Las tres “P” del Liderazgo de Jesús
Introducción: Hace exactamente una semana estaba viendo un canal deportivo en el cable y de pronto me sorprendí con un reportaje en el que hablaban de los seguidores de Diego Armando Maradona. Algunos de ellos comenzaron un movimiento que hoy en día se le llama la Iglesia Maradoniana. Fue triste para mí, (aunque me gusta el fútbol y me gustaba ver jugar a Maradona), darme cuenta que hay algunos 10,000 seguidores de Maradona que establecieron formalmente una Iglesia en la que se endiosa a este hombre, se le rinde culto. El libro sagrado es una biografía de Maradona, la “Santa Cena” la toman comiendo un pedazo de la pizza favorita de Maradona y tomando el vino favorito de Maradona. El rito de iniciación es meter un gol con la “mano de Dios” (gol contra Inglaterra en el Mundial de México 86). En fin, si quiere ver incluso una boda en el nombre de Maradona y el Padre Nuestro de Maradona, etc., véalo en la Internet www.iglesiamaradoniana.com, no le estoy dando publicidad, es solo para que tenga más información si así desea.
Le cuento esto porque quiero preguntarle: ¿A quién está siguiendo Ud.? Por supuesto, como creyentes nosotros somos seguidores de Jesús, a El seguimos, a El servimos y a El únicamente adoramos. Somos sus discípulos y aprendemos de su liderazgo. En ese sentido, nosotros debemos ser por un lado seguidores y por otro líderes. Seguidores de Jesús, discípulos de nuestros líderes espirituales que tienen más conocimiento y más experiencia en la vida cristiana que nosotros, pero también podemos y debemos ser líderes que ejerzan influencia en la vida de otros..
Hoy descubriremos el plan del liderazgo de Jesús, la estrategia exitosa que Jesús usó en el discipulado con los doce, los principios de su liderazgo y tantas cosas más que aplicaremos a nuestras vidas y ministerios con la ayuda de Dios. Vamos a usar 3 frase claves en el liderazgo de Jesús que comienzan con letra “P”, la primera representa el hecho de que Jesús era el:
I. PARADIGMA PERFECTO (Jn. 13:14,15; 15:12)
Antes de comentar sobre estos pasajes quiero decir que Jesucristo ha sido el líder más grande de toda la historia de la humanidad. Desde su nacimiento en un establo de Belén, hasta su muerte en la cruz del Calvario. Vivió apenas 33 años sobre esta tierra, pero fue tiempo suficiente para completar la obra de redención y dejarnos el modelo del verdadero liderazgo. Nunca escribió un libro, nunca enseñó en una institución teológica, nunca viajó más de 150 kilómetros de su lugar de nacimiento, su ministerio público duró solamente tres años y medio. Pero entrenó a un puñado de seguidores y les dijo que cambiaran el mundo. Así lo hicieron Han pasado veinte siglos y el mundo todavía está cambiando por lo que ellos hicieron después de que él se fue. Sus seguidores iniciales fueron 12. Actualmente suman algunos 1,500 millones con millones más que se suman cada año. Los cristianos tenemos a Jesucristo no sólo como nuestro Salvador y Señor, sino como nuestro ejemplo, modelo o paradigma en todas las áreas de la vida. Es necesario entonces conocer por un lado a la persona de Jesús y por el otro, los principios que El puso en marcha. El poder combinado de estas dos influencias nos llevará a gozar de una vida cristiana victoriosa y de un liderazgo cristiano victorioso.
En realidad Jesús es el paradigma o prototipo perfecto. Por esa razón, El tenía la autoridad para decirle a sus discípulos: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”. Ahora bien, quiero hacerles una pregunta: ¿Si Ud. tuviera que lavarle los pies a alguien, qué posición física adoptaría, cómo se colocaría? Arrodillado. Jesús se arrodilló para lavar los pies de sus discípulos y entonces les enseñó varias lecciones. Prácticamente les estaba diciendo: Yo les enseñé la humildad con mi ejemplo, sean Uds. también humildes, les enseñe a servir a otros al lavarle los pies, sirvan ustedes también a otros y no esperen que les sirvan, yo les enseñé a amar con mi vida misma, amen Uds. también, yo les instruí, instruyan Uds. también a nuevos discípulos, yo los inspiré, inspiren Uds. también a otros, yo los involucré, involucren Uds. también a otros.
