Esta semana un hermano muy conocido y querido de nuestra congregación, publicó en sus redes sociales un hermoso testimonio personal en el que recordaba con gratitud a Dios que hace 26 años llegó a esta comunidad de fe. Y hablaba de cómo Dios ha usado a muchas personas de esta iglesia para su ánimo, fortalecimiento y crecimiento en la fe en el Señor Jesucristo.
Cuando leí su comentario y las fechas que proporcionaba, me emocioné también porque para ese entonces, apenas tenía yo 7 meses como pastor ordenado en mi primer período pastoral en esta amada iglesia. Y me puedo unir a su comentario y gratitud porque Dios ha sido muy bueno y me ha enseñado tanto en todo este tiempo en esta iglesia local.
No sé cuanto tiempo tengas en esta comunidad cristiana local, (que sabemos que no es perfecta), pero nuestra oración es que a través de los esfuerzos de esta tu iglesia, estés siendo fortalecido en tu relación con Dios y sigas siendo desafiado a caminar en tu vida como discípulo de Cristo.
El mes pasado, en nuestra serie, hablamos de los oficiales de la iglesia, y ahora en nuestra nueva serie estaremos hablando de la iglesia.
Es nuestro deseo e intención ser una iglesia fiel del Señor. Este mes estaremos derivando algunas enseñanzas basadas en las epístolas pastorales del apóstol pablo a Timoteo para seguir comprendiendo y aplicando esas verdades que debemos buscar para ser una iglesia como Cristo quiere que seamos. Para ser una iglesia que haga discípulos y estos experimente crecimiento en sus vidas, como atestiguaba en sus redes nuestro hermano.
Queremos ser una iglesia fiel a lo que el Señor muestra en la Escritura que debemos ser como discípulos del Señor. Hoy comenzamos reflexionando en una de las características más importantes de una iglesia fiel: Una iglesia fiel enseña con pureza el evangelio.
Si te hiciera la pregunta: ¿Por qué te has unido a esta iglesia local? ¿Por qué sigues reuniéndote con esta iglesia local? Gracias al Señor, en la ciudad hay muchas iglesias cristianas locales a las cuáles pudieras unirte, ¿Por qué esta?
Quizá la razón sea porque es la que te queda más cerca. O porque es la que tiene el culto más corto. O porque sus horarios de reunión te acomodan. O bien, porque aquí viene tu familia o tienes amigos. O porque como dice el dicho: es mejor malo conocido, que bueno por conocer.
En fin, no sé cuál sea la razón de fondo por la que permaneces o has insistido en conectarte con esta iglesia, pero con todo mi corazón deseo, que por sobre toda otra razón muy válida que pudieras tener, la que sea para ti la más fuerte o sólida sea porque estás encontrando en esta iglesia una enseñanza bíblica, sólida y edificante en todos los contextos en los que eres expuesto a la palabra del Señor en nuestra comunidad, llámese el culto, los grupos pequeños, los eventos de los ministerios, los tiempos de oración, las conferencias que se han ofrecido, la consejería y cualquier otro contexto de enseñanza en nuestra iglesia.
Una iglesia fiel se reconoce por su enseñanza. Esta es una de las primeras características que debemos considerar respecto a toda comunidad que dice ser una iglesia conformada por discípulos de Cristo.
Quizá nos puedan atraer las instalaciones donde se reúne una iglesia o lo entretenidas que sean las reuniones, o la organización o el ambiente relacional del grupo, pero, aunque no queremos menospreciar estos aspectos, no deberían ser nuestro criterio principal a la hora de considerar a qué iglesia debo unirme, sino la pregunta más importante es ¿Qué enseña esta iglesia? ¿Está siendo fiel al evangelio de Jesucristo en su enseñanza? La enseñanza es un aspecto esencial que marca la fidelidad de una iglesia.
Si algún día llegas a la conclusión sincera de que esta iglesia se ha desviado de la enseñanza del evangelio de Jesucristo, yo mismo te ruego que te apartes y busques un cuerpo de creyentes donde se predique el verdadero y puro evangelio de Cristo. Así de importante y crítica es la enseñanza en una iglesia. Una iglesia fiel enseña con pureza el evangelio.
