Las palabras no se las lleva el viento
Texto: Santiago 3:1-2
Lectura Bíblica: Mateo 12:33-37
Por Carlos C. Camarena
I. Introducción
A. “Sticks and stone may break my bones, but words will never hurt me,” dice un refrán infantil muy común. Una traducción libre diría mas o menos: “Pedradas y trompadas pueden lastimarme, pero tus palabras no me hieren.”
1. Este refrán es repetido por muchos niños en canchas de juego escolar o en el barrio como mecanismo de defensa; niños que son objeto de burlas verbales por llamados “bullies;” esos niños abusivos que se aprovechan de los mas indefensos.
2. Quienes se defienden usando este refrán son general-mente niños delgados o gorditos, a veces no muy inteligentes o a veces muy inteligentes, en muchos casos usan anteojos. Algunos de ellos caen en la categoría de los llamados “nerds” (niños que no encajan con el resto).
3. La realidad es que las palabras sí hieren, y hieren profundamente. Esos niños que son receptores de burlas verbales generalmente crecen con complejos de inferioridad. En algunos casos han recurrido a la violencia, como aquellos que han usado armas en escuelas para vengarse de años de ser menospreciados.
4. Aquellos niños que crecen escuchando a los padres gritándoles “¡Burro! ¡Nunca vas a llegar a ser nada!,” o “¡no sirves para nada!” y frases similares, son niños que crecen a ser “burros.” ¡Este es el poder de las palabras. Hieren, y hieren mucho!
B. Nadie puede decir que las palabras no hieren. Vidas son destruidas por el poder de las palabras. Millares abandonan a Dios y la iglesia por la manera descuidada en el uso de las palabras. Muchos pierden empleo por el poder de las palabras, un falso, una mentira. Algunos llegan hasta a quitarse la vida, otros toman un arma y vuelven a sus lugares de empleo disparando. ¿Y las palabras no hieren?
1. Las palabras mal usadas pueden producir heridas mas permanentes que una garrotiza. En algunos casos, el sufrimiento producido por el mal uso de las palabras nunca cicatrizan.
2. El apóstol Santiago no deja bien claro en el texto sobre el por qué dedica tanto tiempo a la discusión de la lengua. Asuntos relacionados con la lengua son mencionados en cada uno de los cinco capítulos que componen su libro (1:19, 26; 2:12; 3:1-12; 4:11 y 5:12).
3. En el contexto de cada uno de esos pasajes el enfoque es que el mal uso del habla es la causa de infinito sufrimiento. Esta es la preocupación de Santiago. No sabemos que decían ni quienes lo decían, pero sí sabemos que lo que decían con su lengua causaba mucha angustia a la comunidad de Santiago. Él ataca el problema de frente.
C. En el pasaje de estudio de esta y la próxima semana (Sant 3:1-12), Santiago discute el asunto de la lengua desde el punto de vista de los Proverbios y la literatura de la sabiduría judía.
1. En la tradición de la literatura de la sabiduría judía y los proverbios hebreos en general, la sabiduría es la clave para darle sentido a las perplejidades de la vida. Hay una constante relación entre la sabiduría, los proverbios y el sufrimiento.
2. Una lectura cuidadosa de los Proverbios de Salomón y de otros textos “sabios” judíos revela que el habla descontrolada es la causa de mucho sufrimiento.
3. En este pasaje Santiago está usando una serie de proverbios para corregir la forma destructora en que la lengua estaba siendo usada y el sufrimiento que éste causaba.
4. Lo que Santiago va decir sobre la lengua está dentro del contexto del sufrimiento que algunos miembros de la congregación estaban causando, no solo con su forma discriminatoria hacia los pobres y omisión de auxilio a los desamparados, sino que aun con su propia lengua.
D. Debemos notar la conexión que existe entre el capítulo 2 y el capítulo 3. Recuerden que Santiago no escribió en capítulos y versículos. La división vino siglos después.
1. Notemos entonces como termina Santiago capítulo 2 (versículo 26): “Porque así como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin las obras está muerta.”
2. Sin tener que introducir en el texto de hoy mas de lo que se debe, uno, sin embargo, necesita preguntarse, ¿cuál será la conexión lógica que Santiago quiso hacer aquí?
3. Me atrevo a decir que las obras que provienen de la fe no están limitadas a actos o hechos. Lo que sale de la boca también son obras: obras de la carne u obras del Espíritu.
