Summary: Nuevos habitos en Cristo

Hábitos de una Nueva Vida

Santiago 1:19-21

Intro: La historia del cochinito que lo bañaron, lo asearon, le pusieron su moño para que sea limpio y pulcro. Pero pasó por un charquito de lodo y fue corriendo hacia él. Para que un cochinito deje de serlo necesita ser transformada su naturaleza.

El versículo 1:18: “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas”

En Cristo, somos una nueva humanidad. Que cree diferente, que se comporta diferente, que piensa diferente, que tiene hábitos diferentes

Esta nueva humanidad se caracteriza por:

•Existir por la voluntad de Dios (no fue voluntad humana la que la puso en movimiento)

•Vive y existe por la Palabra de Dios (es vital, es primordial, es su fuente, su recurso, su norma) Lo que nos caracteriza es la Palabra de Dios.

En este pasaje encontramos tres hábitos de la nueva vida en Cristo, de la nueva humanidad, y los aplicamos aquí en forma imperativa:

I.ESCUCHA MAS v.19a

A.Qué difícil es escuchar. No me refiero sólo a oír (experimentar la sensación del sonido)

1. Escuchar es poner tu atención con disposición de corazón para entender, para aceptar.

Ilustra: Creo que los hombres tenemos mucho problema en esto en especial. Queremos la versión simplificada de todo, el resumen, la síntesis. Mientras que las mujeres nos quieren dar la versión completa y larga. Algunos escuchan los primeros segundos y luego ponen piloto automático.

2. Pero la Biblia aquí nos está diciendo que escuchemos, que pongamos especial atención, que nos concentremos en oír la Palabra de Dios. ¿Por qué?

•porque hemos nacido por ella. Dependemos de ella, nos guiamos por ella.

3. Así que siempre debemos estar listos, ser prontos para hacerle caso a Dios, en lo que nos dice. En la manera que nos dice que hablemos, nos comportemos, trabajemos, juguemos y pensemos.

B.Escucha más.

1.Escucha más a Dios.

2.Pero, como Dios dice en su Palabra, también escucha más a las personas con las que hablas. Que la Palabra de Dios gobierne también tu comunicación con tu cónyuge, hijos, hermanos, compañeros, jefes, vecinos.

3.Escucha lo que la gente te dice. Si no escuchas, no puedes entender. Si te cierras en tus ideas cómo podrás entender.

4.Escucha lo que te dicen tus hijos. Aveces nos dicen cosas que no queremos escuchar, pero no cierres la puerta en sus narices. Mejor escucha toda la versión antes de hacer algo.

5. Se pronto para escuchar lo que Dios te dice y escucha para entender lo que otros te dicen.

II.HABLA MENOS v.19b

A.Algunos tenemos problemas con escuchar, pero a otros se nos complica dejar de hablar.

1.Queremos que se enteren de nuestra opinión, queremos que sepan todo lo que pensamos y lamentablemente, no medimos nuestras palabras.

B.Igual hacemos para con Dios.

1.Escuchamos algo en su palabra y no hemos terminado de entender (por no escuchar) y ya estamos poniendo 1000 excusas para no obedecer. “Es muy difícil”, “somos humanos”, “No hay perfección en esta tierra” “todos lo hacen”. . .

2.Somos muy prontos para hablar.

3.La Biblia nos dice que seamos lentos o tardos para hablar.

4.La próxima vez que Dios te muestre algo en su Palabra, no le repliques, sino aplícalo inmediatamente sin reparos. Se tardo para hablar.

C.Aplica este mismo principio a tu comunicación con la gente.

1.Habla menos. Quizá no estás dejando que la gente a tu alrededor se exprese. Quizá por eso casi no los entiendes. Eres quien acapara la plática. Ya sea por tu volumen o porque no paras de hablar, pero estás evitando que los demás hablen.

2.Prov. 10: 19 “En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente”.

3.Tienes muchas posibilidades de “meter la pata” si no dejas de hablar. Habla menos.

III.DOMÍNATE MAS v19c y 20

A.Santiago nos dice que seamos lentos “para airarse, pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios”

1.¿Por qué somos tan rápidos para enojarnos?

•Porque deseamos algo demasiado. Permitimos que un deseo nos gobierne, y cuando no se realiza: somos prontos para airarnos.

•A veces el deseo no es en sí malo, sino cuánto lo deseamos (es decir, lo deseamos más que glorificar a Dios, que amar a Dios, que reflejar el carácter de Dios, que la reputación de Dios, etc.)

•Cuando tienes este tipo de enojo, no puedes obrar la justicia de Dios. Es decir, no puedes agradar a Dios, no puedes hacer lo que es correcto. Vas a terminar lastimando, ofendiendo, siendo sarcástico, echando en cara, golpeando, etc.

•Esto requiere dominio propio. No seas pronto para airarte: 1. Analiza tus deseos delante de la Palabra 2. Ama a Dios y a las personas.

Conclusión: Hemos nacido en la familia de Dios, en la nueva humanidad, en la nueva creación por la Palabra de Dios, por eso la necesitamos: “Desechando todo inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”.