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Sal
Contributed by Paul Andrew on Feb 3, 2017 (message contributor)
Summary: “Ustedes son la sal de la tierra”
5A
¿Saben ustedes que la palabra ‘azúcar’ nunca aparece en la Biblia?
En la antigüedad la sal era el condimento más importante para sazonar los alimentos.
Cuando Jesús dice a las multitudes: “Ustedes son la sal de la tierra,” esto es un llamado que El nos hace para que seamos gente que ofrezca sabor y gusto.
Un amigo que no gusta de la sal dice que Jesús debió haber dicho: ‘Ustedes son los jalapeños de la tierra, pero si el chili pierde su deleite, se convierte en un simple pimiento, Bueno solamente para pizza.”
1. La sal de la tierra (Mat. 5:13); esta frase se ha convertido en un refrán para referirse a las personas consideradas como ciudadanos sobresalientes que contribuyen mucho a la comunidad.
‘Sal’ es una metáfora --que preserva- en el sentido de que quienes siguen a Jesús previenen la degeneración de la sociedad o por lo menos cooperan en que no continue en la vertiginosa caída a que se acerca. Por ejemplo, en nuestra Primera Lectura de hoy, Isaías Capítulo 58, ,leemos:
“Esto dice el Señor: "Comparte tu pan con el hambriento; abre tu casa al pobre sin techo, viste al desnudo y no des la espalda a tu propio hermano. ENTONCES surgirá tu luz como la aurora y cicatrizarán de prisa tus heridas; te abrirá camino la justicia y la gloria del Señor cerrará tu marcha.”
El profeta les decía que primero que todo era necesario establecer justicia y que esto daría lugar a su restauración. Dios honrará con su divina presencia a toda sociedad en la que reine la justicia.
Existe una diferencia entre bondad y justicia. Bondad es dar a niños desamparados que trabajan en las minas de carbón un regalito de Navidad. Justicia es trabajar, en primer lugar, para que cambien las leyes y sea ilegal que los niños trabajen en minas de carbón.
2. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.
En tiempos antiguos con frecuencia se mezclaba la sal con otros minerales; no era sal pura.
Como, en una pupusa se mezclaba con carne y con frijoles.
Pero, ¿qué pasa cuando uno trata de eliminar esos minerales?
Uno termina lavando la sal si es que hay más minerales que sal. Cuando esto sucedía, la tiraban a la calle par aplacar el polvo.
Perder el sabor siginifica seguir los valores y metas que van en contra del Reino de Dios y sus ideales. Tirar la sal para que sea pisada significa falsificar el discipulado y ponerse bajo la sentencia de un juicio. Esto trae consigo ramificaciones eternas.
Reparación--- Tanto la oración de Fátima como la revelada a Santa Faustina (la que subsequentemente Dios le pidió incorporara en El Rosario de la Divina Misericordia) son oraciones poderosas de reparación, significativamente similares en su estructura.
Ambas explícitamente invocan el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, el Cordero de Dios para hacer reparación y obtener misericordia y la conversión de las almas. Las dos están también místicamente unidas a la presencia Eucarística de Jesús y de la Santísima Trinidad.
3. Sal es la cualidad de nuestra propia personalidad.
Una página cómica de ‘Peanuts’ muestra a un ‘Peppermint Patty’ hablando con Charlie Brown.
Ella le dice: "Adivina qué, Chuck. El primer día de escuela me enviaron a la oficina del director. Fue tu culpa, Chuck.
Chuck contestó: "¿Mi culpa? ¿Cómo pudo ser mi culpa? ¿Por qué dices que todo es culpa mía?
Ella dijo: "Chuck, tu eres mi amigo, ¿verdad?” Deberías tener mejor influencia sobre mí.”
Mientras “Peppermint Patty” estaba tratando de limpiarse de culpa, pasando la pelota a la otra cancha, ella en un sentido tenía la razón.
Con frecuencia somos únicamente nosotros los que sabemos qué hay en el fondo de nuestras almas; si en verdad estamos en camino a la sobriedad y a la recuperación. Es también posible que nos estemos engañando nosotros mismos.
Colosenses 4:6 dice: “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.”
Lo anterior quiere decir que nuestras palabras deben ser moderadas y restringidas; no insolentes, rudas, agresivas, reprensivas y expresadas con gritos a miembros de la familia.