EBENEZER
Hasta Hoy Dios Ha Sido Con Nosotros
Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová. (1 Sam 7.12)
EBEN-EZER (piedra de auxilio)
Y Samuel habló a todo Israel. Por aquel tiempo salió Israel a encontrar en batalla a los filisteos, y acampó junto a Eben-ezer, y los filisteos acamparon en Afec. 2Y los filisteos presentaron la batalla a Israel; y trabándose el combate, Israel fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en la batalla en el campo como a cuatro mil hombres. 3Cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos. 4Y envió el pueblo a Silo, y trajeron de allá el arca del pacto de Jehová de los ejércitos, que moraba entre los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí con el arca del pacto de Dios.
5Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló. 6Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento. 7Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! pues antes de ahora no fue así. 8¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto. 9Esforzaos, oh filisteos, y sed hombres, para que no sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a vosotros; sed hombres, y pelead.
10Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie. 11Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees. (1 Sam 4.1; 5.1).
Introducción:
Dios nos ha concedido llegar hasta el final de un año más. Cada uno de los que estamos en la iglesia hasta el día de hoy tenemos una historia que contar. La historia de nuestra vida esta repleta de acontecimientos, sucesos y transiciones, recuerdos, algunos malos otros buenos, algunos nos llenan de satisfacción, otros nos causan vergüenza. En nuestra vida hemos tenido altas y bajas, derrotas y victorias pero el día de hoy (por el simple hecho de que todavía estamos en este lugar), podemos decir que a pesar de todo “hasta aquí nos ayudo el Señor”.
El pasaje que nos ocupa comunica alegría y agradecimiento. Cuando el profeta Samuel toma esta piedra y la pone entre Mizpa lo hace reaccionando a lo que acababa de suceder. En esta escena el pueblo de Dios estaba celebrando, regocijándose y dando gracias a Dios por haberles concedido llegar hasta ese punto. El pueblo se acaba de volver a Dios después de una época en la cual vivieron alejados de Dios. A consecuencia de su arrepentimiento el pueblo acaba de recibir la victoria; Dios les acaba de dar el triunfo sobre su más acérrimo enemigo, el pueblo filisteo.
Lo más conmovedor y hasta cierto punto irónico de esta escena en la vida del pueblo de Dios es que aunque hoy están celebrando, no todo el tiempo ha sido solo celebración la orden del día en su historia. Si a trabes del tiempo viajamos algunos años atrás, nos encontraremos con algunos acontecimientos en la vida de este pueblo que hoy esta celebrando; sucesos que al recordarlos sin duda agigantan el motivo de su alegría y la razón de su agradecimiento a Dios. El recordar el pasado de este pueblo nos explica con claridad el porque con tanto fervor Samuel declara “hasta que nos ha ayudado el Señor”.
El pueblo de Israel es un tipo y figura de la iglesia y el creyente veamos esta realidad reflejada en la historia del pueblo de Dios.
1. La salida de Egipto. El pueblo de Israel nació en Egipto, es ahí donde se constituye una nación y pueblo. Egipto hizo a Israel esclavo, les quito sus derechos y los obligaba a hacer cosas que ellos no querían hacer (trabajar sin paga). Egipto los golpeo sin misericordia, los exploto, los hirió castigándolos injustamente. A consecuencia de todo esto ellos Vivian amargados pues no tenían paz, felicidad, gozo ni la alegría. Su vida no tenia propósito alguno; en el horizonte solo podían vislumbrar mas dolor, mas tristeza y mas desengaños, no parecía haber esperanza ni remedio para su vida tan vacía. Un día aparece en la escena de este pueblo un hombre enviado por Dios llamado Moisés. Este mensajero les viene a comunicar que hay un Dios que se preocupa de ellos y que nunca ha sido ajeno a sus sufrimientos. En cuestión de días este Dios tan poderoso y ala vez misericordioso los libera. Aunque no fue fácil pues el rey de este país (faraón) no quería dejarlo ir, Dios haciendo exhibición de su poder doblegó la voluntad de este tirano. El pueblo pasa por las aguas del mar rojo y sus persecutores son derrotados. Ya del otro lado el pueblo comienza a cantar y a danzar de gozo y alegría; cuando estaban en esclavitud no podían alabar, pero ahora eran libres, del tormento y para alabar a Dios.
Algunos de nosotros este día podemos decir que aunque un día éramos esclavos y vivíamos alejados de Dios sin paz ni felicidad. Siempre sujetos a la voluntad del enemigo no obstante un día llegó un mensajero de parte de Dios y nos dijo de este Dios que se preocupa por nosotros y a pesar de la oposición y muchas dificultades, nos liberto por eso en esta noche podemos declarar Ebenezer.
2. El desierto. Después de ser liberados tuvieron que atravesar el candente y solitario desierto. 40 años de aparente soledad y desesperante expectativa, pues aunque Dios les había prometido una tierra donde fluye leche y miel, por décadas solo miraron arena, y tormentas a la intemperie.
Y aunque la nube y la columna de fuego iban con ellos, señal palpable de que Dios iba con ellos, muchos dudaron, otros se cansaron y muchos mas comenzaron a acariciar el deseo de volver a atrás al lugar de donde Dios los había sacado con brazo fuerte y extendido.
Mucho se rebelaron en el camino y murieron, otros por su desobediencia e incredulidad jamás lograron ver ni siquiera de lejos la ciudad prometida pues quedaron postrados en el desierto. Aunque muchos no lograron entrar a la tierra prometida, y a pesar de las perdidas, Samuel celebra diciendo Hasta aquí nos ha ayudado el Señor.
En la vida del cristiano, después de salir de Egipto (el mundo) siempre habremos de enfrentar el desierto de las pruebas. Es ahí donde muchos deciden mejor regresar atrás. De hecho muchos son los que se han regresado, no obstante usted y yo estamos aun aquí y podemos decir con alegría que a pesar de que muchos ya no quisieron seguir, ¡hasta aquí nos ayudo el Señor!
3. Las derrotas y vergüenzas. En este mismo lugar donde se esta celebrando, años atrás el pueblo es derrotado y avergonzado. Por su descuido y alejamiento de Dios los dejo solos en sus batallas y aquí no solo pierden la batalla sino que el enemigo les quita el arca del pacto (acto vergonzoso)
Cuantas veces hemos pasado como hijos de Dios, tropiezos, vergüenzas y humillaciones por alejarnos de Dios, por olvidarnos, sin darnos cuenta, de nuestras responsabilidades como sus hijos. El día de hoy podemos celebrar porque a pesar de que fallamos y hemos herrado muchas veces ¡hasta aquí nos ayudó el Señor!
Conclusión:
En un lugar donde se perdieron batallas, murieron hermanos, se perdió el arca (la gloria de Dios) y aun el pueblo se alejo de Dios se erige una piedra ala cual se le pone por nombre Piedra de auxilio. No importa por cuantas cosas negativas hayamos pasado el día de hoy es de celebrar porque con todo ¡hasta aquí nos ayudó el Señor!