Summary: Nuestro Dios prepara los instrumentos de renovación en su pueblo

Si te pidiera que pensaras en personas que Dios ha usado para dirigirte en la renovación espiritual de tu vida, ¿En quién pensarías? ¿A quién ha usado Dios para impulsarte en tu relación con él?

En lo personal, mencionaría a mucha gente, pero viene a mi mente una persona a penas unos cuantos años mayor que yo, con quien comencé una amistad providencial cuando yo era un adolescente.

Compartíamos tiempo sirviendo en un mismo ministerio y al convivir más de cerca con él, me impactó su pasión por Jesucristo y su deseo de compartir el evangelio con otros jóvenes.

Su amistad me impulsó a leer más la Escritura y a compartir también el evangelio con otras personas, así como lo veía a él hacerlo.

Recuerdo que yo tenía como 15 años y nos íbamos los dos en camión a dar estudios bíblicos semanalmente a una familia que vivía en el sur de la ciudad y que comenzaba su caminar con Cristo. Bellas experiencias de discipulado.

Y así muchas experiencias de gran aprendizaje tuve con este joven que Dios usó para impulsarme en mi relación con el Señor y en mi servicio en Su reino.

Niños que están tomando notas del sermón. Escriban el nombre de una persona que hayan conocido en la iglesia que con su amistad les haya ayudado a conocer más acerca de Dios.

Yo Agradezco mucho a Dios por la vida de aquel entonces joven, porque fue instrumento de Dios para mi crecimiento. Hoy día es un miembro activo y hermano muy querido de nuestra iglesia y sigue siendo de gran bendición para muchos.

Y aunque quizá ya te entró la curiosidad de saber de quién se trata y no te lo voy a decir, el punto es que Dios es muy bueno para con su pueblo, y usa a personas como instrumentos para la renovación de sus hijos.

El Señor está a cargo de la renovación espiritual que necesitamos como su pueblo y él prepara a personas para influir, impulsar y avanzar su obra en nuestras vidas.

Él no desaprovecha alguna relación o situación en la que providencialmente nos pone, sino las usa para cumplir propósitos en su reino y en nuestras vidas.

Y algo maravilloso de todo esto es que no sólo ha usado apersonas como instrumentos para la renovación de nuestras vidas, sino también tú y yo, podemos ser esos instrumentos providenciales en la vida de otros en Cristo Jesús.

Porque sin lugar a dudas, decimos hoy: Nuestro Dios prepara los instrumentos para la renovación de su pueblo.

Estamos en nuestra serie “Renovados” basada en el libro profético de Zacarías y hemos estado viendo cómo Dios estaba trabajando en la renovación total de su pueblo después del regreso del exilio de Babilonia.

La comunidad del posexilio que había regresado a Jerusalén había encontrado una ciudad básicamente en ruinas y el templo, que fue la gloria de la ciudad en tiempos de Salomón, también derrumbado.

Habían regresado con la encomienda de reconstruir los muros de la ciudad y reconstruir el templo y habían comenzado con mucho ánimo, pero encontraron gran oposición y dificultades y se desanimaron en ese primer intento.

Pasaron unos 16 años y Dios levantó a dos profetas, a Hageo y Zacarías, para que exhortaran y animaran al pueblo a retomar y concluir la obra de reconstrucción.

En particular, Zacarías tuvo un énfasis en su ministerio profético enfocado en la renovación espiritual del pueblo. De hecho, el libro comienza con un llamado contundente al arrepentimiento y a la renovación del corazón para continuar la obra. No sólo los muros y los bloques debían levantarse, sino también el corazón del pueblo debía levantarse con un amor y devoción renovada hacia su Dios.

Así como Dios había provisto a los profetas Hageo y Zacarías como instrumentos de renovación para su pueblo, así también Dios había provisto también a un sacerdote y a un gobernador o autoridad social, como si fuera un rey, para dirigir también este magno proyecto.

El libro de Esdras 5:1-2 nos los presenta así: Los profetas Hageo y Zacarías, hijo de Idó, profetizaron a los judíos que estaban en Judá y Jerusalén, en el nombre del Dios de Israel, que velaba por ellos. Entonces Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Josadac, se dispusieron a continuar la reconstrucción del templo de Dios en Jerusalén. Y los profetas estaban con ellos ayudándolos.

Este fue el dream-team de Dios para la renovación de su pueblo. Los tres oficios en la historia de la redención: Rey-Sacerdote- Profeta representados en estos varones que se esforzaban para cumplir el propósito de Dios en su pueblo.

