Juan 15:9-17 (Reina-Valera 1995)
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea completo. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, él os lo dé. Esto os mando: Que os améis unos a otros.
Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
I. Introducción:
Uno de los himnos mas apreciados tiene por titulo “Que amigo nos es Cristo.” Este himno nos dice que la amistad de Jesús esta basada en el amor de Dios. Una de las películas mas importantes de los últimos anos titulada El Señor de los Anillos (The Lord of the Rings) trata sobre una pequeña comunidad que busca destruir el mal. Lo que los une y permite vencer es el amor y la amistad que comparten. Esta película basada en una novela es una metáfora de la iglesia de Cristo.
Cuando pensamos sobre la amistad nos damos cuenta de que un buen amigo nos ayuda ser una mejor persona. Cuando niño mi madre siempre decía: “mira con quien andas y te diré quien eres.” Un buen amigo nos guía hacia el bien. Un buen amigo nos ama y no tiene ningunos malos deseos hacia nosotros. Un buen amigo no piensa dos veces sacrificarse por nosotros. Un buen amigo nos ayuda vivir fiel a los mandamientos de Dios y una sana ética. Cuando cantamos “que amigo nos es Cristo,” lo hacemos con completa confianza de que Cristo cumple todos los requerimientos de un buen amigo. También reconocemos que el amor de Cristo esta fundamentado en el amor.
II. El Amor de Cristo:
Cuando examinamos el pasaje del evangelio de esta mañana nos damos cuenta lo fuerte que esta arraigado el amor de Cristo.
Lo que Juan nos quiere decir en el versículo 9 (Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado) es que nosotros sabemos amar porque Dios primero amo a Cristo. En otras palabras nosotros aprendimos amar por el ejemplo del Padre y del Hijo. Porque de tal manera amo Dios al mundo que dio su hijo unigénito. Cristo acepto la muerte de cruz por amor a nosotros.
El amor de Cristo es muestra de su amistad. Jesús dice vosotros sois mis amigos si cumplen mi mandamiento de amar a otros. Lo que Jesús busca es la fidelidad. No es desigual a nosotros cuando tratamos de determinar una buena amistad. Buscamos que este nos sea fiel.
Me acuerdo de un incidente en mi juventud. Viviendo en el condado del Bronx en Nueva Cork, tuvimos la mala fortuna de que robaran en nuestro apartamento. Llegue a casa junto un amigo y encontré la situación. Al siguiente día encontré a mi amigo con unas medallas de pista y campo que había ganado yo en su abrigo. Tal parece que este amigo se aprovecho del desorden de mi habitación y se hizo dueño de mis pertenencias. Para mi lo peor no fue que me robara sino que abuso de mi amistad y no fue un fiel amigo.
Jesús enfatizo que un buen amigo es aquel que se sacrifica por otro. Este sacrificio puede ser tan pequeño como ayudar financieramente o emocionalmente a un amigo en momentos de crisis. En otros momentos este sacrificio puede ser uno de vida o muerte. También quiero enfatizar que este sacrificio se puede hacer por el bienestar del prójimo. En otras palabras a beneficio de un extraño.
Esto me recuerda de un pasaje de la bibliografía del teólogo Alemán Dietrich Bonhoeffer. Se cuenta que un joven soldado Alemán salía para asesinar a Adolfo Hitler con un explosivo. En el proceso el joven soldado detonaría el explosivo en su saco. Este joven le pidió a Bonhoeffer una bendición. Ustedes podrían imaginarse la tensión de Bonhoeffer; este joven pedía bendecir un acto de homicidio y de suicidio. Bonhoeffer en un momento pastoral magnifico le responde: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.”
Jesús enfatizo además que como buen amigo el buscaba aumentar nuestro gozo. Jesús el buen amigo se goza con nosotros en medio de nuestros logros y no nos desea el mal. Además Jesús se compadece y sufre con nosotros cuando estamos atribulados. Tristemente les puedo asegurar que he perdido amigos por celos que tuvieron hacia mi por mis logros y éxitos.
El amor de Jesús no tiene condición. Esto nos hace reconocer que como la gracia, el amor de Dios es un regalo. No hay nada que podemos hacer para merecerlo y no hay nada que podamos hacer, pensar o decir para perderlo. Como nos dice Pablo en Romanos: “nada nos apartara del amor de Dios.” Muchas veces he pensado: ¿Que seria aquello que mis hijos pudieran hacer que me haría dejar de amarlos? Lo único que puedo pensar es nada. Yo soy un hombre imperfecto y no dejaría de amar a mis hijos, imagínense Dios. El amor perfecto de Dios no tiene condición.
Por ultimo quiero enfatizar que esta porción bíblica es parte de la sección sobre “la vid verdadera.” Jesús señalo que el es la vid verdadera, Dios es el labrador, y nosotros somos el pámpano. Aquel pámpano que no de fruto será cortado y echado al fuego. Esto quiere decir que como pámpanos tenemos que dar fruto. Este fruto es el amor. Jesús enfatiza este punto al establecer este fruto como un mandamiento.
El mandamiento, el requerimiento es que sepamos amar como Cristo nos amo a nosotros. Esto me recuerda de un cuento antiguo de una mujer que amaba tanto a los animales que preparaba grandes banquetes para los animales sin deabulantes de su cuidad. Sin embargo, cuando venían personas hambrientas a las puertas de su casa se enfadaba y amenazaba llamar la policía.
III. Conclusión:
Como creyentes Cristo nos ha llamado para vivir vidas de amor. Jesús quiere que el fruto de su amor sea llevado a todas las personas con las que estemos en contacto. Este amor, representado por la amistad nos promete grande gozo, pero también nos promete profundo dolor. Al poner en práctica el mandamiento del amor encontraremos que este esfuerzo de amistad al prójimo vale la pena. Vale la pena porque de esta manera nosotros declaramos con nuestras acciones que Cristo es Dios. Como nos dice I Juan 5:1:
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró ama también al que ha sido engendrado por él.
De igual manera, como nos dice Martín Lutero en el Catecismo Menor guardamos los mandamientos porque amamos a Dios. El amor después de todo es una responsabilidad, un privilegio y una bendición.
La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.