mejor de los casos, poco que ver con Dios, o son ajenos completamente a la vida cristiana, más allá de mantener un buen testimonio ante los demás.

Y uno de los temas en el que se nota muchísimo este dualismo que existe entre muchos cristianos, es precisamente en el tema del trabajo.

Por eso este mes, en nuestra serie, trabajo santo, estaremos considerando lo que la Escritura dice acerca del trabajo y veremos que nosotros como cristianos no vivimos en dos mundos.

Para nosotros no hay un mundo secular y otro sagrado o santo. Sino que Todo, absolutamente todo, lo relacionado con la vida humana tiene que ver con Dios y nuestra fe. Y el trabajo no es la excepción. Este mes estaremos tratando de delinear una perspectiva bíblica acerca del Trabajo, porque nuestro trabajo es cosa santa, es una actividad que ha de hacerse para la gloria de Dios.

Con respecto al trabajo, hay muchas decisiones que tomar y a veces no somos muy sabios al hacerlo. Algunos desprecian el trabajo al punto de decir: “Mira si el trabajo no es algo terrible que hasta tienen que pagarte para que lo hagas”. Otros, por su parte, idolatran el trabajo hasta el punto de sacrificarlo todo por él. Como cristianos, es importante entender cómo quiere Dios que pensemos y actuemos respecto al trabajo.

Para fines de esta serie de sermones, definiremos el trabajo como aquel esfuerzo mental o físico encaminado a cumplir el mandato de Dios de señorear la tierra ya sea que recibamos algún salario o no.

Como vemos, no nos estamos refiriendo sólo a actividades físicas por las que recibimos una remuneración económica, es decir, un empleo. Sino inclusive nos estamos refiriendo a un esfuerzo intencional ya sea mental o físico por el cual no recibes alguna remuneración. Lo que hay que observar es que esa actividad va encaminada a cumplir con el mandamiento cultural establecido desde la creación para el ser humano que consiste en dominar, administrar, reacomodar, señorear la creación del Señor, encomendada a sus imágenes.

Para ir ganando una perspectiva bíblica del trabajo, debemos ir al origen de todo. Debemos ir al libro de Génesis. Encontraremos ciertas verdades que ligan al ser humano y al trabajo en un mismo paquete. El ser humano está ligado creacionalmente al trabajo. Por eso decimos que el trabajo es dignificante para el ser humano. El trabajo muestra evidentemente nuestra dignidad como imágenes de Dios.

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