SERIE: LOS ATRIBUTOS DE DIOS
TEMA: LAS SUAVES MANOS DE DIOS
TEXTO: Isaías 40:12-31
Introduccion: Usted puede conocer mucho acerca de una persona por sólo mirarle sus manos. Usted puede tener una pista de la auto-imagen de una persona por la forma de sus manos. La persona de confianza tiene un apretón firme. La persona arrogante tiene un apretón de manos de desprecio. Y la persona desconfiada apenas da la mano. Son fríos y se sienten incómodos.
La persona nerviosa o hiperactiva a menudo lo revela por medio de su apretón de manos. Una persona que realiza trabajo físico y duro tiene manos callosas. Tienen manos callosas que se han endurecido a través del tiempo debido a las constantes presiones a las que han sido sometidas. Otros realizan trabajos delicados y sus manos son extremadamente sensibles al tacto. Algunas personas son ásperas en su toque, otros son tiernos.
Se dice de los atletas que son altos y fuertes pero tienen manos suaves. Esto es lo opuesto de alguien que tiene manos de piedra. Uno lanza la pelota a alguien que tiene manos de piedra y deja caer la pelota. Usted lanza la pelota a alguien que tiene manos suaves y la recibe suavemente.
Tal vez usted se está preguntando de qué quiero hablar. Yo sé que usted sabe que Dios no tiene manos. Pero deseo darles una idea que les pueda ayudar a comprender a Dios. A veces para lograrlo debemos recurrir a ideas opuestas. Necesitamos ver que Dios está más allá y que es independiente de nosotros, pero al mismo tiempo El se ha hecho cercano a nosotros. El es fuerte y al mismo tiempo tierno. Es el poderoso y al mismo tiempo tiene manos suaves.
1. DIOS ES TRANSCENDENTE... El es único.
A fin de describir el carácter único de Dios, necesito darles dos nuevas palabras teológicas esta mañana. La primera palabra es “trascendencia.”
R. C. Sprouls dice:
Trascendencia significa “escalar”. Se define como “Ir más allá de los límites normales.” Cuando hablamos de la trascendencia de Dios. Cuando hablamos de la trascendencia de Dios estamos hablando de esa capacidad por la cual Dios se encuentra más arriba y más lejos que nosotros. El es más grande que el mundo. El tiene poder absoluto sobre el mundo. El mundo no tiene poder sobre él. La trascendencia describe a Dios en su majestad maravillosa, su exaltación.
Isaías se refería a la trascendencia de Dios cuando escribió: Is. 40:18-29 “...”
Pero también Dios mismo expresa su opinión: Is. 55:8,9 “...”
A través de toda la Biblia leemos palabras como estas. Están en la Biblia para recordarnos que Dios está más allá que nosotros. El está por encima de nuestro conocimiento y experiencia. Dios es trascendente por muchas razones:
En primer lugar. Jesucristo dice que Dios es Espíritu (Jn. 4:24). Dios no está limitado por el tiempo y el espacio. El no está amarrado a un cuerpo. Es cierto que hemos sido creados a la imagen de Dios... hemos sido creados de acuerdo a su plan... y tenemos características que reflejan a Dios (inteligencia, compasión, esencia espiritual), pero Dios no tiene manos, pies, un cuerpo, y no está confinado al tiempo y al espacio continuo. Dios no es como nosotros. El es Espíritu.
Dios tiene existencia en Sí mismo. Todo lo que nosotros oímos, gustamos, olemos o tocamos proviene de algo más. Cualquier cosa que observamos tiene una causa adecuada que la explica. Esta idea de causa y efecto la usan muchos como base de la creencia en un “ser supremo”. La gente mira el universo y concluye que debe haber alguien que estableció el orden en este universo. A veces algunas personas preguntan, “y quién hizo a Dios?” La respuesta es “nadie.” Si alguien hubiera hecho a Dios, ese alguien sería más Dios que Dios.
James Boice dice: “La auto-existencia de Dios significa que El no tiene por qué dar explicaciones a nadie. Aunque El a veces decide explicarnos ciertas cosas, no tiene la obligación de hacerlo y a menudo no lo hace. Dios no le debe explicaciones a nadie.”
En tercer lugar: Vemos la trascendencia de Dios en el hecho que Dios es auto-suficiente. Dios no tiene necesidades y no depende de nadie. El no necesita adoradores, él no necesita ayudantes, él no necesita defensores. Dios es suficiente en sí mismo.
