Summary: Las Escrituras nos presentan un mundo en el que nuestras elecciones son de vital importancia, un mundo en que la decisión humana juega un papel vital. Las decisiones que tomamos pueden cambiar nuestros propios destinos, como también los de otros. La dec

El poder de la decisión

Deuteronomio 30: 19-20ª “19Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes. 20 Ama al Señor tu Dios, obedécelo y sé fiel a él, porque de él depende tu vida…” (NVI)

Un hombre y su esposa eran conocidos por la armonía de su matrimonio. Cuando un amigo les preguntó por qué se llevaban tan bien, el esposo le dijo:

Antes de casarnos, llegamos a un acuerdo. Yo tomo todas las decisiones importantes, y mi esposa toma las decisiones menores.

¿Qué tal les funciona ese sistema? le preguntó su amigo. ¡Magnífico! respondió su amigo, en los veinte años que tenemos de casados, jamás he tenido ninguna decisión importante que tomar.

¿Qué les parece? Interesante sistema, ¿No?

Es una existencia triste cuando no se toma decisiones.

El fundador de la compañía Ford, Henry Ford, dijo en alguna ocasión que sus clientes podrían tener cualquier color de Modelo T que quisieran, con tal de que fuera el negro.

Vivimos en una cultura que nos ofrece opciones que cada vez se multiplican más.

Hoy en día, a nadie le gusta sentirse limitado. Nos encanta sentir que el futuro está completamente abierto.

Mas sin embargo, llega al punto, en el que las opciones nos abruman, son demasiadas, y a veces quisiéramos que alguien eligiera por nosotros.

En medio de tantas opciones, en un mundo en el que cada día enfrentamos una multitud de elecciones que son, en su mayoría, insignificantes, me pregunto si nuestras decisiones más importantes no se pierden bajo un montón de decisiones sin importancia.

Las Escrituras nos presentan un mundo en el que nuestras elecciones son de vital importancia, un mundo en que la decisión humana juega un papel vital.

Las decisiones que tomamos pueden cambiar nuestros propios destinos, como también los de otros. La decisión es algo muy poderoso.

Desde el principio, en el Jardín del Edén, Dios ofreció a la humanidad una elección.

Fue una decisión fácil; lo único que tenían que hacer Adán y Eva era evitar el fruto de un árbol en particular.

No obstante, ellos tomaron la decisión equivocada, y las consecuencias nos persiguen hasta el día de hoy.

Uno de los regalos más preciosos que Dios nos ha dado es esta habilidad para escoger.

Sin la elección, el amor sería imposible.

Sin la elección, no seríamos más que robots, programados para vivir la vida de cierta manera, sin ninguna posibilidad de controlar nuestro destino.

Un pensador cristiano lo dijo de esta forma: “El destino no es cuestión del azar. Es cuestión de la elección. No es algo que se espera, es algo que se logra.”

El día de hoy deseo compartir cuatro aspectos importantes acerca del poder de la decisión.

I - Nuestras elecciones nos pueden llevar al bien o al mal.

Dios nos ha dado la capacidad para elegir, pero el enemigo de nuestras almas pretende pervertir esta habilidad, y poner algo bueno al servicio de la maldad.

En la vida del rey David, un evento trajo graves consecuencias que afectaron no sólo a David mismo, sino a la nación entera de la que Dios le había hecho líder.

2 Samuel 11:1 “1 En la primavera, que era la época en que los reyes salían de campaña, David mandó a Joab con la guardia real y todo el ejército de Israel para que aniquilara a los amonitas y sitiara la ciudad de Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén.” (NVI)

Solemos creer que el error más grande de David fue desear a Betsabé, seducirla y finalmente arreglar la muerte de su esposo para tratar de cubrir su propio pecado.

Más sin embargo, la Biblia nos dice que el problema empezó mucho antes.

Cuando David se encontraba en el palacio durante la temporada en que los reyes van a la guerra.

La Biblia señala que la falla de David empezó con una mala decisión, la decisión de no cumplir con sus deberes como rey.

Muchas veces creemos que nuestras propias malas decisiones son inevitables.

En muchos casos, mas sin embargo, cuando consideramos el asunto, nos damos cuenta de que las cosas no eran tan inevitables como quisiéramos creer.

La vida que Dios nos ha dado es una vida de elecciones significativas, para bien o para mal.

II- Nuestras elecciones nos comprometen.

Algunos cientos de años después de la vida de David, Elías enfrentó a una nación que se había vuelto incapaz de escoger.

La nación de Israel tuvo un problema con el compromiso.

No se podía decidir. Estaba entre “sí y no” cuando consideraba quién iba a ser su Dios.

Para ayudarles a decidirse, Elías hizo un pequeño concurso en el Monte Carmelo, una lucha entre el dios falso Baal y el Dios verdadero.

Pero antes del concurso, lanzó un reto al pueblo.

