¡Socorro!
El clamor a los cristianos dormidos.
El ministerio está sufriendo por falta de ayuda.
El porcentaje de cristianos trabajando en el campo misionero es cada vez un poco menos.
Estamos en los últimos tiempos y nadie quiere moverse para alcanzar un mundo perdido.
El apóstol Pablo nos da el ejemplo de un misionero quien clamaba por apoyo en tiempos de mucha necesidad.
I. ¡Ayúdame! Necesito donde hospedarme. Philemón 1:22
Y asimismo prepárame también alojamiento; porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido.
- Le faltaba un lugar adecuado para pasar un tiempo.
II. ¡Ayuda! Que alguién ore por mi. Col. 4:18
Las salutaciones de mi mano, de Pablo. Acordaos de mis prisiones. La gracia sea con vosotros. Amén.
III. Apóyeme. Clame a Dios que me ayude a ministrar con eficaz. Efe. 6:19,20
19 y por mí, para que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio;
20 por el cual soy embajador en cadenas; para que en ellas hable osadamente, como debo hablar.
IV. ¡Atiéndame! Venga pronto. Traigáme el abogado. Tito 3:12,13
12 Cuando enviare a ti a Artemas o a Tíquico, apresúrate a venir a mí a Nicópolis; porque allí he determinado pasar el invierno.
13 A Zenas doctor de la ley, y a Apolos, encamínales con solicitud, de modo que nada les falte.
V. ¡Socorro! Siento desamparado.
2 Tim. 4:9-11,13,21
9 Procura venir pronto a mí;
10 porque Demas me ha desamparado, amando este mundo presente, y se ha ido a Tesalónica; Crescente a Galacia, Tito a Dalmacia
11 Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo; porque me es útil para el ministerio
13 Trae, cuando vinieres, el capote que dejé en Troas con Carpo; y los libros, mayormente los pergaminos.
21 Procura venir antes del invierno.
Pablo suplica que los hermanos vengan, y que le echen la mano.