Cuarto: Vemos la trascendencia de Dios en el hecho de que Dios es eterno. Dios siempre ha estado aquí. Nadie ha hecho a Dios. El no tiene un cumpleaños. El no está limitado por el tiempo. El no tiene principio ni fin. El no cambia. El siempre ha sido y siempre será.
Por supuesto, hay muchas otras ilustraciones de la trascendencia de Dios. Pero usted debe estar pensando: “Por qué debería interesarme esto?” Permítame darle dos razones por las cuales esto sí le interesa.
En primer lugar: puesto que Dios es trascendente esto debe recordarnos que debemos formarnos una imagen correcta de Dios. Cometemos un error cuando tratamos de trazar una imagen de Dios. Inevitablemente lo estaremos devaluando a pesar de que nuestras intenciones sean buenas.
Tal vez una ilustración nos puede ayudar. Supongamos que le piden describir a su cónyuge. Usted dice que su esposa es una profesora. Será esa una descripción completa de su pareja? No. Se necesita dar muchos datos más. Y aun después de todos estos datos la descripción no será completa.
Ahora, si mi cónyuge es tan difícil de describir con precisión, no deberíamos sorprendernos cuando las palabras se tornan insuficientes para tratar de describir a Dios. Por supuesto debemos hablar acerca de El, y debemos evangelizar. Pero debemos hacerlo siempre con reverencia, recordando que Dios es mucho más grande de lo que nuestras palabras lo puedan describir.
Escuchemos la descripción que San Agustín hace de Dios:
"Tú siempre estás activo, aunque también descansando. Reúnes todas las cosas a tu alrededor, aunque no necesitas de nada. Tú sufres por el mal, pero no tienes dolor. Puedes estar enojado y sereno. Tus obras son muchas, pero tu propósito es uno y el mismo. Nos liberas de nuestras deudas, y no sufres pérdida alguna."
En segundo lugar, ya que Dios es trascendente, esto significa que debemos adorarlo apasionadamente. Dios es único, espectacular, aquel en cuyo delante debemos inclinarnos. Cada vez que le adoramos, cada vez que abrimos su Palabra debemos hacerlo con procede del hecho de que El es más alto que nosotros. Pero hemos perdido ese sentir de maravilla y asombro.
Les animo a encontrar maneras de recordarse a sí mismos la trascendencia de Dios.
Haga un alto para orar cuando usted llega a la iglesia para adorar.
Pídale al Señor su ayuda cada vez que usted abre su palabra.
Adopte una postura de oración cuando usted ora en casa.
Tome tiempo para sentarse intencionalmente en silencio delante de la maravilla del Señor.
Tome las palabras de las canciones que está cantando y ofrézcaselas conscientemente al Señor.
Cuando usted deposita su ofrenda recuerde que no está pagando una cuenta, sino ofreciendo una ofrenda hacia Dios.
Tenga cuidado acerca de cómo habla de Dios... hágalo siempre con respeto y honor.
2. DIOS ES INMANENTE... El está cerca de nosotros.
La segunda palabra que quiero darles esta mañana es la palabra inmanencia. El diccionario la define como: “existir en, y extenderse a todas las partes del mundo creado.” Cuando decimos que Dios es inmanente estamos afirmando que Dios está cerca de nosotros. A pesar de que Dios es grande e infinitamente superior y diferente de nosotros... El es también personal. El condesciende para acercarse a nosotros y para que nosotros lo conozcamos.
Esto es lo maravilloso de la fe cristiana. Decimos que Dios es Creador, que El es supremo, que está por encima de nosotros... y al mismo tiempo “El camina y habla conmigo, y me dice que yo le pertenezco.” Escuchemos algunas de las afirmaciones bíblicas sobre la inmanencia de Dios. Deut. 4:5-7. “...”; Hechos 17:26-28 “...”
La inmanencia de Dios es importante para nosotros por varias razones.
En primer lugar, debido a que Dios es inmanente podemos conocerlo. La Biblia nos dice que Dios se ha revelado a sí mismo a nosotros. Dios ha dejado sus huellas en la creación. Al mirar el mundo que Dios creó podemos saber que Dios es sabio, poderoso, creativo, bueno, y ordenado. Podemos darnos cuenta por el hecho de que tenemos conciencia y un sentido de lo que es bueno y malo de que debe haber una medida para la verdad. Nuestro sentido de justicia y decencia viene de alguna parte. Dios se revela por medio de formas ocultas.