Porque nuestro Dios prepara los instrumentos para la renovación de su pueblo.

Entonces estas cuatro personas: Zorobabel, Jesúa (o Josué), Hageo y Zacarías, fueron instrumentos usados por el Señor para la renovación que tanto necesitaba la comunidad del posexilio.

Pero no sólo ellos necesitaban experimentar esa renovación espiritual, sino también nosotros, como comunidad y a nivel personal, necesitamos también esto. Y este día podemos confiar que Dios esta a cargo del asunto, que Dios prepara instrumentos para que su pueblo sea dirigido, sea animado, exhortado y transformado de tal forma que regrese su corazón hacia él.

Pero aún hay más, también queremos decir este día que, así como Dios usa instrumentos en la renovación de tu vida, así también quiere usarnos a nosotros como instrumentos en la renovación de la vida de alguien más. Esta es la esencia del discipulado.

Tú y yo, como hijos de Dios y parte de su pueblo, somos piezas del rompecabezas que él está armando en su reino y tenemos el privilegio de participar como instrumentos de renovación en la vida de otras personas para la gloria de Dios.

Ahora bien, recordemos que el gobernador Zorobabel que era descendiente de David y Josué, el sumo sacerdote, que era descendiente del sacerdote Josadac, habían regresado en esa primera oleada de la comunidad del posexilio y habían intentado cumplir la misión de la reconstrucción, pero con todo lo que enfrentaron este intento se fue desvaneciendo.

Fue entonces cuando la participación de Hageo y Zacarías, los profetas, fue importante para hacer resurgir el impulso para cumplir la encomienda del Señor. Así que en el libro de Zacarías en sus capítulos 3 y 4, que son los que nos ocupan hoy, encontramos mensajes proféticos relacionados con estos dos instrumentos de Dios para la renovación de su pueblo. Estos mensajes se dan en un contexto como de un sueño o visión que el profeta tiene al respecto de estos dos varones.

En el capítulo 3 se nos habla de Josué, el sumo sacerdote y en el capítulo 4 se nos habla de Zorobabel, el gobernador o rey. Nuevamente, los tres oficios en función: Rey, Sacerdote y Profeta para que la renovación se pueda llevar a efecto.

Entonces, en estos dos capítulos, basándonos en lo que Dios hizo para con estos varones, encontraremos por lo menos, tres acciones que Dios hace para preparar a los instrumentos que usa para la renovación de su pueblo. Tres acciones que podemos esperar también nosotros de parte de Dios, cuando tengamos el privilegio de ser usados como instrumentos para impactar en su reino.

Primero, El Señor Nos posiciona para su servicio.

Zacarías 4:11-14 dice: 11 Entonces pregunté al ángel: «¿Qué significan estos dos olivos a la derecha y a la izquierda del candelabro?». 12 Y también pregunté: «¿Qué significan estas dos ramas de olivo junto a los dos tubos de oro por los que fluye el aceite dorado?». 13 El ángel me preguntó: «¿Acaso no sabes lo que significan?». Entonces respondí: «No, señor mío». 14 Así que el ángel me explicó: «Estos son los dos ungidos que están al servicio del Señor de toda la tierra».

Al principio del capítulo 4, Zacarías despierta de una especie de sueño que había estado teniendo y tiene una visión en la visualiza un candelabro de oro macizo con un recipiente en la parte superior. Encima del candelabro había siete lámparas, con siete tubos para las mismas. Y a cada lado del candelabro, había un árbol de olivo. O sea, los olivos eran la fuente de aceite que mantenían las lámparas encendidas.

Recordemos que esto es una especie de sueño o visión descrita en un libro de naturaleza profética, entonces, aquí lo que podemos esperar es que estas imágenes signifiquen algo más.

El candelabro que es luz en donde está, representa al pueblo del pacto que por tener al Señor como su Dios es luz para las naciones. La presencia de Dios en medio de su pueblo es luz en un mundo en tinieblas. Por ejemplo, recordemos en apocalipsis el candelabro de siete brazos, representaba a las siete iglesias de Asia.

Y en ese contexto de la visión de Zacarías, el candelabro está alimentado por dos olivos. Y al final del capítulo, como hemos leído, Zacarías le pregunta al ángel por el significado de los dos olivos y de las dos ramas que están conectadas con el candelabro y el ángel le responde: Estos son los dos ungidos que están al servicio del Señor de toda la tierra.

