El Ejercicio Espiritual ¿Quién lo necesita? 1 Timoteo 4:6-10
Intro: El pastor Glory nos hablaba en la mañana acerca de dar el primer paso. Así que he decido darlo. He decidido ir al Estadio todas las mañanas. Iré en mi carro y luego me sentaré a la orilla de la pista a ver a todos los que estén caminando, tratando o caminando. Esto lo haré por todo un mes y así lograré disciplinarme en el ejercicio físico. ¿Qué creen? ¿Será que logre mi objetivo?
Esto no va a funcionar. Si no funciona en el ejercicio físico, mucho menos funciona en el espiritual. No podemos esperes mucho adelanto si nos sentamos a ver que otros lean su Biblia, que otros oren, que otros escuchen el consejo bíblico, que los demás practiquen lo que aprenden acerca de Dios y sus vidas. No podemos esperar mucho avance si sólo somos espectadores de la vida espiritual de los demás y no nos echamos al ruedo.
El apóstol Pablo en su primera epístola a Timoteo, le escribía a este joven pastor cosas muy importantes para su vida y ministerio. Timoteo era inexperto y necesitaba ser recordado de las cosas básicas. Entre todas estas instrucciones está la siguiente: v.7 “Ejercítate para la Piedad”
La primera parte de esta instrucción nos dice: “Ejercítate”. ¿Ejercicio? Ay no! La palabra misma para muchos de nosotros nos cuesta trabajo decirla. Porque el ejercicio se trata de disciplina, constancia, esfuerzo, perseverancia, dominio propio, repetición, intentarlo una y otra vez y cosas semejantes. De la palabra que usa Pablo se deriva nuestra palabra en español “gimnasio”.
La segunda parte de la instrucción es que este ejercicio lo debo hacer “para”, en el ámbito de, con la finalidad de, la piedad. Es decir, para tener una relación profunda e íntima con Dios que se refleja en la vida diaria.
Nosotros podemos tener una relación con Dios porque él tuvo la iniciativa; El dio a su Hijo para reconciliarnos con él. En el Hijo, podemos hacer uso de los medios que el provee para profundizar y crecer en esa relación con Dios siendo dirigidos por su Espíritu Santo.
En este contexto de la obra de Dios y todo lo que él ha hecho y hace para que tengamos una relación con él, es que se nos dice: “Ejercítate para la Piedad”. Es cierto, Dios ha hecho todo para que podamos sostener una relación con él. Nuestra respuesta requiere ejercicio.
De hecho, mira las palabras que se usan en este capítulo 4: v. 7 “Ejercítate”; v.9 “trabajamos y sufrimos”; v. 11 “Se ejemplo”; v. 13 “ocúpate”; v.15 “ocúpate”; v. 16 “ten cuidado”. Todas estas instrucciones denotan cuán activos debemos ser para fortalecer y cuidar nuestra relación con Dios.
¿Por qué debo ejercitarme?
I.El ejercicio espiritual es protección para tu vida v.1-6
1.Desde el principio del pasaje en el capítulo 4, Pablo comienza diciendo en los postreros días vendrán engañadores y engañadores que traerán fábulas profanas y de viejas, doctrinas de demonios”. ¿Cuál es la protección contra todas estas cosas? V. 7: “ejercítate para la piedad”.
2.El ejercicio espiritual te protege del engaño, de la mentira, de la seducción, de la tentación.
3.¿Cuándo estás más susceptible a los engaños y mentiras del enemigo? Cuando no te estás ejercitándote para la piedad. Cuando no has estado en comunión con Dios en oración. Cuando no has estado teniendo disciplina de escuchar, estudiar y obedecer a la Palabra de Dios. Cuando no has estado reuniendo con otros creyentes para ser exhortado, animado y desafiado. Cuando no estás confesando tus pecados a Dios. Cuando no has estado rindiendo cuentas a tus hermanos en la fe.
4.Por eso es tan importante el ejercicio espiritual porque nos protege. La primera mentira de Satanás que no debes creer es que no necesitas ninguna de estas cosas. “¡Eres un exagerado! Si ya escuchaste el sermón del domingo, para qué tienes que hacer tu devocional “A solas con Dios”. No seas fanático. ¿Para qué oras si de todas maneras Dios va hacer lo que él quiere? ¿Para que vas a la reunión con otros creyentes? ¿No estás cansado? ¿No te mereces descansar? Además ni siquiera van todos, ¿Para qué vas?”
5.Así como el ejercicio físico protege tu salud, así también el ejercicio espiritual protege toda tu vida del engaño y la seducción de la vida que no agrada a Dios.
6.Otra vez, repetimos: Esto es ejercicio… Ejercítate para la Piedad.
II.El ejercicio espiritual es muy provechoso para tu vida v.8-10
1.El versículo 8 hace una reflexión muy importante: “El ejercicio corporal para poco es provechoso” “el ejercicio físico trae algo de provecho”.
2.Doy gracias a Dios por todos aquellos hermanos que nos dan ejemplo de cuidado del cuerpo. Son disciplinados en el ejercicio, en el cuidado de su alimentación y todo esto se refleja en su salud. En ellos podemos ver que el ejercicio corporal trae provecho. No es para desecharse, sino para practicarse.
3.Ahora bien, aquí está el asunto. Aunque el ejercicio físico es provechoso, cuando lo comparas con el ejercicio espiritual, el físico queda corto en su provecho. El ejercicio espiritual es doblemente provechoso: tiene promesa para esta vida y para la venidera.
4.Es decir, que el ejercicio espiritual afecta tu aquí y ahora, tu matrimonio, tu trabajo, tu escuela, tus relaciones, tus diversiones, tu iglesia, tu comunidad, tu mundo. El ejercicio espiritual afecta tu presente, pero también afecta tu futuro. La promesa no acaba cuando termine tu historia aquí en la tierra, sino continúa contigo mucho más allá del umbral de la muerte. Tiene promesa para la vida venidera.
5.Es por eso que el ejercicio espiritual nos hace seguir adelante “trabajando y sufriendo” porque tenemos puesta nuestra confianza y esperanza en Dios nuestro salvador (v.10).
6.Cuando te estés desanimando en los próximos días en tu disciplina espiritual, recuerda: el ejercitarte para la piedad; el invertir esfuerzo, tiempo e intención en tu relación con Dios no es algo que pones en un saco roto. Es una inversión para lo eterno, pero mejor aún, es una inversión para vivas mejor, para que seas mejor cónyuge, mejor padre, mejor jefe, mejor empleado, mejor hijo, mejor hermano, mejor ciudadano.
7.El ejercicio espiritual es muy provechoso para tu vida- ¿De qué estamos hablando? De las disciplinas espirituales como la oración, la palabra, la exhortación y animo de nuestros hermanos, la adoración, el testimonio, la obediencia, la fe, los sacramentos y todos los recursos que tenemos a nuestro alcance para crecer en nuestra relación con Dios.
Conclusión: El ejercicio espiritual ¿Quién lo necesita? Mira a tu alrededor y verás a todos los que necesitan. Pero mejor aun, mírate en un espejo y verás a la persona más necesitada de ejercitarse en la piedad. Dios en Cristo ha iniciado y mantiene una relación real y vibrante con nosotros. Dios nos habilita para echar mano de los recursos que tenemos para que disciplinadamente y ejercitadamente, podamos crecer y profundizar en nuestra intimidad con él. Todos lo necesitamos. Este nuevo año, ejercítate para la piedad.