Domadores de animales, ¿y la lengua?
Texto: Santiago 3:7-12
Lectura Bíblica: Salmo 62:5-8
Por Carlos C. Camarena
I. Introducción
A. Bienvenidos a un estudio más a la intrigante epístola de Santiago. En el tema pasado Santiago nos trajo en detalle al tema introducido en el capítulo 1:26, “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.”
1. En nuestro estudio de la semana pasada, capítulo 3:1-6, la lengua fue comparada al freno de un caballo, al timón de un barco y la chispa de una hoguera. El freno y el timón son dos objetos que controlan poderosos instrumentos. La chispa es fatal cuando se descontrola. Así también la lengua.
2. Esos “pequeños” objetos sirvieron de ilustración para demostrar que igualmente la lengua tiene el poder de edificar o destruir, de animar o deprimir, de elevar a alguien hasta el cielo o arrastrarlo por la tierra (vea Salmo 73:9).
3. Todo avance de la iglesia es gracias a la lengua. Por otro lado, todo atraso de la iglesia también tiene sus raíces en la lengua. La armonía que la iglesia goza se debe a la lengua. La división o desunión que acontece en la iglesia, también se le debe a la lengua.
4. En el tema de hoy Santiago usa otra ilustración del mundo natural: la habilidad del hombre en domar y hasta domesticar bestias salvajes y monstruos marinos, animales que se arrastran y otros que vuelan...
II. Fieras salvajes y la lengua
A. Sant 3:7, “Porque todo género de fieras y de aves, de reptiles y de animales marinos, se puede domar y ha sido domado por el género humano...”
1. Hablando acerca del hombre, el salmista exclama en el Salmo 8:6-8, “Tú le haces señorear sobre las obras de tus manos; todo lo has puesto bajo sus pies: 7 ovejas y bueyes, todos ellos, y también las bestias del campo, 8 las aves de los cielos y los peces del mar, cuanto atraviesa las sendas de los mares.”
2. Santiago parece sentirse mortificado con el hecho que el ser humano es capaz de domar, domesticar todo tipo de animal salvaje, desde reptiles, quien sabe si víboras e iguanas; y criaturas del mar; quien sabe si ya en el tiempo de Santiago ya tenían un Sea World (“Mundo Marino”) donde entrenaban a la ballena Shamu, delfines, leones marinos y focas.
3. Santiago se siente consternado al notar que el ser humano (ya en su tiempo) tuviera la capacidad de lidiar con bestias salvajes, y aun poder entrar al mar y domar bestias marinas, pero que al mismo tiempo era incapaz de domar su lengua.
4. Sant 3:8, “pero ningún hombre puede domar la lengua; es un mal turbulento y lleno de veneno mortal.” ¿Creen ustedes que Santiago está generalizando demás cuando dice, “ningún hombre...?”
5. Santiago hace una declaración generalizada, “ningún hombre (o mujer) puede domar la lengua...” Tal declaración puede ser interpretada de las siguientes maneras:
a) Cuando dice “hombre” está haciendo referencia al hombre carnal, el hombre natural, el hombre contaminado por el pecado sin el auxilio del Espíritu de Dios. Sin embargo, Santiago en ningún lugar menciona al Espíritu Santo en toda su carta.
b) Santiago esté usando una hipérbole; o sea, una exageración para afirmar un punto. Se apunta al hecho que si tomamos literalmente la frase “ningún hombre puede domar su lengua,” tendríamos también que tomar literalmente el hecho que el hombre es capaz de domar a todas las bestias de tierra, cielo y mar; y eso ni aun hoy se puede lograr.
c) Santiago está hablando en relación a una situación presente en su comunidad. O sea, ningún miembro de la comunidad parecía tener control sobre su propia lengua.
6. Lo que yo creo está aconteciendo aquí es que esa manera exagerada de Santiago de expresarse tenía como propósito impresionar indeleblemente en la mente de sus oyentes o lectores al terrible potencial de mal que la lengua es capaz de causar. Santiago de hecho estaría diciendo, “porque es capaz de ser incontrolable debe tenerse mucho cuidado en como se usa. Cuando no se controla, ¡cuánto daño causa!”
B. Aunque Santiago no menciona al Espíritu Santo, el Espíritu de Dios, sin embargo, es capaz de traer la lengua bajo control. San Agustín, el mayor teólogo católico reconoció, “declaramos que por la misericordia de Dios, con la ayuda de Dios, por la gracia de Dios la lengua puede ser traída a sumisión.”
1. La pluma inspirada reconoce, “de todos los dones que Dios ha concedido a los hombres, ninguno es más precioso que el don del habla. Si está santificado por el Espíritu Santo, es una fuerza para el bien” (Joyas de los Testimonios, 2:552).
2. “Ningún hombre...” por tanto, no quiere decir que nadie a través de la historia cristiana ha podido domar su propia lengua. Aparentemente la situación de la comunidad de Santiago era tal que nadie parecía saber como refrenar su lengua.
3. Una mentira, un rumor, un falso, en vez de ser detenido, se desparramaba en la congregación ocasionando terribles contiendas. A esa situación Santiago declara, “pero ningún hombre puede domar la lengua...”
C. A diferencia de las aves, los reptiles y las criaturas del mar, que se detienen para descansar, la lengua descrita por Santiago no descansa. “Es un mar turbulento;” o sea, no para; el oleaje lleva y trae, pero nunca llega a lugar seguro. Esa es la condición de una lengua descontrolada.