Los dos olivos eran los oficios de Sacerdote y Rey que eran necesarios para la renovación del pueblo y las dos ramas de esos olivos que estaban conectadas con el candelabro, son dos ungidos. Recordemos que se usaba el aceite para ungir en los oficios ya sea de rey, sacerdote o profeta.

Estos dos ungidos, en el contexto de Zacarías son referencias directas a Zorobabel y Josué, el rey y el sacerdote.

¿Por qué era importante resaltar a estas dos personas? Dios había escogido a estos hombres para que dieran esta nueva dirección al pueblo hacia su renovación. Ellos habían sido posicionados por Dios para realizar esta obra de renovación en su pueblo. Pero Zorobabel y Josué, después del primer intento estaban desanimados.

Fue por eso que los profetas Hageo y Zacarías a través de sus visiones y sueños mostrados por el Señor, estaban recordando al pueblo y a los mismos Zorobabel y Josué, que la posición estratégica ante el pueblo, no había sido idea de ellos o de hombre alguno, sino había sido el diseño de Dios.

Dios mismo es quien los había posicionado estratégicamente para dirigir al pueblo en esta renovación y ellos debían cobrar ánimo y retomar la tarea encomendada por el Señor. Ellos habían sido ungidos soberanamente por el Señor para cumplir sus propósitos de renovación en su pueblo. Dios nos posiciona para servirle.

El Señor es fiel para con su pueblo y nada impide el cumplimiento de sus propósitos. Así que hermano, el Señor no se equivoca al haberte posicionado en donde te ha posicionado en su reino.

Quizá piensas que no puedes hacer mucho, pero debemos ver las cosas como son y estar convencidos de que estamos en la familia donde estamos, en el contexto en donde estamos, en las relaciones en las que estamos, en las situaciones en las que estamos por la voluntad de alguien más sabio que nosotros y que nos ha posicionado para ser instrumentos de lo que él quiere hacer en la vida de su pueblo.

No somos Josué o Zorobabel, pero como parte de su pueblo, tenemos propósitos que cumplir siendo luz en el mundo y testimonio a las naciones. Por eso, fortalece tu ánimo y se intencional en ocupar tu posición con toda devoción y entrega pues es el Señor que te ha colocado donde estás para que seas agente de renovación en Cristo a tu alrededor. Dios nos posiciona para su servicio.

Pero hay una segunda acción de parte de Dios por la que prepara a los instrumentos que usa para la renovación de su pueblo.

En segundo lugar, Dios nos purifica para su servicio.

Dice Zacarías 3:1-3 Entonces me mostró a Josué, el sumo sacerdote, que estaba de pie ante el ángel del Señor y a Satanás que estaba a su mano derecha para acusarlo. 2 El ángel del Señor dijo a Satanás: «¡Que te reprenda el Señor, quien ha escogido a Jerusalén! ¡Que el Señor te reprenda, Satanás! ¿No es este hombre un tizón rescatado del fuego?».3 Josué estaba vestido con ropas sucias en presencia del ángel.

Zacarías en el capítulo tres tiene una visión referente al sumo sacerdote Josué. Lo que ve Zacarías es a Josué en una especie de juicio. Estaba ante el ángel del Señor y a la derecha de Josué aparece alguien a quien llama Satanás. Satanás significa el adversario o el acusador.

De hecho, aquí la palabra satanás es más como una descripción que un nombre, de hecho, a la palabra satanás le precede un artículo, debiendo leerse “el satanás”, “el acusador”, “el adversario”.

¿Y qué está haciendo “el satanás”? Está acusando a Josué ante Dios porque no es digno de servir como sacerdote. No está purificado, sino todo lo contrario. Dice el texto que Josué estaba vestido con ropas sucias, inmundas y así no podía servir delante del Señor.

Y era cierto, en esas condiciones, Josué no podía ministrar delante del Señor. Y así es en nuestras vidas. Nuestro pecado es peor que ropas sucias. Nuestro pecado estorba todo lo que hacemos. Necesitamos ser purificados antes de poder dar cualquier paso.

Y es precisamente lo que el Señor hace con Josué. Dice Zacarías 3:4-5 Así que el ángel dijo a los que estaban allí, delante de él: «¡Quítenle las ropas sucias!». Y a Josué dijo: «Como puedes ver, ya te he liberado de tu culpa; ahora voy a vestirte con ropas de gala». 5 Yo dije: «¡Pónganle también un turbante limpio en la cabeza!». Y pusieron en su cabeza un turbante limpio y lo vistieron, mientras el ángel del Señor permanecía de pie.