Y claro: El hecho de que Jesús es el paradigma perfecto, hizo que sus discípulos le siguieran. Con sus discípulos Jesús uso las tres íes: Los Instruyó, los Inspiró y los Involucró. Nosotros también tenemos que formar un equipo, debemos instruirlos, debemos inspirarlos y debemos involucrarlos en el servicio cristiano.
De modo que Jesús era y es el paradigma perfecto, el ejemplo a seguir. Como líderes nosotros también debemos ser paradigmas en conducta, en fe, en capacidad, en experiencia. Así que Jesús fue el paradigma perfecto, pero también el Señor tenía un propósito claro. Esa es la segunda “P” de Propósito.
II. PROPÓSITO CLARO (Jn. 10:14-18; 19:30)
Al venir a esta tierra Jesús tenía dos metas principales, tenía claro su propósito: 1- Ir a la cruz y 2- Entrenar 12 hombres para edificar una iglesia que nunca pereciera. Como buen pastor, como conocedor de sus ovejas, sabía que era necesario entregar su vida y volverla a tomar para poder rescatar a las ovejas perdidas. Note que el plan de Jesucristo incluía, desde la eternidad, el misterio de la resurrección: “Pongo mi vida para volverla a tomar”. El Señor siguió firme en su propósito, hasta llegar a la cruz y decir: “Consumado es”. El trabajo de la obra redentora está terminado, está completo, he pagado el precio de rescate por la humanidad pecadora. Esto me llama mucho la atención, porque Jesús fue una persona que terminaba lo que empezaba. Terminó el trabajo “Consumado es”. Pudo unir al hombre pecador con el Dios santo.
Tristemente muchos de nosotros tenemos el mal hábito de comenzar algo y no terminarlo. Por eso es que hay muchos que desistieron de sus estudios y no tienen el título que los acredite como profesionales universitarios por ejemplo. Muchas veces comenzamos un proyecto ministerial y no lo terminamos, porque no somos persistentes o perseverantes, nos desviamos de nuestros propósitos. Cómo líderes debemos tener propósitos claros.
No olvide: El propósito de Jesús era ir a la cruz y entrenar doce hombres para establecer su iglesia. Nosotros no tenemos que ir a la cruz, aunque sí tenemos que llevar nuestra cruz cada día y seguirle. Además, debemos entrenar líderes. ¿A quién ha equipado Ud. que va a continuar su trabajo?. Esa es la pregunta del millón. ¿A influenciado Ud. positivamente en la vida de alguien, ha discipulado a alguien, ha entrenado ministerialmente a alguien? Jesús sabía que esto era importante. Jesús formó un equipo y trabajo en equipo con sus discípulos y les ofreció calor humano, por esa razón Juan se recostaba en el pecho del Maestro. Jesús tenía una amistad sincera con ellos, había un ambiente familiar.
Jesús preparó a su equipo al dedicarse a los negocios de su Padre. Cuando realizó el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, le dio dichos panes y peces a los discípulos para que ellos los distribuyeran entre la multitud. Era más efectivo y rápido que ellos le ayudará a hacer ese trabajo a que El mismo lo hubiera hecho solo. Los discípulos no podían multiplicar los panes y peces, no tenían la fe suficiente, solo Jesús podía hacerlo, pero si podían sacar con sus manos los panes y peces de los canastos y distribuirlos. Jesús necesitó del trabajo de todos.
De la misma manera para que podamos avanzar en la obra de Dios, necesitamos el trabajo de todos. Unos orando, otros ofrendando, otros trabajando yendo, evangelizando, planificando. Todos haciendo la obra del Señor.
Me parece que debemos entender que cada uno de nosotros, Ud. y yo nacimos por la voluntad de Dios y para su propósito. Jesús tenía claro su propósito, nosotros debemos tener claro nuestro propósito que debe ser vivir para glorificar a Dios.
Así que tenemos el paradigma perfecto de Jesús, hemos visto su propósito que era claro, pero también el Señor tuvo un plan que era aplicable..... Esa es la tercera “P”, su plan.
III. SU PLAN, APLICABLE (Mt. 28:18-20)
El plan de Jesús para alcanzar el mundo fue sencillo: hacer discípulos y formarlos en grupos pequeños. La palabra discípulo viene del latín discipulus que significa alumno o aprendiz. De modo que el discípulo es alguien que aprende bajo la tutela de un maestro. Los seguidores de Jesucristo nos convertimos en sus discípulos, recibimos su enseñanza y su ejemplo.