Para reflexionar sobre esta característica de la iglesia fiel vamos a considerar dos pasajes tomados de las epístolas paulinas pastorales a Timoteo. Prepara tu Biblia en 1 Timoteo 1 y 2 Timoteo 4.
Las epístolas a Timoteo nos dejan ver el cuidado pastoral que era necesario para el rebaño del Señor. Pablo da grandes enseñanzas a este joven pastor, llamado Timoteo, que había dejado encargado de la iglesia en Asia Menor. A través de sus enseñanzas y consejos pastorales podemos ir comprendiendo lo que es importante para las iglesias en su funcionamiento, características y prácticas.
Por eso, este día, consideraremos cuatro verdades acerca del lugar que tiene la enseñanza en una iglesia local. Para que prestemos mucha atención en la vida diaria a este aspecto que no debe faltar ni flaquear en una iglesia fiel del Señor Jesucristo.
Primero, La enseñanza es un asunto serio.
1 Timoteo 1:3-7: 3 Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, 4 ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora. 5 Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, 6 de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería, 7 queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman.
En esta epístola llena de consejos e indicaciones para el joven pastor, el apóstol no pudo retrasar más el asunto principal que quería tratar con su discípulo. Inmediatamente después del saludo, salta al asunto más serio que tenía que tratar.
Le recuerda el encargo más importante que le dejó en Éfeso cuando tuvo que marcharse hacia Macedonia: Timoteo tenía que ser firme en parar falsas enseñanzas que algunos, quizá autonombrados maestros, estaban filtrando entre el rebaño del Señor.
Estas enseñanzas falsas eran contrarias al evangelio puro de Jesucristo y sólo estaban produciendo disputas, pleitos, conflictos. No edificaban un corazón limpio, una conciencia buena y una fe no fingida. Sino que estaban desviando a la grey hacia palabrerías inútiles.
No sabemos con precisión qué eran estas enseñanzas en específico, pero quizá era una suerte de tradiciones judaicas mezcladas con ideas gnósticas. Sea como fuere, no era el evangelio puro que la iglesia había recibido y esta desviación en la grey causada por la falsa enseñanza era un asunto serio que tenía que ser atendido con diligencia y firmeza. Para esto se había quedado Timoteo en Éfeso cuando Pablo se marchó.
En el mismo capítulo 1 se mencionan abiertamente los nombres de dos de estos maestros que infiltraban enseñanza falsa, Himeneo y Alejandro, a los cuales se les había tenido que aplicar la pena máxima de la disciplina eclesiástica, que es ser entregado a Satanás o excluido de la comunidad del pacto. Todo esto debido a las enseñanzas falsas que esparcían por el rebaño del Señor.
Lo que se enseña en una iglesia no es cosa trivial, sino muy seria. La enseñanza forja a una comunidad. Por lo mismo, la iglesia debe ser muy seria, cuidadosa y firme en cuidar qué se enseña, quién enseña y cómo se enseña.
No podemos bajar la guardia y ser laxos, negligentes o indulgentes con este asunto de la enseñanza; sino siempre debemos estar alertas de lo que se enseña.
En virtud de lo serio que es el asunto de la enseñanza, la supervisión y la rendición de cuentas no debe ser una rareza en nuestra iglesia, sino debe ser lo más cotidiano y normal en todos los foros de enseñanza en nuestra iglesia. No debe incomodarnos o tomarnos por sorpresa si hay cuidados diligentes por supervisar a los que enseñamos en cualquiera de los contextos de ministerio dentro de la iglesia.
Al contrario, es una bendición estar bajo el cuidado de la iglesia, pues la enseñanza es cosa seria. Tan seria que en la Biblia hasta expulsados hubo por haber enseñado algo diferente al evangelio puro de Jesucristo. Tomemos con seriedad el asunto de la enseñanza.
Pero la enseñanza no sólo es un asunto serio; sino también, en segundo lugar,
La enseñanza es un asunto prioritario.
Dice 2 Timoteo 4:1-2, Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
Notemos qué palabras introductorias preceden a la instrucción a Timoteo. Pablo le hace un encargo a Timoteo, pero este encargo se hace poniendo a Dios y al Señor Jesucristo como testigos, se hace delante de ellos. Y más aún, se hace énfasis en Jesucristo, no tanto como salvador, sino como Señor que juzgará a todos, vivos y muertos, cuando venga como rey. O sea, esta indicación no es cualquier cosa, sino un asunto muy serio, tanto que se hace delante de Dios y de Jesucristo.