¡Qué acto tan maravilloso de gracia! Josué está allá nada más paradito. Es una realidad que sus ropas son inmundas, no tiene nada que ofrecer, nada que aportar. Pero en ese momento cuando el acusador estaba haciendo lo que mejor sabe hacer, el ángel del Señor dice unas palabras maravillosas y de gracia y dijo: ¡Quítenle las ropas sucias!

Hay que retirar las ropas sucias, pero es algo que el mismo Josué no puede hacer por sí mismo, sino esto vino de fuera de sí mismo. Alguien más le quitó la ropa sucia. Y no sólo es quitar la ropa sucia, sino también le dicen: “voy a vestirte con ropas de gala”.

La vestimenta sacerdotal era muy vistosa y hermosa. Era cuidado cada detalle de las vestiduras. Le ponen el traje sacerdotal para días super especiales y le ponen además el turbante sacerdotal o la mitra que era también muy particular, como lo describe Deuteronomio 28:36-37 donde dice: »Haz una placa de oro puro y graba en ella, a manera de sello: consagrado al Señor. Sujétala al turbante con un cordón color azul, de modo que quede fija a este por la parte delantera.

En el frente este turbante llevaba esa inscripción: “Consagrado al Señor” o “Santidad a Jehová”.

¿Vemos ese cambio tan contrastante? Cuando empieza la visión, Josué está siendo acusado y vestido de ropas sucias y viles y al final, Josué está vestido con las vestiduras sacerdotales de gala y con su turbante que viene sellado con la realidad de su propósito en la vida…es del y para el Señor.?

¿Y qué hizo Josué? ¡Nada! ¿Y qué hizo el Señor? Todo. El Señor es quien nos purifica para su servicio.

Niños que están tomando notas del sermón, dibujen a Josué con su ropa sucia y luego a Josué con su ropa de gala dada por Dios. Eso es lo que Dios hace con nosotros.

No somos Josué, ni somos sacerdotes del posexilio, pero como parte del pueblo del Señor necesitamos lo mismo que necesitaba Josué para ser un instrumento para la renovación del pueblo. Necesitamos ser purificados para ser instrumentos útiles en la renovación del pueblo de Dios.

Y como en el caso de Josué, también en nuestro caso, esta purificación es por gracia. Es por la obra perfecta de Jesús a nuestro favor, que tomó nuestras ropas sucias llenas de pecado sobre sí mismo y por su muerte por nuestros pecados y su resurrección, nos reviste ahora con su justicia perfecta a todos los que nos identificamos con él por medio de la fe.

Ya estamos revestidos de su ropa de gala y tenemos el sello sobre nuestra frente que dice: “consagrado al Señor”. Ya somos de él y para él. Y por eso somos llamados a vivir de esa manera que le agrade solo a él, en obediencia a su palabra.

La purificación que Dios hace de sus instrumentos, los prepara para servir en el reino y ser agentes de renovación en su pueblo.

Como dice Apocalipsis 1:5-6: Al que nos ama y que por su sangre nos ha librado de nuestros pecados, al que ha hecho de nosotros un reino, sacerdotes al servicio de Dios su Padre, ¡a él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén.

Por la obra de gracia en Jesucristo, ahora purificados somos puestos por Dios para ser instrumentos de renovación en su pueblo.

Dios nos posiciona para su servicio, Dios nos purifica para su servicio, pero Dios hace algo más, en tercer lugar, Dios nos empodera para su servicio.

Dice Zacarías 4:6-9: ». 6 Así que el ángel me dijo: «Esta es la palabra del Señor para Zorobabel: »“No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu —dice el Señor de los Ejércitos—. 7 ¿Quién te crees tú, gigantesca montaña? Ante Zorobabel te convertirás en llanura. Y él sacará la piedra principal entre gritos de: ¡Dios la bendiga! ¡Dios la bendiga!”».

8 Entonces la palabra del Señor vino a mí y me dijo: 9 «Zorobabel ha puesto los cimientos de esta casa y él mismo terminará de construirla. ¡Así sabrán que me ha enviado a ustedes el Señor de los Ejércitos!

Ahora es un mensaje de ánimo para Zorobabel y aunque le dicen las cosas grandiosas que se lograrán por su trabajo, comparándolo como con aplanar una montaña gigantesca, y la promesa de que así como puso la primera piedra en los cimientos del templo así mismo lo va a ver concluido plenamente, le animan diciendo que ese poder para lograr lo que parece imposible, no viene de él mismo.

