Pedir a Dios sin dudar ¿Pedir qué?
Santiago 1:6-12
Mateo 21:21-22
I. Introducción
A. Los que pasamos por pruebas o tribulaciones, sea que estas sean internas (auto generadas) o externas (producidas por otros) normalmente no encontramos normal regocijarnos. La tendencia humana es perder la perspectiva, perder la dirección.
1. La tendencia humana es encontrar refugio precisamente en aquello que nos va hundir más: alejarnos de Dios. Santiago nos insta a regocijarnos cuando nos encontremos en diversas pruebas (1:2).
2. Santiago dice que las pruebas externas son buenas porque estas producen paciencia (1:3). Pero esta paciencia no aparece naturalmente en medio de las pruebas. Para Santiago la solución es la adquisición de sabiduría (1:5).
3. Cuando Santiago apela para la sabiduría es su manera de decir que lo que necesitamos es una conexión con Dios. Porque al pedir la sabiduría necesariamente estamos reconectándonos con Dios.
B. La sabiduría, por tanto, es un don de Dios. Y Santiago nos dice que ese don de Dios es sin reservas, sin cálculos, sin reproches.
1. La palabra “abundantemente” o con liberalidad (1:5) es una palabra que aparece solo aquí en el NT. El significado original es “sin reserva mental.”
2. Quiere decir que Dios está absolutamente dispuesto a dar la sabiduría sin dudar, sin ninguna reserva mental. Dios no reniega ni regaña. No critica ni apunta a tus faltas. El hecho que haz venido a El en reconocimiento que le necesitas, es suficiente para dar lo que pides.
3. Ese don de Dios es sin titubeos, sin reservas, sin calcular para ver cuanto de la sabiduría que pides te puede dar. O sea, Dios da la sabiduría “sin reserva mental.” No para para considerar tu sinceridad.
4. Esta es la primera parte de la ecuación. Si pides, Dios da la sabiduría. Dios te hace paciente. Dios es capaz de producir gozo no por la prueba o tribulación, sino dentro de o a pesar de las tribulaciones. Pero hay una segunda parte a esta ecuación que tienes que considerar:
II. La problemática de la duda
A. 1:6, “Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra.” La segunda parte de la ecuación es como resolver el problema de la duda.
1. Santiago muestra el otro lado de la moneda. Primero muestra como Dios da, pero ahora enfoca al que pide y como pide. Y aunque Dios no tiene ningún problema dando abundantemente, la manera en como Dios responde a nuestro pedido está limitado, no por Dios, sino por la manera cómo y qué pedimos.
2. Aunque Dios no tiene reservas en la manera que da, hay una condición, hay un adendum, una cláusula en el contrato, un pre requisito que viene junto con la promesa:
3. 1. La condición para recibir sabiduría sin reserva, sin reproches, sin considerar mi sinceridad es que quien pide debe pedir “con fe y sin dudar.”
B. Parece que Santiago recordaba las palabras de Jesús en Mat 21:21-22, “Respondiendo Jesús, les dijo: En verdad os digo que si tenéis fe y no dudáis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que aun si decís a este monte: "Quítate y échate al mar", así sucederá. Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis.”
1. La pre condición, obviamente, es pedir. ¿Cómo pedimos? Cuando oramos. Si no hay una vida de oración, en primer lugar, no habrá concesión de sabiduría.
2. Pero pedir no es la condición, es necesario “pedir con fe y no dudar.” Y aunque el pasaje no define la naturaleza de la duda, eso lo podemos definir nosotros. Vamos de lo general a lo específico:
a) Si muy prueba es el trago o el cigarro, y yo sé que es imposible tener una plena relación con Dios mientras practico uno de estos vicios nocivos y oro a Dios, pero todavía dudo que Dios me va conceder mi pedido, que no voy a conseguir vencer... Debo orar como un vencedor y no como un vencido... “En el nombre y por el poder de Cristo, acepto oh Dios...”
b) Si i problema es perdonar a quien me ha herido profundamente, y sé que no puedo cargar con ese veneno en mi alma porque me está acabando la vida, me está secando espiritual-mente y reconozco que debe salir... debo pedir con fe y sin dudar que Dios me va dar el poder que aun cuando vea a la persona que me ofendió, por el poder de Cristo, sin dudar, me dará la victoria...