1. Los animales en estado de descanso, en un ambiente controlado, son capaces de ser domados y domesticados. No así la lengua. Se desenfrena, es como un un caballo salvaje sin freno, es como un barco sin timón, es como chispa que salta y prende la hojarasca; nunca se para lo suficiente como para ser controlada.
2. Santiago parece estar pintando el cuadro de un animal salvaje enjaulado que camina de aquí para allá buscando la oportunidad de escapar. Aunque es posible enjaular un animal para domarlo, ese no parece ser el caso de la lengua en la comunidad “cristiana” de Santiago.
3. “Pero ningún hombre puede domar la lengua, es un mal turbulento y lleno de veneno mortal.” Todos sabemos lo que el veneno es capaz de hacer.
4. Al mencionar “veneno,” Santiago posiblemente se refería a una serpiente venenosa. Probablemente está pensando en Salmo 140:1-3, “líbrame, oh Señor, de los hombres malignos; guárdame de los hombres violentos, 2 que traman maldades en su corazón; que cada día provocan guerras. 3 Aguzan su lengua como serpiente; veneno de víbora hay bajo sus labios.”
5. La lengua como veneno es capaz de matar; sí, mata el espíritu, produce desánimo, detiene el progreso espiritual, y muchas veces es la causa que algunos abandonen a Dios.
6. Tristemente esa era la situación en la comunidad cristiana de Santiago. Tristemente todavía es la situación en comunidades cristianas denominadas iglesias. La situación se exacerba cuando tales iglesias solemos llamarnos “el remanente.”
II. Conclusión
A. En la siguiente sección Santiago va mostrar que esa lengua ponzoñosa que acaba de describir, no es la lengua de paganos, de mal hablados, de mundanos, de gente rabiosa que no conoce a Dios.
1. Santiago define ahora a un monstruo de dos entidades diferentes que usan una misma lengua, Sant 3:9-10, “con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a la imagen de Dios; 10 de la misma boca proceden bendición y maldición...”
2. Santiago parece estar describiendo a una persona desajustada mental o emocionalmente, una persona de doble personalidad.
3. Con certeza que Santiago tiene al Salmo 62:4 en mente, “con su boca bendicen, pero maldicen en su corazón.” Y pudo estar pensando lo que Sirach ben Sirach dijo en el 28:12, “si soplas a una chispa la encenderá más, pero si la escupes la apagarás; ambas cosas, sin embargo, salen de la misma boca.”
4. Santiago parece no entender ¡cómo es posible que una misma lengua sea capaz de expresarse en la más dulce adoración, bendecir a Dios, de una boca que en momento dado proceden las palabras mas puras en la lectura de la Palabra, en el canto de los himnos, sin embargo, es la misma boca que produce maldiciones contra el prójimo!” Santiago termina el 3:10 diciendo, “hermanos míos, esto no debe ser así.”
B. La duplicidad en el uso de la lengua por una persona llamada “creyente,” para bendecir a Dios y al mismo tiempo maldecir al prójimo, hecho a la imagen de Dios, determina la incapacidad de tal persona en conocer al Dios que dice adorar.
1. Cuando dice “hecho a la imagen de Dios,” Santiago pudo estar pensando en la historia de la creación (Gen 1:27). Es difícil pensar que un individuo que pretende haber conocido a Dios en la persona de Cristo Jesús venga a maldecir a alguien creado a la imagen de Dios, el imago Dei:
2. Santiago pregunta, 3:11-12, “ ¿Acaso una fuente por la misma abertura echa agua dulce y amarga? 12 ¿Acaso, hermanos míos, puede una higuera producir aceitunas, o una vid higos? Tampoco la fuente de agua salada puede producir agua dulce.”
3. Si Santiago estuviera afirmando que ningún hombre es capaz de controlar su lengua, como aparece en el 3:8, no hubiera hecho estas preguntas.
4. El hecho que la respuesta a estas preguntas requieren un “¡No!,” implica que una lengua que ha sido realmente plantada en la fuente de agua viva, Cristo Jesús, es incapaz de la duplicidad de por un lado alabar a Dios y por otro maldecir al hombre.
C. En preparación para la celebración de la Cena del Señor del próximo Sábado, es tiempo de preguntarnos si hemos usado nuestra lengua para maldecir a alguien creado a la imagen de Dios.
1. ¿Hubo ocasiones durante los últimos días en que abrí mi boca y dije algo que lastimó a alguien y después deseé no haber abierto mi boca?
2. Si sentí que alguien me ofendió, ¿cómo respondí? ¿Cómo reaccioné? Si decimos tener a Jesús como modelo, si pretendemos obedecer a la voz de Su Espíritu, es hora de acceder a Su mandato en Lucas 6:28, “bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.”
3. Si te sientes ofendido por alguien, déjale a esa persona saber. Es posible que más de uno ofendamos sin habernos dado cuenta. S. Pablo nos insta, Rom 12:14, “Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.
4. Es tiempo que el verdadero cristiano salga a relucir, que se manifieste. Es tiempo de acudir al auxilio celestial si tenemos problemas con el control de nuestra lengua.
5. Decir “la gente debe saber que así soy yo,” no responde a las inquietantes preguntas, ¿qué ha hecho Jesús por ti? ¿Qué ha hecho Jesús en ti? ¿Qué diferencia ha hecho Jesús en tu vida?
6. Ceremonia de quema de peticiones. Las luchas, problemas, tentaciones, disposiciones, pensamientos, problemas, etc., todo sea quemado por el Espíritu de Dios...