Le dicen a Zorobabel que para completar está monumental tarea no se logrará a través de alguna fuerza o poder humanos, sino será sólo por el Espíritu de Dios.

Hacía 16 años la fuerza y poder humanos no pudieron realizar la tarea, pero esta vez, puesto que el Espíritu Santo vendrá a llenar de poder a su pueblo, entonces, la tarea se completaría totalmente para la gloria de Dios.

Al final, Zorobabel no se lleva las palmadas ni la gloria, sino sólo Dios, pues fue solo por el poder de su Espíritu que la obra se completa.

Al final, Josué no se lleva las palmadas ni la gloria, sino solo Dios, pues fue solo él quien lo purificó y revistió de santidad por gracia.

Ellos fueron instrumentos en manos de un gran Dios quien estaba renovando a su pueblo. Así también con nosotros, toda la gloria se la lleva el Señor en todo lo que hagamos en su nombre como su pueblo.

Es solo por su Espíritu que los corazones son alcanzados y transformados por el poder del evangelio. Es solo por el poder de su Espíritu que podemos ser testigos del Señor en judea, samaria y hasta lo último de la tierra.

Todo lo que como iglesia podemos hacer en cualquier esfera de la vida es sólo porque hemos sido empoderados por el Santo Espíritu que está con nosotros todos los días hasta la venida de nuestro Señor.

En esto debemos cobrar ánimo y ser parte de lo que Dios está haciendo a nuestro alrededor a través de instrumentos que el posiciona, purifica y empodera para hacer su obra en la tierra. Porque Nuestro Dios prepara los instrumentos para la renovación de su pueblo.

Zorobabel y Josué fueron grandes instrumentos para la renovación de la comunidad del posexilio, cumplieron su propósito y al final, aunque el templo se reconstruyó y la ciudad se levantó, esta renovación del pueblo no fue el cumplimiento final de lo que Dios estaba haciendo en su pueblo.

Para ese cumplimiento final al mismo Zacarías le fue revelado lo que Dios iba a hacer.

Zacarías 3:8-10 dice: 8 »”Escucha, Josué, sumo sacerdote, y que lo oigan tus compañeros que se sientan en tu presencia y que son símbolos de lo que vendrá: Estoy por traer a mi siervo, estoy por traer al Renuevo. 9 ¡Mira, Josué, la piedra que ante ti he puesto! Hay en ella siete ojos y en ella pondré una inscripción. ¡En un solo día borraré el pecado de esta tierra!”, afirma el Señor de los Ejércitos.10 »“En aquel día —afirma el Señor de los Ejércitos—, cada uno de ustedes invitará a su vecino a sentarse debajo de su vid y de su higuera”».

Josué y sus compañeros sacerdotes eran símbolos o señales de alguien más que vendría más adelante. Dios dice que traería a su “siervo”, y que traería al “renuevo” y que había puesto “una piedra”.

El Siervo sufriente de Isaías 53, El renuevo del tronco de Isaí de Isaías 11 y la piedra angular de Isaías 28, todas apuntan a una persona en la Historia de la redención y es nuestro Señor Jesucristo.

La promesa fue que a través de este “en un solo día se iba a borrar el pecado de la tierra”. Jesucristo cumplió esto al morir una vez y para siempre, logrando la salvación total de aquellos por los que se entregó.

Este siervo, este renuevo, esta piedra angular, que es nuestro Señor Jesucristo es el Rey, el Sacerdote y Profeta, dispuesto y preparado por Dios para restaurar todas las cosas y para renovar todas las cosas. De modo que si alguno está en Cristo es parte de una nueva creación.

Zacarías sólo alcanzó a ver el cumplimiento parcial de su profecía en la obra de Zorobabel y Josué. Pero nosotros tenemos la gran bendición de ser testigos en este mundo de la obra completa de redención y renovación a la que Zacarías se refería porque hemos conocido a Jesucristo y podemos ver el cuadro completo por su gracia.

Así que hermanos, con más razón, ahora en Cristo Jesús, podemos ser instrumentos de renovación donde estemos porque por su obra perfecta, el Señor nos prepara para esta tarea a través de ir y hacer discípulos a todas las naciones porque nuestro rey, sacerdote y profeta Jesucristo tiene toda autoridad en el cielo y en la tierra.

Animémonos y salgamos de este lugar sabiendo que en Cristo hemos sido posicionados, purificados y empoderados para ser instrumentos de renovación en el reino para la gloria de Dios.