1 Reyes 18:21 "21 Elías se presentó ante el pueblo y dijo: ¿Hasta cuándo van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero si es Baal, síganlo a él. El pueblo no dijo una sola palabra.” (NVI)

En este caso, el querer mantener todas las opciones abiertas es la elección equivocada.

Me pregunto cuántos de nosotros tenemos un problema con el compromiso, queriendo mantener abiertas todas nuestras opciones cuando se trata del papel de Dios en nuestra vida.

Quisiéramos tener el seguro contra incendios, la certeza de que iremos al cielo y no al infierno, pero no queremos perdernos la supuesta diversión aquí en la tierra.

El problema es que no funciona de esta manera.

Es muy probable que descubramos que la diversión que pensábamos tener realmente no fue tan divertido, y que no estamos listos para el Reino de Dios tampoco.

III- Dios nos llama a usar la facultad para elegir.

Uno de los famosos siete pecados mortales es el pecado de la pereza.

Ahora bien, la pereza no significa simplemente estar tirado en casa todo el día, comiendo chatarra y mirando la televisión.

La pereza es la falta de ejercer la voluntad al escoger lo bueno, y más bien permitirse llevar uno mismo por la corriente.

Los héroes de nuestra fe fueron personas que mostraron la capacidad para escoger lo bueno.

La fe de Abraham, esa fe famosa acerca de la cual leemos tanto en las Escrituras, se expresó en una elección.

Cuando llegó la Palabra de Dios a Abraham, esa Palabra que le prometió una tierra, una descendencia y bendición para todas las naciones del mundo, Abraham respondió decidiendo dejar su propia tierra, partiendo para una tierra lejana.

Muchas veces pensamos que la fe es un sentimiento. Los sentimientos pueden ser parte de nuestra fe, pero la realidad final de la fe se expresa en una decisión.

Abraham creyó a Dios, y le fue contado como justicia, dice la Biblia; esa fe no fue un sentimiento, una sensación subjetiva, sino que fue una fe que se expresó en una acción decisiva.

En la vida de Abraham; cada episodio que narra el autor envuelve alguna decisión. Ya fuera la decisión de dejar su tierra y su pueblo o la decisión de sacrificar a su hijo Isaac, la fe de Abraham fue activa mediante la elección.

De igual manera, en Hebreos 11, podemos ver que la fe se expresa en decisión. Miremos, el ejemplo de Abel.

Hebreos 11:4 “4Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía.” (NVI)

Podríamos realmente decir que Abel ofreció un mejor sacrificio que su hermano por decisión.

IV- La importancia de elegir.

El libro de Deuteronomio pone énfasis sobre la importancia de la elección.

Vez tras vez, se menciona la elección divina. Moisés menciona una y otra vez cómo Dios escogió al pueblo de Israel, de todos los pueblos del mundo, para ser suyo.

Después de enfatizar la elección de Dios a través de treinta capítulos, llegamos a Deuteronomio 30:19-20:

“19Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes. 20 Ama al Señor tu Dios, obedécelo y sé fiel a él, porque de él depende tu vida, y por él vivirás mucho tiempo en el territorio que juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.” (NVI)

Dios le dice a su pueblo, Yo los he escogido. Ahora, la decisión es de ustedes y es cuestión de vida o muerte. Elijan bien.

No muchas décadas después, el sucesor de Moisés, Josué, lanzó un reto similar.

Josué 24:15 “15 Pero si a ustedes les parece mal servir al Señor, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir: a los dioses que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ustedes ahora habitan. Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor.” (NVI)

Elijan, dice él. Hay opciones. Tenemos muchos dioses de los cuales escoger, pero sólo uno de ellos es real.

Nuestros dioses podrían ser las figuras de oro, plata, madera o yeso que algunos adoran, o podrían ser los dioses del dinero, del ego, de la familia, de le adicción, del sexo, de la posición social o cualquier cantidad de otras cosas.

Nuestra elección, sin embargo, es la misma. Dios aún nos llama a escoger.

Cuando Jesús caminó sobre esta tierra, El llamó a sus oyentes a tomar una decisión.

Conclusión

Jesús nos llama a cada uno a una decisión. Cada uno de nosotros deberá responder a la pregunta: ¿Escogeremos a Dios?

En base a la respuesta, tenemos que decidir si permitiremos que El sea Señor de nuestra vida. Es la decisión más importante que jamás tomaremos.

Ahora mismo, hoy, tienes que decidir. Quizás nunca le has entregado tu vida a Cristo. Hoy, El te está llamando a escoger la vida. Realmente tienes sólo dos opciones. Puedes vivir para Cristo, o puedes vivir a tu manera. La decisión es tuya.

Quizás te haga falta decidir que vas a permitirle a Cristo controlar un área de tu vida que no le has permitido. El nunca te obligará. Tienes que permitirle que entre.

Si no lo haces, las consecuencias serán serias. Deja que Dios te muestre lo que tienes que cambiar, y decide que le darás el control.

¿Cuál decisión te hace falta tomar hoy?