INTRODUCCIÓN
Es un placer para mí volver a estar con ustedes hoy. Su pastor me pidió que hablara acerca de la mayordomía, pero más que yo hablar, permitamos que Dios hable.
ILL Un nuevo pastor llegó a una iglesia y todo el mundo estaba muy emocionado. El primer domingo que predicó dijo, “Si yo voy a ser pastor de esta iglesia, la iglesia va a caminar.” La gente contestó con mucho entusiasmo, “Amén, que camine hermano, que camine.”
Dijo entonces, “Aún más, si voy a ser pastor de esta iglesia, la iglesia va a correr.” La gente respondió, “Que corra hermano, que corra.”
Por tercera vez dijo, “..., la iglesia va a volar.” La congregación respondió, “Que vuele hermano, que vuele.” Entonces dijo, “Pero si esta iglesia va a volar, se va a necesitar dinero.” La iglesia entera contestó, “Que camine hermano, que camine.”
La mayordomía, contrario a lo que muchos puedan pensar, no tiene solo que ver con dinero. Cuando escuchamos hablar de dinero en la iglesia, nos sentimos un poco o bastante incómodos. Ignoramos, que Jesús habló más de dinero en los evangelios, que del cielo y del infierno.
¿Qué es pues la mayordomía? Mayordomía es “el uso de recursos dados por Dios para alcanzar metas dadas por él.” El Señor ha puesto en nuestras manos un sinnúmero de recursos, para que los usemos para alcanzar sus propósitos. Hacer esto es imposible, sin entender el principio del 100%.
EL PRINCIPIO DEL 100%
EXP El principio del 100% es el entendimiento de que Dios es el dueño y yo el mayordomo; alguien a quien nada le pertenece pero que maneja todo.
La Biblia dice que el reino de Dios es como un mercader buscando perlas finas. Cuando encuentra la perla de gran precio, vende todo lo que tiene y compra esa perla. Jesús es la perla de gran precio y el hombre el mercader. Cuando el hombre encuentra a Jesús, le cuesta todo.
ILL Jesús tiene alegría, gozo, paz, sanidad, seguridad, eternidad. El hombre se maravilla ante él y dice, “Yo quiero esa perla. ¿Cuanto cuesta?” El vendedor dice, “Es demasiado costosa.” “¿Pero cuanto cuesta?” “Todo lo que tienes - nada más, nada menos.” “Pues, yo la voy a comprar.” “¿Cuanto tienes?” “Tengo $10,000 en el banco.” “Bien, $10,000. ¿Qué más?” “Nada más. Eso es todo.” “¿Nada más?” “Bueno, tengo unos dólares en mi bolsillo.” “¿Cuantos?” “30, 40, 50, 80, 100, 120 - 120 dólares.” “Eso está bien. ¿Qué más tienes?” “Nada más.” “¿Donde vives?” “En una casa.” “La casa también.” “¿Acaso debo vivir en el garage?” “Ah, ¿tienes garage? Eso también. ¿Qué más?” “Acaso debo vivir en mi carro?” “Ah, ¿tienes carro?” “Tengo dos.” “Los dos son míos. ¿Qué más?” “Nada más.” “¿Estás solo en el mundo?” “No, tengo una esposa y dos hijos...” “Tu esposa y tus hijos también. ¿Qué más?” “Nada más. Solo quedo yo.” “Oh, tu también. Todo. Todo viene a ser mío: esposa, hijos, casa, garage, carros, dinero, ropa, todo. Y tu también. Puedes usarlo todo, pero no te olvides que es mío, al igual que tú”
APP Aunque realmente, todo le pertenece a Dios desde un principio, en el momento en que aceptamos a Cristo como Salvador y Señor personal, todo lo que tenemos, incluyendo nuestra propia vida, es rededicado y entregado a él en señal de devoción y compromiso. Si hemos decidido seguirle, nada de lo que tenemos es nuestro.