¿Cuál es ese encargo que tiene tanto peso? ¿Qué es ese encargo tan importante que hace que Pablo interponga toda la batería pesada?
El encargo tan prioritario es Predica la Palabra. La enseñanza es un asunto prioritario. Si hay algo que un siervo de Dios debe hacer, y para tal caso, la iglesia del Señor, es precisamente, predicar la Palabra. La enseñanza es un asunto prioritario para los discípulos del Señor. Es tan prioritario que hasta es materia del día del juicio.
Predicar la Palabra es tan prioritario que ha de hacerse cuando estemos en la mejor de las circunstancias y también, aunque no estemos en circunstancias ideales. A tiempo y fuera de tiempo. Mientras haya una oportunidad, la iglesia fiel debe predicar la Palabra de Dios.
Nada nos debe distraer. Como iglesia nos podemos distraer con cosas que no son prioridad. Podemos pasar mucho tiempo decidiendo en diseños de edificios, o colores de paredes, o la comodidad de asientos, en vez de abocarnos a la enseñanza de la Palabra.
De hecho, cuando la iglesia deja de predicar la Palabra como su prioridad, se va debilitando y enredando cada vez más en cosas secundarias que desvían su atención a lo importante.
Por eso el apóstol exhorta a Timoteo, redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. La enseñanza en la iglesia viene en varios formatos y contextos. A veces presentamos defensa de la verdad, a veces confrontamos a las personas con la verdad y otras muchas, animamos con la verdad. Pero siempre todo se debe hacer perseverantemente y con sana doctrina o enseñanza.
La enseñanza es prioridad para una iglesia fiel de Cristo. Por eso, en el contexto de nuestra iglesia local, la enseñanza tiene este lugar prioritario. Por eso, te animamos a que no sólo te quedes con la enseñanza dominical en los cultos, sino estés siendo diligente en aprovechar todos los demás recursos que tu iglesia provee, tales como los devocionales A solas con Dios, los grupos pequeños de conexión, de comunidad y de discipulado, las conferencias que se programan, así como muchas otras oportunidades de aprender en el contexto de nuestra iglesia y en nuestra comunidad cristiana más amplia.
Como iglesia, siempre daremos prioridad a la enseñanza sobre otros aspectos que, aunque importantes, no son la prioridad número uno. Somos llamados a hacer discípulos y esta tarea es la que debe mover a la iglesia fiel de Jesucristo.
Pero la enseñanza no sólo es un asunto serio y prioritario, sino también, en tercer lugar,
La enseñanza es un asunto urgente
2 Timoteo 4:3-4, Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.
Ya desde tiempos del apóstol se daba este fenómeno de que la gente no quiere oír la verdad porque les resulta muy fuerte, muy rígida, muy insufrible, sino le gusta más escuchar cosas dulces al oído, cosas que les levanten sus emociones, aunque no correspondan a la verdad, cosas que los entretengan en vez de que los confronten.
Esta realidad es patente, por lo que la enseñanza se vuelve algo urgente. No hay que esperar para después, porque la tendencia del mundo va en esa dirección de no poder soportar o desear la sana doctrina, sino prefieren las fábulas y las mentiras.
Dice el texto que se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias (deseos desordenados). Hoy día no tienes que ir a un lugar en específico para escuchar a los maestros, basta con que enciendas tu dispositivo y eres expuesto a toda clase de enseñanza de maestros que te enseñarán de acuerdo con sus propias concupiscencias.
Te dicen qué pensar, qué creer, cómo vestir, cómo relacionarte, cómo vivir tu sexualidad, qué debes tolerar y qué no, cuál es tu identidad, qué es la felicidad, qué es lo importante, qué es lo valioso, etc. La imagen es vívida: se amontonarán, se apilarán, se aglomerarán maestros falsos. Y nuestros jóvenes, y nosotros mismos, están siendo enseñados sistemáticamente en dosis fuertes diarias.
Por eso la enseñanza de la Palabra de Dios es urgente, porque ¿cómo podremos distinguir la verdad de la mentira, si no somos expuestos a la verdad? ¿Cómo podremos ser sabios en este mundo de tinieblas si no hay luz verdadera en nuestras vidas?
