... Abel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la grosura de los mismos. Y el SEÑOR miró con agrado a Abel y a su ofrenda...
Caín – Heb. adquirido, posesión
Abel – Heb. respiración, aliento, vapor
Desde el mismo nombre podemos ver la diferencia entre Caín y Abel. Uno habla hacia adentro (Caín), mientras el otro habla hacia fuera (Abel).
La adoración es un acto donde se reconoce a Dios como a Dios. En la adoración el corazón no piensa en sí mismo, sino está centrado en la persona de Dios.
En la adoración, se ofrenda a Dios con agradecimiento. La adoración habla de humillación, impotencia del hombre ante quien es Dios, habla de bajarse ante Dios y levantarlo a Él por quien es.
Hoy vamos a ver dos aspectos importantes con relación a la adoración a Dios con el corazón.
1. La adoración es dada de lo mejor.
Cuando nosotros vemos la experiencia de Caín y Abel, vemos que Abel dio de los primogénitos de sus ovejas y de la grosura de los mismos.
Abel ofrendó a Dios lo mejor. Esto es sumamente importante porque los adoradores tienen que reconocer que todo lo que tienen es de Dios y es imperante que se le dé lo mejor.
En muchas ocasiones nos conformamos con darle a Dios una ofrenda, sea monetaria, sea en servicio, sea en cántico, etc. Dios no está buscando una ofrenda, Dios está buscando de los primogénitos y de la grosura.
La adoración es un sacrificio que se hace a Dios voluntariamente.
Ilustración de Abraham e Isaac. (Génesis 22:5)
Tres elementos relacionados con la adoración de Abraham:
a. Yo y el muchacho iremos hasta allá
En la adoración verdadera los adoradores se separan de aquello que les pueda interferir. La adoración no la entiende el ser humano común y corriente. Más aún, muchos creyentes no entienden la adoración y a veces ellos mismos son estorbo en la adoración.
Los que no son adoradores se quedan con el asno. No pueden subir hasta el lugar de la adoración porque no la entienden.
La adoración tiene que darse dentro del contexto de salirse de la rutina diaria, salir de este mundo y subir donde está Dios sentado en su trono.
La adoración tiene que llevar al adorador más allá.
b. Adoraremos
Lo que Abraham estaba diciendo realmente es que iría a sacrificar junto con Isaac.
La adoración es un sacrificio a Dios donde se le ofrenda lo más valioso.
Ahí es que está el sacrificio, en que se está dando lo más que uno ama, lo más que uno guarda, pero la recompensa de Dios sobre la ofrenda de adoración que se da es incomparable con lo que ofrendamos.
Se ha dicho que en la adoración no se sufre, sino que se da sin dolor alguno. Esta afirmación no es cierta. En la adoración hay dolor, hay sufrimiento, la adrenalina sube, el corazón palpita en forma más acelerada, pero la clave para la adoración es que es un acto de fe.
Ilustración del mismo Abraham, Ana con Samuel, la viuda con Elías dando lo único que le quedaba.
c. Volveremos a vosotros
La experiencia de la adoración hace que traigamos a Dios a los que no lo conocen.
A muchas personas le han enseñado que la adoración enajena a los creyentes de la realidad diaria que se vive, pero la adoración hace todo lo contrario, esta trae a Dios cerca del ser humano.
El acto mayor de adoración fue el sacrificio de Cristo en la cruz y este se hizo con el propósito de acercar al hombre con Dios, no para alejarlo.
Dios busca adoradores que le ofrenden de lo mejor.
2. La adoración es una ofrenda que agrada a Dios.
Cuando Dios recibió la adoración de Abel por medio de la fe, El se agradó, no sólo de la ofrenda, sino de Abel mismo.
Dios no se agrada tanto de la ofrenda como se agrada del ofrendante. La adoración que mueve, que sacude, que jamaquea el corazón de Dios es la ofrenda que se da con el corazón. Cuando una persona se da en adoración total a Dios, Dios tiene que hacer un alto, tiene que bajarse del trono y llegar donde está el adorador.
¿Estás esperando que Dios se acerque a tu vida?
Adora.
¿Estás esperando que Dios te toque en una forma especial? Adora.
¿Quieres sentir la presencia de Dios como nunca antes? Adora.
La ofrenda que agrada a Dios eres tu mismo. La adoración es darte a Dios sin reparos, sin pretextos, sin excusas, es darte totalmente.
Cuando Dios se agrada de tu ofrenda, de tu adoración, Él hace lo más grande por ti. Dios mismo da testimonio de ti y aún muerto, por la fe, tu testimonio todavía hablará. (Hebreos 11:4)
La ofrenda que sacudió el corazón de Dios no fue la grasa quemada de Abel, fue el corazón sacrificado y quemado de él.
La adoración agrada a Dios porque muestra la obediencia de aquellos que le adoran porque no están buscando lo suyo, sino a Dios.
Ilustración de la viuda que dio dos blancas. (Lucas 21:1-4)