El 100% pertenece a Jesús y somos responsables a él por lo que hacemos con lo que somos y poseemos. Para ser un buen mayordomo, necesito entender y aplicar el principio del 100% a mi vida. ¿Como entonces puedo hacer esto?
I. RECONOCIENDO QUE LO QUE TENGO Y SOY DIOS ME LO HA
CONFIADO Y NO ES MÍO. (Salmo 8)
EXP La Biblia dice que... (Salmo 24:1)
Todo, absolútamente todo, es de Dios; nosotros solo somos mayordomos de lo que ha puesto bajo nuestro cuidado. Nuestras posesiones, nuestro, tiempo, nuestras habilidades, nuestro dinero, nuestra famillia, nuestra alma; no es mío, es de Dios. El solo me lo ha confiado.
Si no se han dado cuenta, la mayoría de los problemas relacionados con la mayordomía, surgen porque hemos adoptado una mentalidad de que todo es mío y porque es mío puedo hacer con ello lo que quiera. Mal usamos nuestras... (repetir cosas de arriba) y fracasamos, porque nos hemos apartado del ideal de Dios para nuestras vidas.
Su plan es que símplemente manejemos bien aquello que él nos ha confiado; nada más y nada menos.
II. DÁNDOLE A DIOS TODO, INCLUYENDO EL PRIMER LUGAR EN
MI VIDA, CONFIANDO EN QUE ÉL HA DE PROVEER PARA
MIS NECESIDADES. (Mt. 6:33)
EXP La mayordomía básicamente envuelve, 3 áreas de la vida que ya mencionamos: mi tiempo, mis talentos y mis tesoros.
En lo que se refiere a mi tiempo, debo dárselo todo a Dios y darle el primer lugar en él. Necesito tener diariamente un tiempo a solas con él y permitir que interrumpa mi vida y mi agenda como él quiera. Cuando esto sucede, hace el resto de mi tiempo rendir, para cumplir bien con las demás obligaciones que me ha dado. (Ef. 5:15-16)
¿Cuantos han visto a Dios obrar de esa manera? (explicar)
En lo que se refiere a mis talentos y habilidades, debo dárselas todas a Dios y darle el primer lugar en ellas. Si el Señor le dió alguna habilidad que no es común o que parece extraordinaria o sobrenatural, es porque quiere que usted, primero que nada, la use para Su deleite y para Su gloria; confíe de que si la pone a Su servicio, él hará grandes cosas con ella.
No hay nada más bonito, que ver a Dios tomar alguna habilidad que nos ha dado y usarla para bendecir a alguien más. Confiemos, y pongamos nuestras habilidades en sus manos. Que como Isaías podamos decir, “Heme aquí Señor, envíame a mí.”
En lo que se refiere a mis tesoros, mi dinero, debo dárselo igualmente todo a él y darle el primer lugar en el uso y la distribución del mismo. He aquí el problema de muchos.
Le dan primer lugar a Dios en la repartición de sus recursos financieros al diezmar, pero en el uso del 90% que queda no lo coronan como Señor ni le dan la prioridad. Sí le dan a Dios lo primero, pero fallan en consagrar a él lo demás. Hacer esto es una mayordomía incompleta, que realmente no es mayordomía.
Yo, doy al Señor lo primero y lo mejor, pero dedico lo demás a él, pidiéndole que me dé la sabiduría para poder administrarlo sábiamente. Confío en que él ha de proveer para mis necesidades, contribuyendo así al ciclo de la mayordomía. (Fil. 4:19)
ILL I place no value on anything I have or may possess, except in relation to the kingdom of God. If anything will advance the interests of the kingdom, it shall be given away or kept, only as by giving or keeping it I shall most promote the glory of Him to whom I owe all my hopes in time or eternity. David Livingstone.
La mayordomía es un asunto de confianza. Dios ha confiado, y nosotros igualmente debemos confiar en él. El cumple sus promesas. (Prov. 3:9-10)