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Summary: Tenemos una esperanza segura por medio de nuestro Señor resucitado, porque él saca la deseperación de nuestros corazónes y quita toda confusión.

Espero que no llueva hoy. El prognóstico dice que no…pero, bueno, muchas veces no se puede confiar en los prognósticos ¿verdad? Cada vez que hago planes para ir en un picnic o para jugar basquetbol afuera, dicen que va a haber buen tiempo, pero siempre llueve. Pues a veces me siento decepcionado, hasta que casi me desespero. Pues, en el texto para esta mañana vemos que habían dos discípulos de Jesús que se sentían desilusionados también. Esperaban que Jesús fuera su Salvador, pero luego murió su esperanza en una cruz. Y es por eso que Jesucristo les aparació en el domingo de la resurrección para mostrarles que la esperanza que tenían no fue una esperanza falsa. Pues, a veces nosotros decimos, "Espero que no llueva" o "Espero que ganen los empacadores" o algo así, pero no es una esperanza segura, segura ¿verdad? A veces sí, ganen los empacadores, pero muchas veces no. Y entonces hoy vamos a ver que tenemos una esperanza segura por medio de nuestro Señor resucitado, porque él saca la deseperación de nuestros corazónes y quita toda confusión.

I. Nuestro Señor resucitado saca la desesperación de nuestros corazones.

Pues, podemos entender la desilusión y deseperación que sentían estos dos discípulos ¿verdad? Ellos creían que este hombre Jesús era el Salvador prometido del Antiguo Testamento, la esperanza de todo Israel. Y por eso lo siguieron. Pues muchos de los discípulos de Cristo dejaron a sus familias, a sus amigos, y su trabajo—realmente dejaron toda su vida—para seguir a Cristo. Pero ahora ¿qué? Jesús ya llevaba tres días en la tumba…su gran esperanza murió. Pues aún hoy en día escuchamos de unos líderes de estas sectas, así como el que estaba en Texas, David Caresh, el cual prometió a su seguidores que él era el Salvador del mundo. Mucha gente dejaron a sus familias y trabajo para vivir con él en Hueco, Texas. Y ahora los que han sobrevivido a él sienten desilusionados y no saben que hacer con sus vidas. Tenían una esperanza falsa…

Y es por eso que Cristo apareció a estos dos discípulos, para asegurarles a ellos y también a nosotros que nuestra esperanza es segura. Vemos que los dos discípulos estaban caminando de Jerusalén a un pueblito llamado Emaús (y acuérdense que todavía estamos en el domingo de la Resurrección). Estaban discutiendo entre sí todo lo que había pasado: el juicio y la muerte de Cristo, y también las mujeres que en la mañana fueron al sepulcro y en vez de encontrar a un cadaver, vieron a unos ángeles los cuales les dijeron que Cristo había resucitado. Imagínense la discusión. No sabían que pensar ni en quien confiar. Y de repente se acercó Jesús, pero ellos no lo reconocieron. Pues, no sabemos si Cristo se veía diferente o si nada más Dios no los dejaba reconocerlo, porque la Biblia sólo nos dice que estaban velados sus ojos. Pero no es importante. Lo importante es que Cristo apareció a ellos para sacar la desesperación y desilusión que tenían en sus corazones.

Pues, Cristo había resucitado de entre los muertos, y entonces, su esperanza no estaba en vano. Con su muerte en la cruz Cristo pagó el precio de todos los pecados del mundo, y entonces con su resurrección probó la victoria que había ganado. Y por eso apareció a las mujeres en aquella mañana, a estos dos discípulos, a San Pedro, a todos los discípulos, y aún en otra ocasión a 500 discípulos. Dios nos provee a muchos testigos de la resurrección para que no haya duda. Y después de que Cristo abrió sus ojos, los dos discípulos dijeron, "Es cierto, es cierto." Pues, no había duda.

Pero ¿cuántas veces no nos sentimos así como los discípulos sentían antes de reconocer a Cristo: o sea, desilusionados y deseperados? Pues, la vida está llena de desilusión. Hay muchas personas que piensan:"Si voy a los Estados Unidos, la vida va ser mucho más fácil…casi sin problemas." Pero, al llegar, se dan cuenta que no siempre es así ¿verdad? Y aún en la iglesia hay unos que dicen, "Pues, si asistes a la iglesia y realmente crees en Dios, no va a haber ni un problema en tu vida." Y nos quedamos pensando, "Pero yo sí asisto a la iglesia y yo sí creo en Dios. ¿Por qué esta enferma mi mamá? ¿Por qué echaron a mi tío en la cárcel? ¿Por qué soy pobre?" Pues, el diablo nos ataca así para poner duda, o sea, para que nos desesperemos de Dios…

Y es por eso que Cristo nos da su Santa Palabra, para calmar nuestras dudas y para sacar esta desesperación de nuestros corazones. Porque no hay duda. En las Sagradas Escrituras encontramos a nuestro Señor resucitado. Tenemos el testimonio de los que vieron a él con sus propios ojos. Es cierto, ha resucitado…y dado que él vive, nosotros también tenemos la seguridad, la esperanza segura, que nosotros también vivirémos para siempre con él en el cielo.

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