3. ¿Cuál es la prueba, situación, problema, tribulación que te aqueja?
a) ¿Alguien que te debe y aun re rehuye para ni siquiera verte? ¿Será que lo que necesitas es una resolución con Dios y tu alma reconociendo que ese dinero tal vez nunca lo vuelvas a ver y poder volver a vivir tu vida cristiana abundantemente?
b) ¿Celos tremendos, tal vez sin fundamento? ¿Ya pediste, “con fe y sin dudar” que Dios te quite esos sentimientos que de otra manera pueden acabar con tu vida espiritual? Pide con fe y sin dudar.
c) ¿La maña de llevarte lo que no es tuyo (ya sea las ollas de los otros de la cocina de la iglesia)? ¿Ya le pediste a Dios con fe y sin dudar que te dé el poder, pues de otra manera no puedes avanzar en tu vida cristiana?
C. ¿Cuál es tu prueba? Dice Santiago, 1:6b, “porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra.”
1. El cristiano que Duda que Dios pueda darle sabiduría y ayudarle a resolver cualquier área, será siempre una persona desequilibrada ante la adversidad y en diversas circunstancias.
2. Vean lo que dice: 1:7-8, “no piense, pues, ese hombre [o mujer], que recibirá cosa alguna del Señor, siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos.”
3. ¿Porqué no recibirá nada de lo que pide? Porque la duda lo ha hecho inestable en todo e inconstante en su estado de ánimo. Es como las ondas del mar. Un día la marea está alta y todo anda bien, pero el otro día anda baja y aí va él también.
4. O sea, su vida, en vez de estar controlada por Dios, está controlada por los caprichos de la luna. No es que no ore. No es que no pida, no es que no tenga una vida religiosa; pero su vida no es de fe.
5. Este “doblado ánimo” es lo opuesto de la madurez o “perfección” que habla el 1:4. La palabra “doble ánimo” quiere decir “dos almas” o “dos espíritus” (vea el significado de la palabra “ánima,” como la novela infantil de Memín Pingüín, “Las ánimas de don Melquiades”).
6. Y como los antiguos hebreos enseñaban que el alma consiste de la totalidad de la persona, una persona de “doblado ánimo” o dos almas se refiere a dos diferentes personas.
7. Los psicólogos le llaman “doble personalidad;” dos personas en una. Una en la casa, otra en la iglesia. Una en el trabajo, otra en la casa.
8. Es este “doblado ánimo” lo que interfiere en que Dios dé abundantemente lo que se le pide. Es una persona de dos caras.
III. Conclusión
A. En el sermón del monte Jesús hizo referencia a la persona de “doblado ánimo” cuando dijo, “nadie puede servir a dos señores” (Mat 6:24). En Santiago la persona de “doblado ánimo” no solo es inestable en las cosas espirituales, es “inestable en todo sus caminos” (“en todo lo que hace,” dice otra versión).
1. En nuestros quehaceres diarios, en nuestras relaciones con los demás, incluyendo familia, en nuestros actos, hábitos, pensamientos, etc., siempre está el potencial para entrar en tribulaciones y pruebas.
2. Si hemos de soportar las aflicciones que nos aquejan en esta vida y para poder “tener por sumo gozo” cuando nos confrontemos con ellas, no podemos perder la perspectiva, no podemos ser de “doblado ánimo.”
3. La respuesta reside en obtener sabiduría; pero pedirla con fe y sin dudar, entonces Dios la dará abundantemente y sin reproche.
4. Dios no te va echar en cara el hecho que haz sido inconsistente, que haz tenido dos caras, que te haz metido en problemas con este y con aquel y en esto y en aquello.
5. 1:12, “Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman.”