4. Otro elemento importante que debemos notar antes de proseguir es que la síntesis de Santiago en el capítulo 2 donde hacer caso omiso a la viuda, al huérfano, al desamparados, etc., nace de su tesis de Sant 1:27, sobre lo que es “la religión pura y sin mancha.”
5. Por otro lado, la síntesis de Santiago en el capítulo 3, específicamente los versículos 1-12, nace de su tesis de Sant 1:26 donde dice, “Si alguno se cree religioso, pero no refrena su lengua, sino que engaña a su propio corazón, la religión del tal es vana.”
II. Los Maestros y su lengua
A. Varios grupos de personas son identificados en esta sección como los causantes de sufrimiento con su lengua. El primer grupo identificado son unos tales “maestros.” No hay seguridad sobre quienes sean estas personas.
1. En el tiempo de Santiago a los maestros les llamaban rabinos o rabies. Como Santiago es uno de los primeros apóstoles a escribir su epístola, se considera que la comunidad cristiana a la cual escribe haya sido compuesta mayormente de judíos (no olvidemos de las tendencias “judaizantes” de Santiago, junto con Pedro, en el concilio de Jerusalén (ver Hechos 15).
2. Muchos jóvenes judíos ambicionaban la posición de rabí. Era una posición de privilegio, influencia y poder. Todos los padres judíos ambicionaban también ver a sus hijos llegar a ser rabies. Ser un rabí era altamente deseable.
3. Cualquier contacto que uno pudiera tener con un rabí era considerado un privilegio; ya sea hablar con uno, tenerlo en casa como invitado, casarse con su hija, hacerle algún favor como traerle agua o aun el preparar la silla del asno que montaba (vea a Joachim Jeremias, Jerusalén en los tiempos de Jesús, páginas 233-244 en la versión inglesa).
4. Los rabinos no apenas eran maestros, sino también líderes de las sinagogas u otros tipos de congregaciones.
B. No está claro en el texto si Santiago tenía a este grupo de personas en mente. Podía estar escribiendoles a esta clase de individuos líderes en las congregaciones judío-cristianas o cuales-quiera otros maestros que estuvieran causando problemas en la congregación o congregaciones.
1. Cuando Santiago dice en el 3:1a, “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros...” puede indicar una de dos cosas:
a) Puede estar refiriéndose a la tendencia de muchos en querer hacerse maestros con problemas en el control de su lengua. Santiago podía imaginarse a uno de estos individuos y cuánto daño vendrían a hacer a su congregación al regresar como maestros sin su lengua haber sido domada.
b) Puede también referirse a algunos en su comunidad que presumían sobre su capacidad de ser maestros y tal vez hasta usaban eso como excusa para decir lo que se les antojaba sin importar a quien lastimaban.
2. Esta segunda posibilidad parece tener mas sentido ya que Santiago se considera un rabí entre ellos, pues dice, “... sabiendo que recibiremos un juicio más severo” (énfasis nuestro).
3. La razón para esta advertencia tiene que ser que Santiago acepta el hecho que tales maestros son personas de mucha verborrea (uso excesivo de palabras). La naturaleza de su trabajo, enseñar, los expone a los peligros de una lengua no controlada.
4. Por lo tanto, para Santiago, el agente (el maestro) debe saber como controlar su instrumento (la lengua).
C. Hay quienes comentan que las palabras de Santiago tenían como propósito desanimar a los jóvenes a buscar la “carrera” de maestros (rabies). Este no parece ser el punto principal del texto.
1. Su énfasis lo podemos detectar en esta última frase del 3:1, “... sabiendo que recibiremos un juicio más severo.” Con esa frase Santiago apunta al peligro inherente en la vocación de maestro. Él dice, “ser maestro involucra una tremenda responsabilidad.”
2. Mientras mas grande la responsabilidad, mayor es el juicio. Aquellos que usamos palabras para instruir al pueblo de Dios, seamos predicadores laicos, maestros de la Escuela Sabática, pastores de paga; todos tenemos la inmensa tarea de cuidar el uso de nuestra lengua.
3. Esto nos trae a la mente las palabras de Jesús en Mateo 12:36-37, “Pero yo os digo que en el día del juicio los hombres darán cuenta de toda palabra ociosa que hablen. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.”
4. Y si las palabras de Jesús, dirigidas a todos los cristianos, llevan ese peso, ¿cuánto más alcanzan su aplicación a todos aquellos responsables por enseñar, todos los que tenemos cargos de liderazgo en la iglesia de Cristo?
III. Conclusión
A. Antes de comenzar a apuntar con el dedo a los pastores, predicadores laicos, maestros y líderes en general, Santiago gentilmente nos recuerda en el 3:2a, “porque todos ofendemos en muchas cosas...”