La enseñanza del evangelio directa, insistente y constante no es algo que pueda esperar, el mundo sigue avanzando en su adoctrinamiento sistemático y nosotros no podemos quedarnos pasivos viendo que pasen las cosas. La enseñanza verdadera del evangelio en todos los lugares, en todos los contextos es el antídoto contra el veneno que es inyectado diariamente a nuestros corazones y mentes.
Es urgente que como Padres seamos intencionales en prepararnos para enseñar la palabra a nuestros hijos. Por cierto, el ministerio infantil estará ofreciendo cursos para padres, no te quedes sin estas oportunidades de aprendizaje para prepararte en la tarea más importante de un padre: enseñar la Palabra a sus hijos.
Como creyentes en Cristo, la enseñanza de la palabra es algo urgente. No podemos bajar la guardia, la luz debe brillar en las tinieblas.
Pero la enseñanza no sólo es un asunto serio, prioritario y urgente, sino, en cuarto y último lugar,
La enseñanza es un asunto que debe ser perpetuado
2 Timoteo 4:5-7: 5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.6 Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
En la segunda epístola a Timoteo, el apóstol Pablo ya visualizaba su pronta partida para estar con el Señor. Sabía que sus días en la tierra estaban contados, pronto tendría que dejar el ministerio de enseñanza que con tanto ahínco había desarrollado. Por eso, insta a su hijo espiritual, a su amado Timoteo a continuar y perpetuar lo que había recibido de sus antecesores.
Por eso le dice a Timoteo, la enseñanza que has recibido hazla llegar más allá de ti, aunque haya aflicciones en el camino, aunque sea difícil, sigue perpetuando lo que has recibido, haz la obra de compartir la enseñanza del evangelio, cumple aquel llamado que te ha hecho el Señor.
¿Por qué le dice esto Pablo? ¿Será que Timoteo se estaba volviendo flojito en su labor? Notemos que Pablo le dice porque la insistencia: Porque yo ya estoy por ser sacrificado.
Timoteo, ya pronto me voy ¿Y cómo continuará esto? Te toca a ti ahora perpetuar la enseñanza que has recibido. La enseñanza no se puede quedar con nosotros sino debe llegar a más personas y más generaciones.
Esa cadena de enseñanza nos ha traído el evangelio hasta nosotros. En la providencia y gracia de Dios, personas como Timoteo cumplieron con su parte y enseñaron a otros, y estos a otros, y aquellos a otros más, y así en una cadena ininterrumpida llego el evangelio hasta tu vida, tu familia, tu ciudad.
Ahora nos toca a nosotros perpetuar lo que hemos recibido ¿cómo? enseñando el evangelio a alguien más. Para que un día podamos decir como el apóstol: He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
Tú y yo somos eslabones de esa cadena que Dios ha establecido para que el mensaje de Jesucristo llegue más allá de nosotros a otras personas y otras generaciones, por eso la enseñanza del evangelio. es algo tan serio, tan prioritario, tan urgente y tan especial que debe llegar hasta lo último de la tierra.
Hermanos una iglesia fiel enseña con pureza el evangelio. La enseñanza fiel del evangelio no puede faltar en una iglesia que se llame a sí misma iglesia del Señor Jesucristo. Por eso hermanos, como iglesia local, no queremos quitar el dedo del renglón.
Si eres parte de esta iglesia, deseamos que entres a la cultura del discipulado. Es decir, a esta actitud ante la vida de que siempre estás listo y dispuesto para pasar a alguien más lo que has recibido, en diferentes etapas, en diferentes contextos, pero siempre listo para ayudar a alguien a dar un siguiente paso en su relación con Dios a través de la enseñanza del evangelio.
Mírate a ti mismo como un discípulo que hace discípulos. Eso es lo que anhelamos ser, una iglesia que discipula, una iglesia que está convencida de que la enseñanza es seria, prioritaria y urgente de tal forma que los creyentes están dispuestos a invertir sus vidas en la vida de alguien más con tal de que siga avanzando en su relación con Cristo.
Que el Señor nos ayude a seguir creciendo como una iglesia fiel, como iglesia cuyos miembros son fieles en enseñar con pureza el bendito evangelio de Jesucristo para la gloria de Dios.