Pero Dios se revela también en forma muy clara en la Biblia. Dios usó a los profetas para comunicar su mensaje. El ha revelado su carácter en su trato con los judíos. Pero también se revela en forma más clara en Jesucristo. Dios se hizo hombre y vivió en este mundo durante un tiempo para enseñarnos en palabras y conceptos que pudiéramos entender. Podemos conocer a Dios porque Dios escogió darse a conocer a nosotros.
En segundo lugar, puesto que Dios es inmanente, podemos relacionarnos con El. Dios no solamente está interesado en decirnos cómo es El. El nos invita a hablar con El, a conocerlo, a permanecer en El. ¿Cómo es posible que una criatura finita como el ser humano pueda tener una relación con un Dios trascendente? ¿Cómo puede un ser humano rebelde encontrar aceptación de un Dios Santo? La respuesta es Jesús. El apóstol Pablo escribió: 1 Tim. 2:5-6 “...”
Noten lo que estos versículos nos dicen: En primer lugar que Jesús es el único camino para entrar en contacto con Dios. Hay un solo Dios y un solo mediador, y ese mediador es Jesús. Hay que dejar bien en claro que no estamos diciendo que Jesús es el único mediador porque El sea nuestro favorito. Estamos diciendo que Jesús es el único mediador porque El es el único que reúne las condiciones para ser un mediador.
Mahoma fue sincero pero no dio su vida en pago por los pecados, y tampoco resucitó de la tumba. Lo mismo se puede decir de Buda, Confucio, José Smith, y muchos otros. Sólo uno se ha dado a sí mismo en rescate y ha sido resucitado para probar que su sacrificio ha sido aceptable... Jesús.
Pero, como lo hemos dicho ya una y otra vez. Esta es una relación que está disponible sólo para aquellos que aceptan el sacrificio de Jesucristo a su favor. En otras palabras, el sacrificio de Cristo se aplica a nuestras rebeliones y fracasos, sólo cuando conscientemente recibimos lo que El nos ha dado.
Permítanme ilustrarlo. Supongamos que usted es sorprendido por un turbión. Usted recibió un aviso acerca del peligro, pero decidió ignorar las advertencias. Mientras la gente iba siendo evacuada usted recibió el ofrecimiento de sacarlo de allí y llevarlo a un lugar seguro, pero usted no les hizo caso. Las aguas continuaron subiendo. Usted se sube al techo de su casa, pero las aguas continúan subiendo. Un helicóptero se acerca y ofrece sacarlo. Le lanzan una escalera. En ese momento usted tiene varias opciones: rechazar la escalera que le ofrecen... y perder la vida. O, por otra parte, aceptar el ofrecimiento y confiar que usted va a ser salvado.
Este es un cuadro de la salvación. Dios nos ha advertido acerca del pecado en nuestras vidas... pero hemos ignorado las advertencias. Hemos justificado y racionalizado nuestro pecado y hemos tratado de redefinir lo que es bueno. Pero las aguas siguen subiendo, pero Dios, ha provisto una escalera. El ha provisto un medio de escape que no merecemos. El ha enviado a Jesucristo quien dio su vida por nuestra rebelión. La escalera está allí y nosotros tenemos tres opciones:
1. Podemos tratar de esforzarnos y tratar de ganarnos la salvación
2. Podemos ignorar el problema y abrigar la esperanza de que no habrá un día de juicio.
3. Podemos colocar nuestra confianza en los medio que Dios ha provisto.
Conclusión:
Debido a que Dios es inmanente podemos depender de Él. Dios siempre estará disponible. El siempre está allí cuando lo necesitamos. No podemos decir eso de nuestros familiares y amigos. A veces no podemos contar con ellos porque están de viaje o están ocupados. Eso nunca pasará con el Señor. El nunca nos falla.
Se encuentra tal vez usted ansioso y preocupado esta mañana? ¿Está usted apesadumbrado por lo que está pasando? Tal vez es la enfermedad en usted o en algún ser querido. Tal vez un problema económico que amenaza perderlo todo. Tal vez es un conflicto que le hace temer. Tal vez es un traslado. Tal vez una amenaza de pérdida de trabajo... usted no está solo. Dios está cerca. Isaías lo dijo muy bien: Isaías 40:28-31 “...”