Encontrando Nuestra Verdadera Identidad en Cristo
Mis queridos hermanos y hermanas, hoy quiero hablarles de algo muy especial: nuestra identidad en Cristo. Esto es como cuando miramos al cielo y vemos las estrellas brillando; cada estrella tiene su lugar y su propósito, así como nosotros en Cristo.
**I. Somos como Mariposas Transformadas**
Imagínense una oruga transformándose en mariposa. Así somos nosotros en Cristo. La Biblia dice en 2 Corintios 5:17 que si estamos en Cristo, somos una nueva creación. Las cosas viejas pasaron; ahora todo es nuevo. En Cristo, dejamos atrás nuestro pasado, como la oruga deja su capullo, y nos convertimos en algo hermoso y nuevo.
**II. Somos Hijos del Rey del Universo**
En Romanos 8:16-17, la Biblia nos dice que somos hijos de Dios. Imagínense eso, ¡somos hijos del Rey del Universo! Eso nos hace muy especiales. No somos cualquier cosa; somos parte de la familia de Dios. Y como hijos de un Rey, tenemos herencia y promesas que Él nos ha dado.
**III. Somos como Faros en la Noche**
Jesús nos dijo en Mateo 5:14 que somos la luz del mundo. Es como ser un faro en una noche oscura. Nuestra vida en Cristo brilla y muestra el camino a otros que están perdidos o tristes. Nuestra luz, que viene de Jesús, puede guiar a otros hacia el amor y la esperanza.
**IV. Somos Fuertes con la Fuerza de Dios**
En Romanos 8:37, nos recuerdan que somos más que vencedores. Esto significa que, con Jesús, podemos enfrentar cualquier problema o dificultad. Aunque a veces la vida es dura, con Jesús somos fuertes, como David cuando venció a Goliat.
**V. Somos Representantes de Jesús**
Como embajadores de Cristo, según 2 Corintios 5:20, somos como representantes de Jesús aquí en la tierra. Nuestras palabras y acciones deben mostrar el amor y la bondad de Dios. Tenemos la tarea de compartir el mensaje de amor de Dios con los demás.
**VI. Somos Trabajadores en el Huerto de Dios**
Y finalmente, Jesús nos dice en Mateo 9:37-38 que somos trabajadores en su viña. Esto es como ser jardineros en el huerto de Dios. Cada uno de nosotros tiene una tarea especial en compartir el amor de Dios y en ayudar a crecer su jardín, que es el mundo.
**Conclusión**
Amigos, en Cristo somos transformados, somos valiosos, somos luz, somos fuertes, somos sus representantes, y somos trabajadores en su huerto. No importa de dónde venimos o qué hacíamos antes. En Cristo, todos somos importantes y tenemos un propósito especial. Que esta verdad llene nuestros corazones y nos guíe cada día.
Amén.