Pero aparte de ser discípulos del Señor, él mismo nos pidió que fuéramos a las naciones e hiciéramos discípulos. En otras palabras, es función de la iglesia, es tarea de la iglesia, de cada seguidor de Jesús hacer nuevos discípulos, alcanzar a otras personas.
Déjeme ponerlo en estas palabras: TODO CRISTIANO DEBE SER Y DEBE HACER DISCÍPULOS.
Por supuesto hay variedad de métodos para discipular, en algunas iglesias trabajan uno a uno. Es decir, el tutor trabaja con una sola personas hasta que esta muestra la iniciativa y la capacidad para trabajar a su vez con otra. Jesús usó el método de elegir a un grupo pequeño, a 12 para ser exactos y se relacionó estrechamente con ellos para sí discipularlos. Ese fue su plan.
En el liderazgo la planificación de nuestro trabajo es de vital importancia. Piense por un momento. Dios programó el nacimiento, la crucifixión y la resurrección de su Hijo antes de la fundación del mundo. Jesús planeó su futuro y también el nuestro. El ya ha preparado el camino a la vida eterna y se fue a preparar un lugar para nosotros en la eternidad, mientras nos dejó a nosotros aquí llevando a cabo su obra.
¿Qué es un plan? Un plan es una lista escrita de acciones ordenadas y fechadas para lograr la meta deseada. Habacuc recibió la orden: “Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido” (Habacuc 2:2 NVI). La planificación es el punto de partida para todo sueño o meta, para todo éxito ministerial. A mi me parece fascinante que Dios programe una comida, la cena de las bodas del Cordero ¡seis mil años por anticipado!
(Apoc. 19:9)
Dios siempre honró a los hombres que planificaron: Noé planificó la edificación del arca. No lo hubiera logrado, sino si hubiera tomado el tiempo para planear. Salomón, el hombre más sabio que haya existido en la Tierra, dedicó tiempo para planificar la construcción del templo. Moisés, el libertador que sacó a los israelitas de Egipto, se tomó el tiempo necesario para planificar el tabernáculo. Pablo planificó sus viajes misioneros y la implantación de iglesias en las ciudades que visitó.
Recuerde: Un plan es una lista escrita de acciones ordenadas y fechadas para lograr la meta deseada. Sin un plan no podemos lograr nuestras metas. Por ejemplo: David tenía una meta, su meta era matar a Goliat, aquel filisteo gigante que estaba burlándose del pueblo de Dios. Es interesante que Saúl y su gente ni siquiera tenían esa meta, ellos pensaban que era imposible matar al gigante. En cambio, David pensaba que era imposible fallar al lanzarle una piedra a Goliat con semejante tamaño. Noten la diferencia en la manera de pensar.
Muy bien, entonces David elaboró un plan para lograr su meta. ¿qué hubiera pasado si David solamente hubiera soñado y deseado matar al gigante y no preparar ningún plan para alcanzar esa meta? Lo que hubiera pasado es que Goliat lo hubiera matado. Pero David elaboró un plan.
Dijo tomaré estas cinco piedras, las colocaré en mi saco pastoril, voy a poner una de estas piedras en mi honda y se la voy a lanzar al gigantón en la mera frente, si fallo tomo otra piedra y lo intento de nuevo. La Biblia nos muestra que no necesitó un segundo intento, porque al primer intento mató a Goliat, porque supo planificar adecuadamente.
Saben, hay cristianos que no agarran la honda, esto de agarrar la honda es bíblico, porque David agarró la honda y con ella mató al gigante.
De modo que hay que planificar y recuerde: Nadie formula planes para fracasar, pero muchos fracasan porque no formulan planes.
Jesús tuvo un plan y dicho plan es aplicable en cualquier parte del mundo y en cualquier momento de la historia de la humanidad. Jesús no quería únicamente llenar la cabeza de sus discípulos de información, sino lograr una transformación en sus vidas. Eso se logra solamente a través de una relación personal entre maestro y discípulo. Cada uno de nosotros debemos desarrollar los planes que se pueden aplicar en nuestro contexto, para que la obra del Señor siga adelante.
Conclusión: ¿Eres un líder paradigma, con propósitos claros y con planes definidos?.....
No olvide: Si Ud. es líder, a Ud. lo están siguiendo y ven su ejemplo. Ud. debe compartir sus propósitos con los demás y también los planes, transmitir la visión. Sea Ud. el líder que Jesús quiere que sea.
Un Fragmento de Esperanza
Lic. Victor Suchite
Dr. Mynor Vargas
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