1. No se ponga a dar de garrotazos sobre la cabeza de aquellos a quienes Dios a elegido como maestros y líderes, pues todos somos culpables de muchas ofensas con nuestras lenguas o con nuestros actos; o aun con nuestra mirada.
2. Todos somos pecadores y cometemos pecados. Nadie puede decir “yo no cometo esas cosas.” Y creo que todos tenemos un pecado en común: el mal uso de nuestra lengua.
3. Cuando Santiago dice, “porque todos ofendemos en muchas cosas” (3:2a), parece estar aludiendo a un libro de la sabiduría judía, escrito aproximadamente 200 a. C. Sirach ben Sirach 19:16, “A una persona se le puede escapar una palabra sin intención, ¿y quién es quien no ha pecado con su lengua?”
4. Cuando uno lee a Sirach ben Sirach uno se depara que este autor estaba aterrado con el potencialmente destruidor uso de la lengua (vea Sirach ben Sirach 5:13-6:1; 14:1; 19:15; 22:27 y 28:13-26).
5. Santiago añade lo siguiente, “la señal de una persona madura es su habilidad de controlar su lengua.” Eso es lo que quiere decir en el 3:2b, “si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, que también puede con freno gobernar todo el cuerpo.”
B. La definición de una persona perfecta no es la que nunca comete errores o es sin pecado. El énfasis es en la madurez. La palabra griega teleios (traducida como perfecto/a), contiene la noción de progreso de un estado de inmadurez a uno de madurez.
1. Teleios o “perfección” no es el destino final de una jornada, sino el constante y paulatino crecimiento. A cada paso en el progreso de la vida cristiana somos perfectos.
2. El árbol es perfecto en cada etapa, desde el momento que brota hasta el momento que llega a su plenitud. Un árbol llega a su plenitud cuando deja de crecer.
3. La comparación entre un árbol y un ser humano, sin embargo, tiene sus limitaciones. El ser humano no es un árbol. A diferencia de un árbol, el creyente se mantiene en un continuo progreso. Cada paso de ese progreso Santiago le llama “perfección.” Esa perfección nunca para. Pablo lo llama “santificación.”
3. Aunque este es el significado básico de “perfección,” Santiago parece tener una norma aun mas elevada, 3:2b, “si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, que también puede con freno gobernar todo el cuerpo.” “¡Varón perfecto!
4. Santiago no dice si ese varón es perfecto con respecto al habla es algo que puede lograrse en esta vida. Él admite que todos tropezamos, y que la lengua es la fuente de muchos tropiezos.
5. Lo que entiendo a Santiago decir es lo siguiente: si pudiéramos, de alguna manera tener control de este pequeño miembro de nuestro cuerpo, estaríamos en la posibilidad de mantener el resto del cuerpo bajo control. ¡Esa sería verdadera perfección! ¿Será esto posible en esta frágil vida humana?...
C. El libro de Proverbios tiene mucho que decir sobre el uso o el mal uso de la lengua o el habla:
1. Prov 18:7-8, “La boca del necio es quebrantamiento para sí, Y sus labios son lazos para su alma. Las palabras del chismoso parecen blandas, Y descienden hasta lo íntimo del vientre.”
2. Prov 29:20, “¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él.”
3. Prov 25:11, “Manzana de oro con adornos de plata es la palabra dicha oportunamente.”
4. Prov 10:19, “En las muchas palabras no falta pecado: Mas el que refrena sus labios es prudente” (vea otros proverbios como en 10:8, 11; 16:27-28; etc.).
5. A mas de un soltero/a que anda tratando de conquistar a alguien le conviene usar bien su lengua. Dice el proverbista (Prov 24:26), “besados serán los labios del que responde palabras rectas.”
6. Si quiere mas de Proverbios, ve en una concordancia las siguientes palabras: palabra o palabras, lengua, boca, labios, etc.
D. Una lengua santificada por el Espíritu de Dios puede hacer un mundo de bien. El creyente, aquel que ha dejado su vida antigua, debería poseer una lengua santificada por el Espíritu de Dios.
1. No cerraremos el tema a esta altura, ya que Santiago tiene mas que decirnos al respecto.
2. Oramos para que Dios, especialmente aquellos que tenemos la responsabilidad de enseñar, que somos maestros, de paga o laicos, poder mantener nuestra lengua bajo la sujeción del Espíritu. Es mi deseo para esta iglesia. Es mi constante oración.