Misericordia quiero y no sacrificios es una de las peticiones más sinceras que el señor hace en su palabra. Sencillamente la misericordia es el brazo que se extiende para mostrar el poder del amor de Dios a la humanidad.
En 1904, en Gales, un joven minero llamado Evan Roberts comenzó a orar con angustia por la salvación de su pueblo. Se encerraba por horas llorando y clamando, diciendo: “¡Dóblanos, Señor, dóblanos!” Al poco tiempo, el avivamiento explotó. Los bares cerraron, los
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